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El portero Gaizka Campos no ha fichado por el Real Zaragoza por unos tuits antiguos@gaizkacampos

Cuando Twitter te arruina la carrera deportiva

El caso de Gaizka Campos, portero que no fichará por el Real Zaragoza por mensajes pasados, se suma al de otros futbolistas que perdieron nuevos contratos por lo que escribieron hace muchos años

El caso de Sergi Guardiola, en 2015, fue el más sonado, pero ahora se repite en cierta manera. Gaizka Campos, portero vasco que la última temporada militó en el Celta de Vigo, ha visto como se ha parado su fichaje por el Real Zaragoza al hacerse público un mensaje insultante contra el conjunto maño de hace ya muchos años.

A Campos, ahora con 25 años, el Real Zaragoza le fichó para reforzar su portería, pero horas después tuvo que parar la incorporación al descubrir sus seguidores un tuit de hace nueve años, cuando el portero tenía 16, en el que atacaba al equipo aragonés. «El asco que le tengo al Zaragoza», escribió Gaizka Campos en unas palabras que ahora le cuestan un empleo.

Con un comunicado oficial, el Real Zaragoza explicó que tomaron la «difícil» decisión de no fichar al cancerbero «después de una profunda reflexión» en la que acabaron decantándose por la paralización del fichaje porque «uno de los pilares fundamentales de esta institución es el respeto a nuestra historia y a nuestra afición».

El equipo maño reconoce que lo hecho por Campos es «un error de adolescencia que no refleja la persona y profesional que es» pero añaden que «la presión que conlleva una circunstancia como ésta dificultaría mucho su desarrollo como futbolista dentro del club».

Sergi Guardiola, el caso más sonado

Lo ocurrido con el portero vasco no es el primer caso. El más sonado fue el de Sergi Guardiola, actual jugador del Real Valladolid tras un año cedido en el Rayo Vallecano. Este delantero fichó por el Barcelona, para el equipo filial, en diciembre de 2015, pero horas después de firmar el contrato al club catalán le llegaron unos mensajes que el futbolista publicó en Twitter en 2013 contra Cataluña y a favor del Real Madrid. El Barcelona le despidió al instante.

Y es que Twitter -y el resto de redes sociales- se ha convertido en un arma de doble filo para muchos jugadores a los que sus mensajes pasados les pasa factura en el futuro. Pasó también con otro tipo de personas en el mundo del fútbol, como ojeadores o directivos. Hace pocos días el Barcelona también paró el fichaje de Elvis Coca, que iba a entrar en el equipo de ojeadores de la cantera, al encontrar mensajes madridistas en su Twitter.

Sergi Guardiola, a la izquierda de la imagen, en su última etapa con el Rayo VallecanoEFE

Hay más casos de jugadores. Eric Zárate iba a fichar por el Lleida pero en las redes sociales le recordaron mensajes como «Puta Generalitat de mierda, no dejar poner pantallas para ver a la gran España. Viva España y puta Cataluña». El equipo catalán desechó finalmente su incorporación.

Pasó algo similar con Julio Rey, futbolista de las categorías más bajas de Galicia al que le llegó la oportunidad de fichar por el Deportivo de La Coruña. Sin embargo, tres años antes y con 17 años escribió «Puta Depor, Puta Riazor». El equipo de Riazor le dejó fuera al conocer ese mensaje.

Twitter se ha convertido en un arma de doble filo para muchos jugadores a los que sus mensajes pasados les pasa factura en el futuro

El Salamanca UDS echó al mexicano Fernando Monárrez en diciembre de 2020 por lo que hizo en Twitter, aunque en ese caso no con mensajes antiguos. Tras recibir una crítica por parte de un aficionado el jugador le contestó llamándole «puto español de mierda». Fue fulminado del equipo charro.

No le pasó factura sus mensajes anteriores a Peru Nolaskoain, quien en su pasado de adolescente escribió, entre otras cosas, que «ver perder al Athletic me alegra la noche, pero todavía me alegra más ver que le marcan un gol en fuera de juego». Incluso había escrito que «Aduriz me da asco». Dio igual. El Athletic le fichó y lo primero que hizo en su primer entrenamiento fue darse un abrazo -para ponerlo en las redes sociales- con el propio Aduriz.