La temporada de la promesa de igualdad en la Fórmula 1 deriva en la apisonadora de Verstappen
Los cambios instaurados en 2022 dirigidos a una mayor igualdad no han tenido nada de efecto: el Mundial es una superioridad aplastante de Red Bull
Cuando el pasado año 2021 se dieron a conocer los cambios en la Fórmula 1, con modificaciones en el reglamento o en los monoplazas, no fueron pocos los que, dentro del ámbito de la F1, avanzaron que la actual temporada sería la de la igualdad. Ross Brawn, director técnico de la F1 y artífice de aquel Brawn GP tan arrasador en el Mundial 2009, dijo que la nueva normativa «apretaría» la parrilla y que «la F1 será más igualada». En la misma línea fue Jock Clear, uno de los ingenieros más veteranos de Ferrari, que apostó por esa igualdad. Son algunos ejemplos, entre los que no está Toto Wolff, jefe de Mercedes, que avanzó que tendríamos una Fórmula 1 más desigual. Fue él quien acertó.
Después de un año en el que vivimos la tremenda y épica lucha entre Max Verstappen y Lewis Hamilton el 2022 se avecinaba como la definitiva explosión -para bien- de la F1. 'El Plan' de Fernando Alonso incluso formaba parte de eso, porque a mayor igualdad mayores opciones de que el español estuviera luchando por algo grande. Nada de eso ha ocurrido y disputadas ya 14 carreras lo que se ha visto es una superioridad aplastante de Red Bull que recuerda a los tiempos recientes de dominio sin paliativos de Mercedes.
Verstappen ganó este domingo en Bélgica partiendo desde la 14ª posición, aunque realmente salió desde el decimocuarto cajón, aunque había un hueco libre al irse Gasly al pit lane en la salida. No solo es que consiguiera la victoria el neerlandés, es que lo hizo con una superioridad insultante, con 17 segundos de ventaja (en un circuito a 44 vueltas) sobre 'Checo' Pérez, su compañero que fue segundo. Y todo eso partiendo desde la parte de atrás de la parrilla. Pero el ciclón que es el Red Bull se vio a la perfección cuando pasó a todos los rivales sin oposición y más cuando superó al Ferrari de Carlos Sainz de forma muy fácil, como si fueran dos categorías diferentes del automovilismo. Ocurre esto en Bélgica después de que prácticamente pasara lo mismo en la anterior carrera, el GP de Hungría. Allí salió décimo y también acabó ganando la carrera incluso con trompos y pérdida de segundos.
Con 14 de las 22 carreras ya disputadas, Verstappen le saca 93 puntos a 'Checo' Pérez (2º) y 98 puntos a Leclerc (3º). Hay que contar la diferencia con el de Ferrari, toda vez que el mexicano es su compañero y evidentemente no es su rival a la hora de luchar por el Mundial. Es decir, el neerlandés saca casi 100 puntos al monegasco a falta de ocho pruebas. Una hecatombe histórica debería pasar para que no revalidara el título y lograra su segundo título. De esas 14 carreras Verstappen ha ganado nueve, otro dato muy clarificador para ver cómo la desigualdad. Solo cinco han sido conseguidas por otros pilotos: tres de Leclerc, una de Pérez y otra de Sainz. La diferencia es abismal.
¿Es un fracaso de la Fórmula 1 que haya tanta diferencia? No. Simplemente hay un piloto que es el mejor de todos, llamado a marcar una época, junto a un equipo que hace muy bien las cosas, algo que su único competidor (Ferrari) no puede decir. Sí es una decepción al haber vendido esta temporada como la de la igualdad y fomentar que con el cambio de reglamentación se iba a tener una F1 en la que no había equipos pequeños (los sigue habiendo, véase Williams con solo cuatro puntos) y con menos huecos entre unos y otros.
La revolución anunciada no fue tal y tanto en el campeonato de pilotos como en el de constructores (Red Bull le saca 118 a Ferrari) existe una diferencia incluso mayor que la de los últimos años. Si la Fórmula 1 buscaba con los cambios reducir la distancia el plan ha salido igual que el de Alonso. Puede haber mucha lucha, pero la diferencia entre los grandes y el resto de equipos es amplia y si bien las carreras no han sido malas, el año pasado hubo bastantes más que tuvieron más emoción.