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Vinicius celebra el segundo gol del Real Madrid contra el Manchester CityAFP

El impresionante gol de Vinicius que hizo arrodillarse a Guardiola

Que Guardiola es un entrenador de fútbol sobresaliente quizá solo lo niegue una minoría. Cualquiera que haya visto jugar a su equipo, el Manchester City, este martes sin ir más lejos, puede comprobar, incluidos los profanos, la calidad de sus propuestas y estrategias con la ayuda inestimable de sus posibles para comprar jugadores sin límite.

Pretty Woman

Guardiola es la Pretty Woman del fútbol moderno y el Abu Dhabi United Group for Development and Investment su Richard Gere. Pep va a las tiendas y los jeques les dicen a los dependientes que les hagan más la pelota porque van a gastar una cantidad indecente de dinero mientras canta Roy Orbison.

Guardiola busca y rebusca hasta en el más allá el modo de ganar la Champions

Lillo, el consejero aúlico, cada vez más encogido a su lado, como si tuviera mil años, como metido en una cueva, que le susurra a cada lance nuevos movimientos ininteligibles en un idioma cambiante, cada día más enrevesado, filosofal y privativo, parece tener mucho que ver en el estudio y el desempeño guardiolista, que busca y rebusca hasta en el más allá el modo de ganar la Champions.

Bronca aVinicius

Esta introducción a lo Pep viene a propósito del extraordinario gol de Vinicius que acuchilló a la bella como se ha podido ver en algunas imágenes. Ancelotti le echó una bronca de impresión a Vinicius por no seguir a Fernandinho por su banda, lo cual significó el 3 a 1 para el City, y aquello fue como encender una mecha.

Vinicius desapareció por la espalda de Fernandinho a la media vuelta

Un minuto después, con la seguridad de que por aquel lado el muro manchesteriano era más débil, el brasileño hizo su característico amago dejando pasar el balón que se coló por debajo de las piernas de su compatriota y rival, mientras Vinicius desapareció por su espalda a la media vuelta como aquel gato de Hemingway por una esquina y recorrer todo el medio campo en diagonal, directo a Ederson, con la potencia y el peso del mismísimo Michael Johnson, a quién nadie podía seguir igual que al de Säo Gonçalo.

Cuando el joven portento madridista se plantó delante del guardameta rival fue como cuando un jugador de béisbol se lanza a tocar la base. Vinicius se dejó caer hacia la izquierda para darle a su disparo la dirección exacta, como un repartidor mágico y, cuando tocó la base, hubo una explosión por cuya onda expansiva salieron volando todos los defensores del City que llegaron tarde para comerse al delantero blanco.

Las manos a la cabeza

Un gol tan demoledor que ya vio con angustia, se diría que con horror, el gran entrenador Guardiola desde su génesis, desde el amago. La sapiencia de Pep reflejada en la reacción adelantada, la predicción gestual cuya motivación se cumplió unos segundos después. El entrenador del City observaba el juego desde la banda contraria, cuando el engaño principiante de Vinicius a Fernandinho le hizo llevarse las manos a la cabeza.

Después se arrodilló como para rezar para que aquello no acabara como sabía que iba a acabar, a pesar de que sucediera tan lejos. ¡Tan lejos, tan cerca!, filmó Wim Wenders y gritaba Guardiola, que lo vio todo y pagó su impotente frustración con el cuarto árbitro. La sabiduría que previó el gol y la terrible constatación de que toda la sabiduría del mundo y del más allá, incluso con el otro sabio futbolístico dibujando haikus de posesión en el aire, casi nunca son suficientes contra la magia indescifrable del Madrid.