LA EUROCOPA DE NARANJITOAntonio R. Naranjo

Y ahora a invadir Alemania

España no tiene techo: ni de gasto público ni deportivo

Albania tuvo un Rey que no era del todo Rey, medía dos metros, fue expulsado por Mussolini y acogido por Franco. Por resumir en pocas palabras una biografía no mayor y no mejor que la de Begoña Gómez.

Y se pasaba por La Zarzuela de cuando en cuando a molestar a Juan Carlos I, dice la leyenda que con una escopeta por si se animaba a cazar. Así era Zog I, un nombre que ya presagiaba su destino: vale para un perro, un koala o un hámster, pero no para un monarca como Dios manda.

Luego vino Enver Hoxa, que era un poco como Pedro Sánchez pero en albanés: fundó la República Socialista de Albania, y allí estuvo 40 años haciendo muy bien lo típico de un buen socialista, con su poquito de represión y de empobrecimiento.

Y así llegamos a Romina y Albano, que no era de Albania pero venía bien para terminar este artículo de fútbol sin necesidad de perder demasiado tiempo en el partido contra España, que acabó como empezó: dando igual.

Ganamos porque no podíamos perder o perdimos porque daba igual ganar, salvo por ese valor que un día tuvo sentido y hoy, en la era de los influencers y el lenguaje inclusivo, ha quedado en desuso: el prestigio, esa antigualla reaccionaria y clasista para tanta víctima de la LOGSE que triunfa en esos mundos virtuales de Dios.

Lo importante, vayamos al grano, es lo de Alemania, que juega en Alemania, con la camiseta de Alemania y apellidos típicos de Alemania, con muchas zetas y no menos erres, pero se parece al Brasil de Sócrates en algo importante: perderá el partido de verdad.

Es decir, contra España. Hace tiempo que nos libramos del sentido de la fatalidad, aquel del gol a Arconada, la nariz de Luis Enrique y los gritos frustrados de Michel, y logramos ese nirvana ganador que solo logran las selecciones campeonas.

La vieja Deutschland, que siempre jugó como si fuera a invadir Polonia y ahora lo hace inspirada en la agenda 2030 de Von del Layen, no es rival para este grupo de Menores Bien Acompañados que se ha sacado España de una chistera sin fondo, con conejos de 16 años y de 34 que se saben todos los trucos de magia.

Que tiemble Prusia, cuando el próximo domingo se supere el trámite contra Georgia la República Checa o quien tenga muy mala suerte, que llegan los Tercios de Flandes con 11 Duques de Alba con ganas de fiesta. Porque España no tiene techo: ni de gasto público y deuda, con el Pelé de La Moncloa, ni deportivo, con Nico Williams y toda la banda.