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Gareth Bale celebra uno de sus goles el jueves contra AustriaGTRES

Gareth Bale y el Madrid ante los cuatro meses más largos de sus vidas

Ante la inminente perspectiva de un nuevo tiempo en el equipo blanco, el club y el galés cuentan los días para que termine una relación que ha terminado siendo un inesperado lastre para ambos

Los más críticos con Gareth Bale, y los hay que han traspasado fronteras, se hacen cruces con la actuación estelar del galés el jueves en la repesca del Mundial de Qatar. Bale ya dijo que haría todo lo posible para llevar a su país a Oriente y lo cumplió. Nunca se le escucharon propósitos similares con la camiseta del Real Madrid, aunque desde luego cumplió con creces en el campo, más allá de manifestaciones, durante sus años magníficos, que fueron y serán para siempre historia en Chamartín. Pero aquello ya pasó.

Bale está sin estar

Tanto es así que Bale sigue siendo jugador del Real Madrid, pero en la práctica es como si no lo fuera. Lo sabe el club, el equipo y sus compañeros y lo sabe el jugador, por lo que cobran cierto sentido su vuelco de palabra y obra con su selección. Ya es irrelevante desde el punto de vista mediático cualquier recurrente polémica con el galés. Gareth Bale está sin estar en el Real Madrid porque ambos divisan un amanecer en el horizonte y hacia él se dirigen, casi absortos, sin reparar en lo que queda: cuatro meses de contrato que no son papel mojado, pero sí casi prescrito de mutuo acuerdo.

Gareth Bale contra el Villarreal el pasado febreroGTRES

El silencio y la discreción brevemente aderezadas por cierta sorna puntual del futbolista cuando le alcanza algún pellizco de los que, a pesar de todo, siempre se mantuvo alejado. Hay un deseo casi gráfico de ambas partes de perderse de vista sin más, agotadas toda opción, toda alternativa de reconducción, más allá de concluir la etapa de Bale dejando que desaparezca sin hacer nada, algo así como si Marty McFly no hiciera nada por tratar de regresar al futuro, a pesar de que en la foto van desapareciendo por partes los miembros de su familia.

Queda una primavera

Bale saldrá de la foto del Madrid, desaparecerá de ella, pero no se borrará de los anales porque su historia ya está impresa en imágenes y triunfos indelebles. El hartazgo mutuo que debe ser ya definitivamente paciente, sensato. Para que los cuatro meses más largos, más incluso que los nueve años de la relación entre el galés y el club blanco, sean lo más reservados posibles. Tan solo queda una primavera, precisamente una primavera, la estación favorita del Real Madrid.