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Pedro Sánchez y Volodimir Zelenski en Kiev el pasado juevesEFE

Pedro Sánchez sí estuvo en la final de la Copa del Rey

El presidente del Gobierno no compareció en La Cartuja a pesar de estar ya en España para asistir el viernes a la entrega del Premio Cervantes en Alcalá de Henares después de haber viajado a Ucrania

No se puede negar que el presidente del Gobierno es competitivo, aunque otra cosa es que sea deportivo. Mourinho hablaba de la «tensión competitiva» como del elemento fundamental para afrontar los partidos.

Pedro Sánchez compite constantemente. En realidad, el plantón al Rey en su Copa es eso: competición. Entre el fragor de la lucha entre el Betis y el Valencia, en el campeonato que no lleva su nombre sino el de otro, corría también Sánchez por Ucrania no solo haciendo su propio torneo; no solo huyendo del monarca, sino también de Rubiales.

Ganar en este caso es también no comparecer eclipsado por Don Felipe en Sevilla

Ganar en este caso es también recorrer las ruinas de un país invadido en plena guerra y no comparecer eclipsado por Don Felipe en Sevilla (ya había tenido suficiente el viernes en el premio Cervantes como para repetir al día siguiente, y encima a la vera de 'Rubi') rodeado de 20.000 valencianistas y 20.000 beticistas que corearon el himno casi en su honor, lo cual prefirió no tener que agradecer.

El silencio de Kiev

Sánchez corría aún en el terrible silencio de Kiev para superar el bullicio de la Copa en La Cartuja que metafórica y competitivamente iba a apalizarlo. Los cálculos estaban hechos y la «tensión competitiva» era completa. Las bombas extranjeras ensordecen los abucheos nacionales que ya recibe allí donde va. En Ucrania no le abuchea nadie, de momento, y ganar (un poco) es aparecer al lado de Zelenski, mientras perder es hacerlo ya casi en cualquier otro lugar.

Se le podía ver entre Canales y Joaquín, o entre Guedes y Gayá, echándose su propia carrera

Pero a pesar de la tierra de por medio, aunque ya había vuelto, el presidente del Gobierno estaba más en Sevilla que en Kiev. Hay ausencias que son atronadoras. Se le podía ver a su pesar entre Canales y Joaquín, o entre Guedes y Gayá, echándose su propia carrera, haciendo su característico regate con el chaleco antibalas. También en el palco haciendo «chascarrillos» con Rubiales y mirando siempre desde abajo al rey de España.

En Falcon hasta a por el pan

Ese es el aliciente para un verdadero competidor: ganar. Y Pedro siempre quiere ganar, como sea, desde Ferraz hasta Kiev, con Bildu o con la Esquerra, tratando de colocarse como un rey en el besamanos, asaltando a Biden en un pasillo con una cámara atenta. Yendo en Falcon hasta a por el pan para sentirse siempre por encima, por las nubes, ganador, superior, aunque sea con trampa a los ojos de todos.

Sánchez estaba en Sevilla incluso en la desnortada mirada de un profano Iceta en un campo de fútbol

Igual que estaba ayer en el palco de La Cartuja (incluso en la desnortada mirada de un profano Iceta en un campo de fútbol) como si estuviera sobre el césped, fajándose contra el Rey en el equipo del presidente de Ucrania, entre los jugadores del campo y del palco, jugando su propio partido que cada vez más españoles saben que es el mismo (no hay lugar donde esconderse), ya lo dispute en Kiev o en Doñana.