La Francia de Mbappé sigue con su cabeza en la campaña electoral y gana gracias a un autogol de Austria

Debutó la gran favorita, Francia. Seguramente el contexto no era el ideal, pues durante los días previos en la selección gala no se había hablado de fútbol. La política y las próximas elecciones acapararon las ruedas de prensa y las palabras de Kylian Mbappé –el capitán– manifestando su rechazo a Le Pen dieron la vuelta al mundo en cuestión de minutos. No era la mejor preparación posible.

Nunca sabremos si la cabeza de los once franceses que saltaron al campo estaba en el partido o en todo el ruido que ha habido en los últimos días. Lo que sí podemos decir es que los de Deschamps no brillaron. Les costó un mundo generar ocasiones y si terminaron ganando fue gracias a su calidad individual y, porque no decirlo, a los regalos de Austria. 1-0 y mucho que mejorar.

El partido arrancó con Francia intentado atacar por banda aprovechando la velocidad de Mbappé y Dembélé. Nada que no se esperase la Austria de Ralf Rangnick, que estaba bien plantada y sin dejar apenas espacios, aunque dejaron uno por donde se coló el nuevo delantero del Real Madrid y solo una gran mano de Pentz pudo evitar que los actuales subcampeones del mundo abriesen la lata.

Esa ocasión, en el minuto 9, fue un rayo de luz en la oscuridad. Los de Deschamps apenas creaban peligro y la táctica parecía buscar a Mbappé a ver si se inventaba algo. Ni siquiera Griezmann, jefe de la sala de máquinas francesa en el Mundial de Qatar, se ofrecía como solución para los suyos.

Así fueron pasando los minutos hasta que Austria tuvo la más clara. Un balón al área que tocó Sabitzer para dejar solo a Baumgarten y que éste rematase a placer, se terminó convirtiendo en un mal control del delantero que aun así consiguió sacar un chut que sacó Maignan con más suerte que acierto.

Perdonar se paga caro

Austria tuvo en sus botas el 1-0 y un minuto después vio como encajaba el 0-1 de la manera más absurda. Una cabalgada de Mbappé en la que buscó un centro hacia Griezmann de repente se encontró por el camino la cabeza de Wöber, que conectó un cabezazo involuntario imposible para su portero.

La segunda parte fue incluso más sosa que la primera. Los de Deschamps especularon con el resultado sin proponer prácticamente nada, y aun así con su calidad individual estuvieron cerca de hacer el segundo gol en alguna ocasión.

La más clara la tuvo Mbappé, quién sino, aunque terminó con uno de los fallos más sorprendentes de su carrera. El delantero de Bondy se presentó totalmente solo delante del partido y tuvo tiempo de hacer cualquier cosa. Optó por jugársela con un disparo con rosca en el mano a mano que se escapó por centímetros. Raro ver a un jugador de su calidad fallar una tan clara.

Golpe a Mbappé y también amarilla

Cada minuto que pasaba sucedían menos cosas y ni siquiera los cambios provocaron un nuevo guion de partido. Otra vez Mbappé fue el protagonista, aunque esta vez no por su fútbol. Kylian saltó con un defensor austriaco en busca del balón, pero terminó chocándose con su hombro y todo apunta a que se ha fracturado la nariz.

El capitán de Francia comenzó a sangrar por la nariz y tuvo que abandonar el campo y dejar a su equipo con 10. Sin embargo, viendo lo corto que era el resultado optó por salir de nuevo, sangrando y sin permiso del árbitro, el español Gil Manzano, para detener el encuentro, ver la amarilla y permitir que entrase Giroud y volver al 11 contra 11.

Todo esto provocó que se añadieran 9 minutos, pero ni siquiera eso sirvió para que Austria intimidara un poco a Maignan. La sensación era la de todo el partido, podían estar dos horas más jugando y el marcador no se iba a mover. Los galones de Francia le sirvieron para ganar el partido, pero mucho tiene que mejorar si quiere esta Eurocopa.