La mujer en el juzgado y el marido, en el fútbol. ¡España!
Vimos lo esperado: el primero que mejor ha jugado lo hacía mejor que el segundo. Que no está lejos, pero sí lo suficiente para que le resultara imposible ganar
Fue un día españolísimo este inolvidable 5-J. Pudo ser ibérico, pero no. Se quedó en muy español. No, no podíamos perder. Ganábamos. Seguro. Bueno, si ponen antes al tanque Füllkrug, no sé, no sé. Pero había un intangible definitivo a favor: la mujer en el juzgado y el marido, en el fútbol. Hay imágenes. Del marido. ¡Como siempre! No, un día tan español no se iba a torcer.
Me devolvió a la infancia. De niño me llevaban al fútbol mi padre y sus amigos, la mayoría de sus señoras no nos acompañaba. No, en el juzgado no estaba, ninguna. En el campo, contadas. Mi madre, una adelantada, pocas más. La imagen me serenó. Esto no lo perdemos. Se me aparecieron Amancio, Pereda, Marcelino, Suárez, Lapetra, Zoco, Fusté, Calleja, Olivella, Rivilla, Iríbar, los rusos… Los de la Primera. Los de las otras dos, también.
Y así fue. Con suspense en el marcador en plan homenaje al torneo: la Eurocopa para España y Alemania arrancaba este jocoso primer viernes de julio. No era procedente que la cosa acabara 0-3, 3-0… Cuidar el producto, diría Tebas. España debió ganar sin llegar a la prórroga. Una alemanada en el 89 les dio un empate muy propio de la llamada ‘Mannschaft’, especialista en meter goles cuando el partido termina. Junto a Italia, los amos.
Vimos lo esperado: el primero que mejor ha jugado lo hacía mejor que el segundo. Que no está lejos, pero sí lo suficiente para que le resultara imposible ganar: Alemania no estuvo nunca por delante en el marcador. Ni un minuto. En el último, Merino dibujó un cabezazo para la historia, al estilo de aquellos de Puyol, Marcelino, Maceda…
El joven del día fue Dani Olmo, el chico de Terrassa que fue a hacerse hombre a Zagreb y se hizo gigante. De la nada, a la cima. Su padre vivió la otra cara del fútbol, imposible no recordarle en el vestuario del equipo de su ciudad encerrado con sus futbolistas pues no cobraban. Gente como Miguel Olmo merece que el fútbol le recompense con tardes como esta de su chico: gol y pase-gol. Felicidades.
La otra cara fue Toni Kroos que ya sí, ya se nos fue. Un día tan especial que dio más patadas en su adiós que diez años en el Madrid, una averió a Pedri. Punto triste de esta jornada memorable para nuestro fútbol. Morata lo resumió con el aplauso que dio con sus manos cerca de las mejillas de este alemán único. No tanto como para ganarle a esta España con esta Alemania. Su cuota de milagros la dejó en el Bernabéu. Gracias por todo.
Espera Francia que pasó por penaltis. Joao Félix tuvo que ser quien fallara. Diogo Costa no pudo parar esta vez, ni uno. Somos mejores. Otra vez. Normalmente ganaremos a los franceses. Mosqueante: nunca juegan mejor que el contrario y se las apañan para ganar. Si lo consiguen otra vez tendrán mucho arte.