Vinicius: noble y bélico adalid, caballero del honor
Vinicius celebró Halloween demostrando lo bien que le sienta el disfraz de galáctico. No dio calabazas a una afición que lo venera como a los versos del himno del club
Llegaba el Madrid sin su bandera–Benzema– a Elche. Ancelotti daba descanso al galo pensando en la Champions, por lo que todas las miradas estaban puestas en Vini. El brasileño asumió los galones que reclama con juego, desequilibrio y goles. Su doblete en el Martínez Valero deja patente que es una estrella de presente y no de futuro. Hoy, con Mariano como compañero de ataque, se asoció y jugó como si llevara haciéndolo durante 10 partidos seguidos. La capacidad de Vinicius de jugar y de hacer jugar a su equipo sorprende a propios y a extraños.
Yo tengo que confesar que, parafraseando a C.Tangana, yo «era ateo» con Vinicius, «pero ahora creo». El brasileño me ha demostrado que no le queda grande el cartel de decisivo. Cada beso que pega al escudo con cada gol es una lección para aquellos que no querían que triunfara de blanco, que querían vestirle con otra camiseta y para aquellos que hacían memes con sus goles. El brasileño ya pelea el Pichichi con Benzema y su definición en cada tanto roza la perfección.
La reverencia que le hizo a Modric se la hacen a él los que acuden a un campo de fútbol y ven su calidad innata, como la permanente sonrisa que muestra cada vez que pisa el verde. El carioca no solo marca goles sino que da puntos a su equipo. Se ha convertido en una pieza clave del Madrid de Ancelotti a base de trabajo y, sobre todo, de confianza y paciencia, un género que no abunda en el fútbol moderno.
Vinicius celebró Halloween demostrando lo bien que le sienta el disfraz de galáctico. No dio calabazas a una afición que lo venera como a los versos del himno del club.