Liam Gallagher, el fan más famoso del City al que expulsaron del Bernabéu
Casi se han cumplido diez años desde que el exvocalista de Oasis asistiera al partido de su equipo contra el Madrid en completo estado de embriaguez
Fue en septiembre de 2012. Fase de grupos de la Liga de Campeones. La banda de rock británica Oasis hacía tres años que no existía. Su exvocalista, uno de los dos hermanos Gallagher, Liam, conocido aficionado del City desde antes de que el modesto equipo de Manchester se convirtiese en un desfile de futbolistas carísimos patrocinado por los sultanes de Abu Dabi, estaba en la grada del Santiago Bernabéu completamente borracho.
Molestando a los aficionados
Gallagher dijo una vez que él era «el mejor cantante del mundo» y que Oasis era la mejor banda. Posiblemente Liam nunca haya sido el mejor en nada, pero como boceras siempre fue un personaje destacado. Ese día de hace casi una década «el mejor cantante del mundo» (mejor que Plácido Domingo o que Luciano Pavarotti) molestaba a los aficionados madridistas paseando su cogorza por las escaleras.
No saltó desde ningún balcón, pero sí trató de abrazar y besar a una responsable de seguridad
El City marcó el primer gol y allí es cuando Gallagher debió de confundir el Bernabéu con Magaluf. No saltó desde ningún balcón, pero sí trató de abrazar y besar a una responsable de seguridad y se pasó todo el tiempo fuera de su localidad haciendo el ganso y molestando. No era precisamente un púber en plena efervescencia. Estaba a punto de no volver a cumplir los treinta, y sobre todo a punto de ser expulsado del estadio.
Expulsado tras la remontada del Madrid
Aquel día Gallagher vio in situ como su equipo era derrotado finalmente por un Real Madrid que remontó, cómo no, en el Bernabéu. Y de lo mal que le sentó (esas remontadas suelen tener el efecto de la última copa que nunca debió tomarse) fue definitivamente expulsado del coliseo blanco antes del final del partido, puede que para evitar que algún espectador irritado le rompiera los dientes como diez años antes ya se los habían roto en un bar en Alemania.
Todo un orgullo del imperio y del Manchester City que en los premios MTV de 1996 escupió y lanzó una botella de cerveza al público o, ya más mayorcito, en 2010, después de recoger el premio al, nada más y nada menos, «mejor álbum británico de las tres últimas décadas» ((What’s the Story) Morning Glory?, de 1995), no se le ocurrió mejor agradecimiento que tirar el micrófono, primero, y luego el premio a la platea. Aquel día en el Bernabéu, un lugar donde se cumplen los sueños, no fue ningún premio sino a él mismo, y no sobre ningún público, sino en la calle, donde pusieron al «mejor cantante del mundo».