50 años del Safety Car: el ángel de la guarda de los pilotos en la Fórmula 1
De fallar en su primera carrera al coche de seguridad virtual; así ha sido su evolución desde 1973, año en el que entró en la F1
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La Fórmula 1 es el deporte de la velocidad, la competición y la adrenalina. Sin embargo, cuando hablamos de ella, hablamos también de la mayor referencia en seguridad del mundo del motor. Desde la temporada inaugural en 1950, las medidas de protección han ido mejorando a marchas forzadas.
La categoría reina del automovilismo ha pasado de prácticamente perder como mínimo a un piloto por temporada a tener casos muy puntuales, aunque no por ello menos trágicos. Una de las medidas que se ha convertido en parte de la identidad de este deporte es el coche de seguridad, o ‘Safety Car’.
Este ángel de la guarda de los pilotos cuando tienen un accidente o la pista es peligrosa, cumple esta temporada 50 años, y ha ido evolucionando al mismo ritmo frenético que la competición.
La primera vez que la Fórmula 1 vio un coche deportivo liderando a su ritmo a sus monoplazas, fue en el Gran Premio de Canadá de 1973. Aquel día, en el que diluviaba sobre la pista de Toronto, Jody Scheckter y François Cevert tuvieron un choque que terminó con ambos en las protecciones.
Dos ambulancias tuvieron que entrar a la pista, por lo que se neutralizó la carrera usando un coche de seguridad, en lugar de detenerla como se hacía hasta entonces. El modelo elegido fue un Porsche 914 amarillo con dos banderas amarillas ondeando en su parte de atrás, y que, para colmo, tomo una posición incorrecta.
Ya entonces, los equipos entendieron la ventaja que les daba hacer paradas en boxes cuando el Safety Car rodaba en pista, ya que todos empezaron a llamar a sus pilotos a los garajes. El caos en el pit-lane fue tal, que Dirección de carrera no fue capaz de seguir el ritmo, y no se supo quién había ganado la carrera hasta varias horas después. Por este caos, esta fue la primera y última vez que se vería un coche de seguridad en 20 años.
Primer Safety Car
Fue en 1993 cuando se incorporó el coche de seguridad al reglamento de la Fórmula 1 de manera oficial. Por aquel entonces, era una medida usada en momentos muy puntuales, y en cada carrera se utilizaba un modelo diferente, proporcionado por el circuito. Algunos de los más míticos fueron el Opel Vectra presente en el fatídico Gran Premio de San Marino de 1994, en el que Ayrton Senna falleció, el Lamborghini Diablo de Canadá en 1995 o el Renault Clio amarillo de Argentina 1996.
El coche compacto francés fue el último usado antes de que la Fórmula 1 firmara con Mercedes la exclusividad del coche de seguridad a partir de 1997.
Desde ese año, y hasta 2021, solo hemos visto diferentes modelos de la marca alemana liderar a los monoplazas, pasando de elegantes berlinas, como el CLK 55 AMG, a agresivos deportivos como el AMG GT. Durante esta época se batió el récord histórico de veces que el Safety Car salió a pista.
Esto ocurrió en el Gran Premio de Canadá de 2011, la carrera más larga de la historia, ganada por Jenson Button, en la que hubo seis periodos de Safety Car y una bandera roja de dos horas.
Acuerdo con Aston Martin
En 2021 la Fórmula 1 acordó con Aston Martin que el Safety Car se alternaría entre las flechas plateadas y el Aston Martin Vantage, dependiendo del circuito. Esto fue parte de la gran irrupción de la marca inglesa en el Gran Circo desde que crease su propio equipo esa misma temporada. En ambos casos, el encargado de pilotar el coche de seguridad es el alemán Bernd Mayländer, piloto profesional de turismos y que se encarga de esta tarea desde 2001.
El coche de seguridad, además de garantizar que los coches no vayan demasiado rápidos cuando las condiciones no son las adecuadas, proporciona un elemento extra de estrategia en las carreras.
Su impacto en un Gran Premio es tal, que los estrategas los tienen en cuenta en todo momento. Cuando el director de carrera saca el coche de seguridad, se pierde menos tiempo en las paradas en boxes, ya que todos los coches deben reducir su velocidad, como mínimo, en un 60%. Esto hace que su salida pueda beneficiar o perjudicar a los pilotos, y cambiar el resultado de las carreras.
El factor hace que se estudie la probabilidad de que salga el coche de seguridad como parte de la preparación para los Grandes Premios. Los circuitos más propensos a que el Safety Car haga acto de presencia son los urbanos como Mónaco, Singapur o Bakú, donde, de media, sale una vez por carrera.
El coche de seguridad virtual
A raíz del accidente fatal de Jules Bianchi en el Gran Premio de Japón de 2014, la FIA implementó el ‘Virtual Safety Car’ en 2015. Este protocolo se creó para reducir la velocidad de las carreras en casos en los que los accidentes sean leves y no necesiten tanto tiempo para limpiar la pista de restos.
Cuando se decreta el coche de seguridad virtual, no sale un vehículo a la pista, como en el tradicional, simplemente se avisa a los pilotos y se les da un tiempo mínimo que deben seguir en todo momento. Este tiempo se conoce como ‘delta’ y es un 40% más lento que el ritmo normal.
La gran diferencia es que, en el coche de seguridad real, las distancias se anulan y la carrera se relanza con los coches pegados uno detrás de otro. Sin embargo, en el caso del virtual, las distancias se mantienen.