El 'Tamudazo' y los 17 segundos que escenificaron la épica del Real Madrid
Se cumplen 15 años de uno de los momentos más recordados de la Liga. Fue el final más inexplicable que se recuerda con un emocionante cambio de guion
Es imposible que haya un final de Liga tan agónico, épico y sufrido como el de aquél 2007. Era 9 de junio, la penúltima jornada y Zaragoza y Barcelona fueron el epicentro de la mayor apoteosis que ha vivido el torneo liguero en su historia reciente. El Real Madrid vivió ese día uno de los más felices cambios de guion que ha dado el fútbol, ese que siempre pasó a la historia con el calificativo de 'Tamudazo'.
El nombre, evidentemente, tiene su origen en el futbolista Raúl Tamudo, el autor del gol que cambió aquella Liga. Fue al Barcelona y él era el capitán y máximo estandarte del Espanyol, por lo que el dolor en el Camp Nou fue doble. Lo que hizo en aquél partido Tamudo se recordará siempre en la historia de la Liga y eso que a quien benefició no fue a su equipo, que no se jugaba nada, sino al Real Madrid.
Era la penúltima jornada de Liga y blancos y azulgranas llegaron empatados a puntos (72). El Real Madrid era líder debido a que tenían ganado el duelo directo ante Barcelona, la forma en la que en la Liga se desempata. Pero la cosa se le puso muy difícil. En La Romareda el equipo entrenado por Fabio Capello fue perdiendo por 1-0 primero y 2-1 después y con este resultado se quedó hasta los minutos finales. En el Camp Nou, por su parte, el Barcelona ganaba al Espanyol también por 2-1 en un partido en el que Messi imitó a Maradona con un gol con la mano.
17 segundos, la forma más épica posible
Así se llegó al minuto 89, tiempo en el que 'explosionó' la Liga y todo lo visto anteriormente. Nunca había pasado nada igual. Cuando apenas había tiempo para más cosas ocurrieron los dos únicos supuestos en los que el Madrid podía ser campeón. Era muy difícil, pero sucedió. Y lo hizo de la forma más épica posible, en 17 segundos. Para remontar aquella situación los blancos necesitaban un milagro que apareció en Zaragoza. Tenían que marcar ellos y que el Espanyol empatara en el Camp Nou. Una de las cosas podía pasar, pero las dos era poco menos que una quimera. Pero ocurrió todo.
Cuando ya la noche acababa, el delantero holandés Ruud van Nistelrooy marcó en La Romareda y puso el empate (2-2), un resultado que sin embargo no valía aún al Madrid, que estaba en ese momento dos puntos por debajo en la clasificación. Fue entonces cuando ocurrió lo inesperado. Tan solo 17 segundos después de que el Madrid empatara en Zaragoza, Raúl Tamudo empató el encuentro del Camp Nou. En 17 segundos el Barcelona pasó de ser líder y sacarle tres puntos al Real Madrid y estar nuevamente iguales y por detrás en la clasificación.
La épica no fue que ambos equipos empataran, sino que lo hicieran al instante separados por una mínima distancia de tiempo que hizo que las jugadas en La Romareda y en el Camp Nou acabarían siendo una misma. Cuando se habla de aquello, ahora que se cumplen 15 años, se cuenta como una misma acción, como si Van Nistelrooy y Tamudo hubieran estado en el mismo campo.
Las imágenes de Laporta en el palco y los aficionados azulgranas quietos en las gradas contrastaron con la tremenda felicidad que se desbordó en el madridismo. Ramón Calderón, entonces presidente del Real Madrid, saltó al césped y se echó a los brazos de los aficionados blancos. Los jugadores lo celebraron como un título, aunque aún no lo era.
Lo que queda para el recuerdo, y 15 años después no se olvida, es ese valor que acompaña al Real Madrid generación tras generación: no darse por vencido
Fue un nuevo capítulo en una liga inexplicable, la de las remontadas épicas, la del sufrimiento continuo y la de la victoria infinita. La considerada mejor Liga del siglo XXI por todo lo que tuvo encima. Y es que en Zaragoza se celebró un torneo que no se había ganado aún, porque la victoria final fue la conseguida ante el Mallorca en la última jornada con un final de traca con el recordado José Antonio Reyes vistiéndose de héroe.
Al final lo que queda para el recuerdo, y 15 años después no se olvida, es ese valor que acompaña al Real Madrid generación tras generación: no darse por vencido. Incluso cuando la hazaña parece imposible ahí está el equipo blanco. Lo hacía entonces y lo hace ahora. Es el Madrid.