Charles Leclerc se hace grande en su tierra y gana por primera vez el GP de Mónaco

Lo había intentado varias veces en el pasado. La suerte nunca le llegó a sonreír y sus conversaciones por radio cuando tuvo que abandonar fueron desgarradoras. Pero eso ya forma parte del pasado. Estamos hablando de Charles Leclerc, piloto monegasco de Ferrari. La vida ha sido justa con él y este domingo consiguió por fin triunfar en su tierra, en su circuito, en las calles que le vieron crecer y progresar en una disciplina tan difícil como la F1. Las gradas del circuito se vinieron abajo.

Ferrari se llevó una doble alegría. Triunfo de Leclerc y otro podio más para Carlos Sainz. El piloto español acabó tercero, por detrás de Piastri, en un gran premio en el que no tenía demasiadas expectativas. En el caso de Fernando Alonso, el asturiano terminó en la undécima posición y rozó los puntos en un fin de semana bastante malo para sus intereses.

Las salidas del GP de Mónaco suelen ser movidas y lo normal es que haya accidentes a las primeras de cambio. Y la de este domingo ha cumplido con esa descripción a la perfección. Vayamos por partes. En la primera curva (Saint-Devotte), Carlos Sainz intentó adelantar a Oscar Piastri, pero el madrileño tuvo que levantar el pie del acelerador para cederle la posición al australiano.

El español rozó el suelo y su Ferrari se quedó bloqueado. Bandera roja en pista. Eso sí, no fue por el inconveniente de Sainz, sino que los dos Haas fueron a por todas y se llevaron por delante a Sergio Pérez en la primera vuelta. Su coche quedó destrozado y las protecciones del circuito habían quedado completamente reventadas. Inicio intenso en Mónaco.

Después de un largo parón para reparar todo, la carrera se relanzó a las 15:46. Esta vez, hubo algo más de respeto y las vueltas transcurrieron con normalidad. Carlos Sainz rodaba tercero y Fernando Alonso se benefició de los abandonos de Pérez, Magnussen, Hulkenberg y Ocon para subir hasta la duodécima posición. Las cosas no pintaban del todo mal para el asturiano después de su decepcionante sesión de clasificación, en la que se quedó fuera en la Q1.

Estaba todo muy igualado y la carrera se iba a hacer muy pero que muy larga. Nadie conseguía ampliar diferencias y Leclerc se mantenía en cabeza con una renta mínima. Oscar Piastri estaba a ocho décimas del monegasco. Esa era su única amenaza porque Sainz estaba un poco más despegado.

Nadie quería parar en boxes. En Mónaco, donde las diferencias de tiempo son mínimas, un cambio de ruedas te perjudica y te hace perder posiciones. Y a eso hay que sumarle que adelantar es extremadamente complicado. No estaba siendo una carrera entretenida. Al revés. Muy aburrida.

Las vueltas pasaban lentamente. Y llegó el momento de tirar de estrategia. La única manera de ganar posiciones era a través de los undercuts. En cabeza todo seguía igual. Es decir, Leclerc primero, Piastri segundo y Sainz tercero. Mientras tanto, Alonso marchaba undécimo. Estaba a tan solo un puesto de rascar un punto en las calles del Principado.

El piloto que tenía ganas de fiesta era Max Verstappen. El neerlandés no estaba firmando un gran fin de semana, pero si ve la oportunidad lo va a hacer. Los neumáticos de Russell empezaban a estar en las lonas y el piloto de Red Bull olió la sangre. Sin embargo, el piloto británico de Mercedes supo aguantar y mantuvo esa quinta posición.

La carrera no tenía mucha más historia. La victoria tenía nombre y apellidos: Charles Leclerc. El monegasco completó un fin de semana perfecto y consiguió algo que se le venía resistiendo desde hace tiempo. Próxima parada: GP de Canadá dentro de dos semanas.