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Los jugadores de la Selección española celebran un gol ante IslandiaEFE

La nueva selección: del 'tiquitaca' al equipo 'futurista' de Luis Enrique

El heterogéneo conjunto del técnico asturiano sorprende con las casi exóticas incorporaciones que han llevado a España a Qatar

A Dani Olmo le ha hecho famoso en casa Luis Enrique. Canterano del Espanyol y luego en el Barça, a los 16 años fichó por el Dinamo de Zagreb y desde 2020 juega para el R. B. Leipzig. Un precoz trotamundos sin sitio, de momento, en LaLiga española. El seleccionador le ha puesto en la mirilla de los equipos españoles, como al portero Raya, del Brentford. Marcos Alonso, el hijo de Marcos Alonso y el nieto de Marquitos, el del Chelsea también es un joven emigrante que ha hecho carrera en el extranjero.

Morata, Koke y Dani Olmo celebran uno de los goles ante IslandiaEFE

Luis Enrique ha extendido su mirada por Europa y ha creado un equipo sin nombres reconocibles donde la personalidad es él, la «estrella» es Pedri, el delantero es Morata y el portero Unai Simón. Hay una guardia pretoriana que también se perfila más allá del estrellato. El «capitán» Jordi Alba, Busquets, Ferran Torres, Laporte, Marcos Llorente, Koke o Eric García parecen fijos. Azpilicueta cuenta con opciones de ir a Oriente, como Robert Sánchez, Pau Torres o Rodrigo. Carvajal, Yeremy y Sarabia también están entre los preferidos.

Transformación de España

Un equipo que parece haberse centrifugado y al terminar, el centrifugado, haber aparecido sin nombres, como una obra futurista. Una transformación de la España agotada y tiquitaquera de Aragonés en la visión de Luis Enrique. La desaparición de De Gea abunda en la idea de que no hay más personalismos que el del exentrenador azulgrana, el Marinetti del fútbol español. Un conjunto sin estrellas maduras más allá de perfiles afines como el de Busquets y Alba y la confección de una manta sentado en una mecedora.

Luis Enrique ha tejido este equipo con retazos de distintas telas. Ha creado un cuerpo con distintas partes, como el Dr. Frankenstein, con el que intentar ganar el Mundial. Quizá tenga razón y no sean todos los mejores los que tengan que jugar la gran competición por equipos, sino los más apropiados. El futurismo de Luis Enrique es un desafío al fútbol de selecciones y al fútbol nacional.

El pasado no existe para Luis Enrique, que convoca a Raya, del Brentford, y no convoca a De Gea, del Manchester United

El entrenador manda o, más que mandar, elige. La revolución luesenrriqueña es dejar de traer a a los más buenos para traer a los que mejor van a funcionar en su cabeza. Es un poco una selección Moneyball, la historia en la que los técnicos y aficionados de los Oakland Athletics se hacían cruces por las decisiones del entrenador que se deshace de las estrellas para crear un equipo de estadísticas.

El mundo moderno y la ruptura con el pasado. El pasado no existe para Luis Enrique, que convoca a Raya, del Brentford, y no convoca a De Gea, del Manchester United. Que convoca a Olmo, del Leipzig, y no a Asensio, del Real Madrid. El entrenador que sitúa al icono Pedri, a la boya metafórica, al timón metapoético en el centro de todo como si fuera el mismísimo Maiakovski en aquella foto de los futuristas rusos.