Alemania presenta su firme candidatura a la Eurocopa y sueña con poner fin a la maldición del anfitrión

Había muchas ganas de que arrancara la Eurocopa, pero si alguien tenía todavía más ganas de que el balón echara a rodar esa era Alemania. La mannschaft se ha desquitado de un plumazo la enorme decepción que supuso para ellos caer en la fase de grupos del Mundial de Qatar y sueña con volver a conquistar un europeo que se les resiste desde 1996.

Nada mejor para hacerlo que dominar el partido de principio a fin y así hicieron. Casi no hubo historia. Los germanos salieron desde el minuto 1 con la intención de que el choque quedase finiquitado a las primeras de cambio y Escocia ayudó a ello. El equipo de Steve Clarke salió completamente desdibujado y daba la sensación de estar sufriendo una tortura. 5-1 y el resultado pudo ser más abultado.

Tan solo 10 minutos aguantó Escocia las tablas. Alemania metió una intensidad brutal desde el arranque del encuentro y no tardaron nada en encontrar el premio y reventar el plan escocés, que pretendían estar replegados e intentar cazar algún contragolpe. Wirtz –una de las grandes sensaciones de la Bundesliga– chutó de primeras un balón que le sirvió Kimmich en la frontal después de que éste aprovechara un espectacular cambio de juego de Kroos.

La Tartan Army intentó no perder los nervios conscientes de que quedaba todavía todo el partido por delante. De poco sirvió, pues el vendaval alemán ya había comenzado y ellos apenas tenían con armas para frenarlo. Así las cosas, Havertz sacó a pasear su magia y le regaló el gol a Musiala, que únicamente tuvo que recortar y fusilar a placer.

El VAR pidió protagonismo

A los 20 minutos el partido ya estaba decidido. Escocia estaba totalmente noqueada y únicamente aspiraba a que Alemania se apiadara de ella y dejara de golpearla. Fue ahí cuando apareció el del silbato, Clément Turpin, vio un penalti a favor de los germanos que resultó ser fuera del área y después se tragó uno claro que obligó al VAR a entrar por segunda vez en la noche.

Entrada durísima sobre Gündogan que terminó con pena máxima y Porteous en la calle por roja directa. Más problemas todavía para Escocia y es que Havertz no perdonó y encima iban a tener que afrontar con uno menos toda la segunda parte.

Levantó el pie del acelerador Alemania en la segunda mitad. Cogió el balón y no lo soltó, pero tampoco se lanzó con todo a por el cuarto. Así estuvieron durante 20 minutos, con acercamientos tímidos a la meta de Gunn, pero al final cuando tienes el día los goles caen solos y con un golito más la mannschaft podía conseguir la mayor goleada en un partido inaugural de Eurocopa.

Füllkrug, que acababa de entrar al terreno de juego, se sumó a la fiesta con un balón que se quedó muerto en la frontal del área y que mandó directo a la escuadra de la meta escocesa. Ningún delantero alemán quería quedarse sin su gol.

En busca del quinto

El gol volvió a animar a Alemania y se lanzó a por una goleada aun mayor. De hecho, cerca estuvieron de hacerlo con un nuevo gol de Füllkrug. El ariete germano aprovechó un doble rechace, primero del defensa y luego del portero, para poner el quinto, pero ahí volvió a hacer acto de presencia el VAR para decir que el delantero estaba ligeramente adelantado. Definitivamente no era la noche de Escocia, pero tampoco de Turpin.

Tras ese gol anulado el resultado parecía ya fijo, pero los escoceses –que no habían pasado del centro del campo en todo el partido– colgaron una falta al área sin demasiado peligro y después de varios rechaces una bola que iba fuera golpeó en la cabeza de Rüdiger y se terminó colando en la meta alemana.

Gol extraño y pequeña alegría para los muchos escoceses presentes en el Allianz Arena, pero que no cambia las conclusiones que se pueden extraer de este partido. De hecho, ya se encargó Emre Can de dejarlo claro metiendo el quinto y definitivo. Alemania mete miedo y Escocia es ya candidata a ser la primera selección en hacer las maletas.