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Cristiano Ronaldo el pasado 3 de eneroGTRES

El cumpleaños más amargo de Cristiano, la estrella que escogió el frío

El ídolo portugués celebra su 37 aniversario fuera de la FA Cup y a 20 puntos del liderato de su vecino, el City, en la Premier

Cristiano Ronaldo cumple 37 años en el mismo equipo al que llegó con apenas dieciocho desde el Sporting de Lisboa. Antes un viaje traumático desde Madeira, su isla, hasta la capital portuguesa; una operación de corazón casi ambulatoria, pero siempre preocupante, y una adaptación difícil para un niño comenzaron a forjar un carácter indomable.

Su «padre futbolístico», como él mismo le ha llamado, Sir Alex Ferguson, se lo llevó a Manchester siendo casi un juvenil y le dio el «7» que había dejado David Beckham. Ferguson lo cuidó y lo entrenó. El día de su debut con los Diablos Rojos, George Best, también portador en su día del número señero, como Eric Cantona, aplaudía emocionado.

Cristiano Ronaldo en la pasada gala 'The Best' con su premio de máximo goleador históricoGTRES

La piedra de la cantera isleña de Funchal, acaso como el granito precioso del islote de Aisla Craig, con el que hacen las piedras del curling, comenzó a pulirse personal y profesionalmente hasta conseguir ser el mejor jugador del mundo logrando el Balón de Oro y el trofeo FIFA al mejor jugador en su último año en Inglaterra antes de su llegada al Real Madrid, convirtiéndose en fichaje más caro de la historia hasta entonces.

La historia que vino después hizo del futbolista portugués la leyenda que quería ser y que no pudo continuar en el equipo madrileño después de nueve años de gloria y éxitos debido a desavenencias fundamentalmente económicas. La Vecchia Signora esperaba al ídolo que llegaba dispuesto a reeditar sus éxitos madridistas en el equipo bianconero.

La estrella que titila

Pero, finalmente, y a pesar de la más que destacada etapa de la Juventus con Cristiano en sus filas, quien continuó sumando méritos también en el apartado individual, con registros de estrella absoluta, el famoso «frío» fuera del Bernabéu terminó por aparecer. Quizá tratando de recuperar el calor perdido, el portugués regresó, luego de tres temporadas en Italia, al hogar de su casi infancia en Manchester, incluso con el mismo «7», pero nada es como era casi veinte años después.

Cristiano Ronaldo sigue siendo mentalmente (y casi físicamente) el mismo niño que siempre quiso ganar, pero recién eliminado de la FA Cup, en una cuarta posición inimaginable en otras épocas en la Premier League, a casi diez puntos del tercero, el Chelsea, y a casi veinte del líder, el equipo vecino y antaño pobre de la ciudad, el City de los jeques y de Guardiola, la estrella inmortal del portugués titila como languideciendo, puede que del frío que eligió sufrir, aunque ya nunca se apagará.