Hombre precavido vale por dos
No se va a repetir lo de los dos últimos campeonatos, pero no conviene caer en la euforia ni vender la piel del oso antes de cazarlo
Estamos clasificados como primeros de grupo. Es lo que cuenta. España va bien. El sábado ganamos a Croacia, una selección que fue tercera en el último campeonato del mundo, que tuvo lugar en 2022. Hoy derrotamos a Italia y hemos asistido a un gran partido. Jugamos muy bien, fuimos superiores, España creó mucho peligro y tuvo un sinfín de oportunidades, muchas más que los italianos. De manera especial Morata, Nico Williams y Fabián. Y el portero italiano salvó a su equipo de una derrota mayor.
Batir a Italia no era en absoluto fácil: cuatro veces campeona del mundo, defiende el título europeo que consiguió en 2021… La rivalidad entre nuestra selección y la italiana es ya histórica. El azar quiso que nos hayamos enfrentado en las últimas cuatro eurocopas.
En 2008, los eliminamos por penaltis y luego ganamos en la final a Alemania. Desde el año 1964 España no se proclamaba campeona de Europa. Estuve presente en aquel partido, que se celebró en Viena, coincidí allí con la canciller Merkel y celebré el triunfo de España como ustedes pueden suponer. Conviene elegir bien a los enemigos.
En 2021 nos enfrentamos a los italianos en el primer partido. Fue en Polonia y acudí invitado por el primer ministro polaco Donald Tusk. El duelo se celebró en Gdansk, localidad natal del primer ministro, un lugar muy conocido porque allí se fundó el sindicato Solidaridad, al frente del cual estuvo el Premio Nobel de la Paz Lech Walesa, más tarde presidente de la República de Polonia. En aquella ocasión España e Italia empataron. Luego ambas selecciones llegaron a la final. España aplastó a Italia: 4 goles a 0, la mayor diferencia en la historia de los campeonatos europeos de fútbol. Fue en Kiev. Estuve en compañía de Mario Monti, primer ministro italiano a la sazón. Me preguntó si iba a ir a la final y le dije que sí. Él también lo hizo, más que nada por si acaso. El fútbol no le divertía mucho. No quedó muy contento y yo, al igual que en 2008, celebré el triunfo con la contención debida.
En los siguientes campeonatos las cosas no fueron igual. En 2016 los italianos nos eliminaron en octavos de final. Yo no estaba en el campo. Y en 2021 nos derrotaron en la tanda de penaltis. Tampoco asistí al partido. Visto lo cual, tendré que desplazarme a Alemania para ver en directo la final del mes de julio.
Volviendo al presente lo cierto es que el horizonte este año se presenta bastante despejado. No se va a repetir lo de los dos últimos campeonatos, pero no conviene caer en la euforia ni vender la piel del oso antes de cazarlo. Nuestra trayectoria es envidiable pero, como es sabido, hombre precavido vale por dos.
Ahora toca Albania. El objetivo es ganar, no se me ocurre otro. También que no haya lesionados y, si además jugamos bien, como hoy, tanto mejor. Por mi parte les diré que sigo siendo optimista y prudente, que no es lo mismo, aunque pueda parecerlo.