LA EUROCOPA DE NARANJITOAntonio R. Naranjo

Que pase el siguiente

España da otra lección y disfruta del banquete italiano y de lo que se le ponga por delante

De primero, unos costrini para abrir boca; luego su poquito de gnocchi al Gorgonzola y para terminar un Macchiato y un limoncello para rebajar. España se comió entero el menú de degustación italiano, dejando la sensación que de que se podía haber tragado, de haberlo necesitado, la versión larga: fue un uno a cero, con gol en propia puerta de Italia, como si fuera Begoña Gómez presumiendo de ejemplaridad mientras le asoma Barrabés por las costuras de la falda, pero pudo ser un cuatro a cero o un seis a uno.

España se ganó hace tiempo, desde el gol de Iniesta, el derecho a ser favorita aunque tuviera las mismas opciones que VOX de ganar un recurso en el Tribunal Constitucional, y gana partidos con el peso de la camiseta incluso cuando echa órdagos a grande con dos pitos y un seis de postre.

Esta vez iba con figuras y se comportó a la altura: hizo picadillo a la orgullosa tierra de Garibaldi, Leonardo y toda la saga de los Medici con un conjunto de futbolistas casi anónimos que tocan el balón como compone Van Morrison partituras y canciones de góspel, soul, folk o rock.

Échame el ganado que quieras, que yo lo toreo y le arranco dos orejas, el rabo y la lista de los Reyes Godos de carrerilla, con el amigo Ataúlfo al frente: España es favorita porque ataca como ataca como Wellington en Waterloo, defiende como Ucrania en Crimea y hace piña como Lionel Ritchie y Michael Jackson en We are the world.

Nos hemos zampado los macarrones sin pestañear. Y ahora toca soñar, que de momento es gratis y no activa alarmas del Ministerio de Hacienda.