El fútbol modesto, el mayor perjudicado de las exigencias de Tebas en la Ley del Deporte
Si bien LaLiga defiende un fútbol «para todos», existe también una gran diferencia entre los 39 equipos que son Sociedades Anónimas, y que se benefician del contrato con CVC, y todos los clubes deportivos que están por debajo de 2ª División
La nueva Ley del Deporte ha sido hasta este martes uno de los asuntos de más fricciones entre LaLiga y el poder político. Sin embargo, al final se incluyeron dos de las peticiones capitales que exigía la patronal: aunque s rechazó la enmienda del artículo 89 que permitía la dotación jurídica del acuerdo con CVC, se introdujo un párrafo en el artículo 47 que permitía que la patronal pudiera seguir comercializando de forma conjunta los derechos de la competición ,tal y como lo estaba haciendo ahora, algo que a su vez es la joya de la corona del modelo de Javier Tebas al frente del fútbol profesional español.
Ese negocio se basa en comercializar sus derechos de forma conjunta de los 42 equipos, incluidos Real Madrid, Athletic Club y FC Barcelona, tres equipos que pertenecen a sus socios y quienes no aceptaron entrar en el proyecto estrella de Tebas: el acuerdo con CVC que hipoteca durante 50 años a quienes acepten entrar.
En plena batalla, LaLiga lanzó la idea de que esta es una mala Ley para el fútbol español antes de las enmiendas in extremis votadas este martes, obviando sin embargo que a quien representa Tebas es no a todos los equipos de nuestro país, sino a 39 que actualmente pertenecen al principal escalafón del fútbol español (1ª y 2ª). Y además de estos conjuntos hay muchísimos clubes que ni pertenecen a LaLiga ni les afecta esta protesta de estos equipos, toda vez que están en el conocido como fútbol modesto, el que empieza en Primera RFEF (tercer nivel en España) hasta las categorías regionales.
Las diferencias
A todos ellos –40 en Primera RFEF, 90 en Segunda RFEF, 320 en Tercera RFEF...– esta batalla por los derechos televisivos no les afecta como tal porque están más abajo y no son defendidos por Tebas, que es únicamente el presidente de los conjuntos de las dos principales categorías.
Es decir, es la propia Liga quien crea una gran diferencia entre unos y otros, porque todos estos equipos que están por debajo de Segunda, y por tanto fuera del control de Tebas, sufren más aún si caben las diferencias económicas. A ellos no les llega ningún euro de la comercialización de los derechos de LaLiga y subsisten como pueden y con pocos ingresos más allá de los propios y lo que le proporciona la Federación. Si el argumento es que hay que limitar las diferencias entre los más grandes y los otros clubes –esa es la principal idea, de ahí el lema «Ley del Deporte para todos»–, también podría expandirse esa idea entre esos 39 clubes y todos los que vienen por debajo. Hay una 'élite' –los 39– y todos los demás.
Además, de los que están ahora fuera de la órbita de LaLiga cada año cuatro sí entran en ese organismo, toda vez que cada temporada cuatro conjuntos suben a Segunda División. Entre los muchos que viven en esas categorías inferiores hay equipos históricos y de grandes ciudades españolas como son, por orden de población de los municipios en los que militan, el Real Murcia, el Hércules, el Córdoba, el Deportivo el Sabadell, el Fuenlabrada o el Castellón.
El Deportivo y el Córdoba, por ejemplo, tienen más abonados que casi la mitad de los 42 equipos que están bajo el paraguas de Tebas. A ellos, como al resto que militan en las divisiones por debajo de Segunda, no les defiende LaLiga y por lo tanto quedan fuera de esa idea de «fútbol de todos». Cuando LaLiga utiliza ese argumento se refiere a los 39 ya citados, no a todos los del fútbol español.
La desigualdad de CVC
Además, el acuerdo con CVC, que es el que el presidente de la patronal y sus 39 equipos quieren proteger, explica también muchas de las diferencias que existen entre unos y otros conjuntos. Y es que la firma con ese fondo de inversiones que inyectó dinero en LaLiga (y en esos 39 clubes que amenazan con la huelga) es una de las claves de por qué se oponen a esta Ley del Deporte. Consideran que este proyecto corre serio peligro, que dura 50 años, pueda desarrollarse y tenga seguridad jurídica.
Sin embargo, ese ese acuerdo, más allá de sus consideraciones técnicas, crea también una desigualdad: lo cobran equipos que ahora están en 1ª y 2ª y no quienes no están ahí. En cinco o diez años, que supone el 10 % o el 20 % de ese acuerdo de CVC, un equipo que esté en 2ª puede haber bajado dos categorías y uno que está en Tercera (quinta categoría) haber llegado a la órbita de LaLiga. Hay numerosos ejemplos a lo largo de la historia. Sin embargo, quien hubiera estado en ese momento en LaLiga se lleva el dinero extra de CVC y quien no, pero sí en poco tiempo, no tiene esa inyección económica. Si bien cada equipo que ascienda a Segunda tendrá la oportunidad de adherirse a este acuerdo, no será con las condiciones con las que nació.
Para ejemplificar estos casos, al Amorebieta, un humilde equipo que jamás en su historia jugó en el fútbol profesional, subió a Segunda en 2021, justo el año en el que se negoció con CVC. Como el acuerdo le pilló en esa competición se pudo adherir a este proyecto. Tan solo duró una temporada, ya está en Primera RFEF y será difícil que vuelva a repetir aquella gesta. Pero el dinero se lo llevó al coincidir su única inclusión en LaLiga con CVC. Otros que pasan por una mala racha pero tienen una masa social y una historia mucho mayor no tienen ese dinero extra.
Una clara desventaja que también provoca LaLiga, que en su lema de «Ley del Deporte para todos» ha olvidado que su modelo de negocio también deja a muchos clubes que son de sus socios y otros que están en el fútbol modesto, con grandes diferencias.