Dwyane Wade, la estrella cristiana de la NBA a la que Jordan dio su bendición
Eclipsado en parte por sus compañeros de generación, Lebron James y Carmelo Anthony, durante algunos de sus mejores años pudo ser considerado el mejor jugador del mundo
El día que Dwyane Wade fue elegido en quinta posición del draft de 2003 por Miami Heat celebró una fiesta. Era una de las grandes estrellas universitarias de aquel año extraordinario, en el que también estaban Lebron James y Carmelo Anthony. Alguien vino a decirle que Michael Jordan estaba fuera y que no le dejaban entrar. Wade salió a la calle sin poder creer lo que oía, pero allí estaba el mejor jugador de todos los tiempos que «solo» había venido a felicitarle.
«Solo quería venir y mostrarte un poco de amor. Felicidades por ser reclutado», contó que le dijo Jordan. «¿Quieres entrar?», contó Wade que le respondió, casi atónito, cuando Michael le dijo: «No, no, estoy bien. Solo vine a mostrarte un poco de amor», antes de marcharse en su moto. Dwayne Wade fue el número cinco del draft de aquel año, pero fue el único novato que recibió la visita del más grande, un reconocimiento tácito que va mucho más allá de la cortesía. Ni Lebron, ni Carmelo, ni Milicic, ni Chris Bosh, su futuro compañero en los Heat recibieron esa atención. Jordan fue a darle la bienvenida a Dwyane como si hubiera visto en él, más incluso que en Lebron, a su sucesor.
La temporada de los rookies fue protagonizada por el número uno y el tres, Lebron y Carmelo, que mantuvieron la pugna por ser el mejor recién llegado del año hasta el final. Dwyane quedó en tercera posición, pero alejado de sus dos compañeros de generación. La explosión del número 3 de los Heat (el número se corresponde con su fe cristiana y representa a la Santísima Trinidad) llegó más tarde que la de sus dos amigos. Al año siguiente, las prestaciones del chicagüense le convirtieron en All Star, y desde entonces ya no paró. Dwyane (en realidad sus padres quisieron ponerle Dwayne, pero se equivocaron al escribirlo en el registro y decidieron dejarlo como estaba) fue el menos precoz y también el menos longevo de la suerte de triunvirato que formó con James y Anthony, pero el poderío de sus mejores años pudo perfectamente considerarle durante algunos de ellos el mejor jugador del mundo.
Las lesiones tuvieron que ver con el menor alargamiento de su carrera en comparación a los otros dos, quienes siguen en activo (también son tres años más jóvenes que él), pero, primero junto a Saquille O'Neal, y después en la época del Big Three de Miami (Wade, Lebron y Bosh) fue campeón de la NBA, MVP de las finales, campeón olímpico en Pekín y obtuvo otros muchos reconocimientos individuales, como algunas de las mejores y más decisivas actuaciones en los Playoffs de toda la historia. Una verdadera estrella y fuerza de la naturaleza que dio durante el primer año de su carrera el 10% de sus ingresos a su iglesia en Chicago: «Creo firmemente en la Biblia. Creo todo lo que hay allí. Me ha dado tanto, que devolverle el 10 por ciento a Dios no es nada para mí», dijo entonces.
Un héroe para la ciudad de Miami, superhéroe para O'Neal, que lo llamó «Flash», en referencia a Flash Gordon, fue también un hábil defensor, elegido habitualmente en los mejores quintetos defensivos. Su capacidad para taponar fue legendaria con sus menos de 1,95 de estatura. Una carrera inmensa en la que logró más de 20.000 puntos, más de 5.000 asistencias, más de 4.000 rebotes, más de 1.500 robos, más de 800 tapones y más de 500 triples. Los números, como siempre, dicen mucho, pero no todo. Hoy cumple 40 años, después de dos retirado y tras haber adquirido recientemente una participación de los Utah Jazz. Casi veinte después de que Michael Jordan fuese a darle su bendición.