Verstappen, campeón del mundo de Fórmula 1 tras un esperpéntico Gran Premio de Japón
Gana por segunda temporada consecutiva después de un indignante Gran Premio de Japón, en el que se demostró que a la actual F1 le da miedo el agua
Max Verstappen es nuevamente campeón del mundo de Fórmula 1. Y lo es de forma esperpéntica: sin saberlo, sin celebrarlo. Le avisaron a última hora, ya en el podio, porque la calculadora comenzó a sumar y restar y resultaba que ya era el ganador de esta temporada. Ni él lo sabía, de ahí que apenas lo haya festejado. No se lo esperaba ni incluso cuando cruzó la meta. La forma en la que le comunicaron que era campeón más fría no pudo ser. Aún así es campeón del mundo por segunda temporada consecutiva y lo firmó con victoria en Japón en una carrera también esperpéntica.
Pocos deportes, por no decir ninguno, se pegan a menudo un tiro en el pie como hace la Fórmula 1. El negocio es importante, tiene un componente mediático al que otras disciplinas no llegan, pero únicamente en el plano deportivo la F1 se pone palos en las ruedas. Especialmente cuando hay lluvia, componente meteorológico que da miedo a la organización. En cuanto caen algunas gotas los coches se van a boxes y nadie corre. Así fue en el esperpéntico Gran Premio de Japón, que duró 40 minutos porque Dirección de Carrera mantuvo la prueba dos horas paradas.
La victoria de Verstappen, que gana en cualquier condición, demuestra que es el mejor en todos los sentidos. El neerlandés es ya campeón del mundo porque es sencillamente el mejor. El asunto es que ni él hizo vuelta de honor ni hizo celebración porque no lo sabía. El tema aquí es que todo se hizo mal y en lo que a la carrera se refiere la organización de la F1 nos privó de ver espectáculo porque tienen un abusivo miedo al agua. Y no se habla aquí de exponer a los pilotos a condiciones de seguridad, sino que en esta Fórmula 1 hay alergia a que haya carreras en mojado. Hay momentos en los que no se puede correr, como fue al inicio de esta prueba en la que Sainz sufrió un accidente y se montó después la indignación total porque para retirar el Ferrari sacaron una grúa mientras pasaban los pilotos. Eso lleva al recuerdo más traumático de hace ocho años en Japón.
Con bandera roja, Dirección de Carrera esperó dos horas para retomar la lucha. Se aseguraron de que ya no había riesgo de lluvia. Cuando salieron los pilotos por detrás del Safety Car informaron por radio de que la pista estaba perfecta para correr. Un win win para la FIA, que no quiere vueltas mientras llueve. Habíamos perdido al menos una hora y ya lo que quedaba de carrera iba por minutos, no por vuelta, al haber un límite de tiempo además de la amenaza de la noche en Japón. Se retomó la carrera en Suzuka con algo más de 40 minutos y el rodillo de Verstappen fue tremendo, sacando más de 25 segundos a 'Checo' Pérez. Doblete de Red Bull toda vez que aunque el mexicano terminó tercero, presionó tanto a Leclerc que el monegasco -que demuestra cada fin de semana que no era rival por el Mundial- se fue largo en la última chicane para defender la posición. Fue sancionado con cinco segundos y acabó tercero. Ese castigo fue lo que hizo campeón ya a Verstappen. Esteban Ocon terminó cuarto -mejor posición de Alpine toda la temporada- manteniendo firme a Hamilton.
Fíjense si era posible correr que todos salieron con neumáticos de extrema lluvia y al instante, a las dos vueltas, ya entraron todos los pilotos a boxes a cambiarlos y poner los intermedios. Entraron todos... menos Alonso, que no podía porque estaba justo detrás de Ocon. Y Alpine, en este caso con razón, priorizó al francés porque estaba delante. Vimos entonces una vuelta entera a Fernando liderando la vuelta, algo que era virtual. Después entró a boxes y salió atrás, recuperando posiciones ya en pista. Cuando faltaban ocho minutos volvió a entrar para cambiar neumáticos en una jugada arriesgada que salió bien: terminó séptimo, justo por detrás del que será su coche la próxima temporada, el Aston Martin de Sebastian Vettel.
Una vez ya en el podio ocurrió otro esperpento. En mitad de las declaraciones de los pilotos se produjo la sanción a Leclerc y avisaron a Verstappen de que era campeón del mundo. El asunto es que solo se habían completado 28 vueltas de las 53 originales y el reglamento marca, salvo la excepción que utilizaron aquí (que la carrera no llegó a ser suspendida entera), que los puntos se dan a la mitad y no los totales. Si embargo la F1 sí le daba la puntuación total y eso hacía ya campeón al neerlandés. Le pusieron los vídeos de homenaje y hasta el propio piloto se sorprendió, no sabía lo que pasaba y la celebración fue sumamente floja. Pero sí, ya es campeón del mundo de Fórmula 1.