Sainz repite segunda plaza en Mónaco por detrás del mexicano Pérez
El de Red Bull terminó llevándose el triunfo en un final apretado por la degradación de los neumáticos que no fue suficiente para el español en el circuito más difícil de adelantar. Alonso acabó séptimo
Una hora más tarde se subían los pilotos a sus monoplazas en Mónaco después de haber dado unas vueltas, abortadas, tras el coche de seguridad. Se prefirió esperar a que amainara el chaparrón y, sobre todo, a que se secara un poco el asfalto ante la previsión de una tregua de la lluvia. Esperaba el safety car que al fin se puso a rodar y tras él los bólidos. No iba a haber salida en parado y apenas lanzada la carrera algunos fueron a cambiar los neumáticos de agua por los intermedios.
Leclerc se marchaba
Una temeridad, según los expertos. Se veía en Gasly, cantando bajo la lluvia, aunque pronto hizo la vuelta rápida de carrera. Leclerc, el piloto local, se la quitó después con los extremos. Derrapajes en la llegada al túnel, trazadas artísticas. El Ferrari del monegasco se marchaba. Vettel también tenía intermedios. Por detrás de Ricciardo, quería Gasly adelantarle y lo hizo, aguantando el coche como por el borde de un precipicio.
La fiebre del duro le daba alegría a un Mónaco que se solazaba
Sainz hacía vuelta rápida persiguiendo a su compañero. Hamilton se pasaba al intermedio y luego se las tenía con Ocon, tocándose en el intento de adelantamiento del francés. El intermedio estaba de moda. Leclerc se lo ponía también. Había algunos valientes con el duro. Schumacher, por ejemplo. Todos en realidad. La fiebre del duro le daba alegría a un Mónaco que se solazaba.
Se enfadaba Leclerc por las dos paradas, pero estaba en la pelea. Sainz tuvo un susto intentando adelantar a Checo Pérez, el líder ahora, pero se puso a dar bandazos en la recta y perdió la oportunidad de la frialdad de los neumáticos del mexicano. Mick Schumacher entró en barrena y partió su coche por la mitad, sin consecuencias para él.
Bandera roja
Volvía el coche de seguridad para retirar el Haas del alemán. Y luego la bandera roja enviaba los bólidos a sus garajes. Si hubiera participado Raikkonen se hubiera ido a su yate a esperar. Media hora después volvían a ponerse los cascos. Los Ferrari salieron con duros. Los Red Bull con medios. Los doblados se desdoblaron y Pérez se lanzó.
Quedaban 28 minutos y los cuatro de cabeza se juntaban y se separaban sin consecuencias
Sainz perseguía a Checo y Hamilton a Alonso, que frenaba al inglés a ritmo de tortuga. Quedaban 28 minutos y los cuatro de cabeza se juntaban y se separaban sin consecuencias mayores. Alonso recuperaba el ritmo y se despegaba de Hamilton, quien veía a Ocon por el retrovisor. La vuelta rápida del asturiano era consecuencia, al parecer, de la conservación de los neumáticos.
La degradación de la rueda de Pérez provocó el acercamiento de Sainz y de Verstappen y de Leclerc. No iba a llegar el mexicano y acechaban los Ferrari y su compañero de equipo. Chris Horner juntaba las manos delante de los monitores. Estaban pegados los cuatro. No podía Pérez mantener el coche por donde quería.
El sueño de los pilotos
Buscaba los huecos Sainz a falta de cinco minutos. Es Mónaco el circuito donde la degradación es menos decisiva por la dificultad casi absoluta del adelantamiento. Así aguantó 'Checo' a pesar de la presión del español. Sirvieron los rezos aparentes del jefe de Red Bull y el mexicano obtuvo al fin el triunfo después de tener que dejar pasar a su compañero Verstappen, el líder del Mundial, en España.