El Madrid, todo provocación
Nos cuentan que Vinicius provoca. Es la última linde de los tontos: la han cogido y no la sueltan
Nos cuentan que Vinicius provoca. Es la última linde de los tontos: la han cogido y no la sueltan. OK. Metió uno, el primero, y dio otro. En su línea provocadora, Vinicius.
Pero hay más. No provoca solo él, se quedan cortos. Provoca todo el Madrid. Los 90 minutos. Provoca montones de sensaciones que se resumen en dos: asombro e ira. Y además gana. Provocación.
Los goles segundo y tercero fueron eso, asombrosos por bellísimos. De los que dignifican campeonatos y esto es el Mundial de clubes. Aquí sólo juegan campeones. Antes pasaba en la Copa de Europa, ya no.
De campeones fue el recorte de Valverde, el taconazo de Ceballos mano a mano con Rodrygo. Dos delicias. Arribas también asombró, a los que no le conocen mayormente. Diez segundos y gol. Golazo en la ejecución. Hay futbolista. No sé qué demonios hace en la Primera RFEF. Jugar en el Madrid cuesta, ¿pero nadie pidió su cesión? Quizá no le dejaron.
La ira aparece viendo defender al equipo. Lo que concede. Lo que le crean y rematan. En cuando Alaba y Tchouaméni estén en su mejor versión, y Camavinga en su sitio, la cosa mejorará. Y si Mendy fuera el de hace un año ni les cuento.
Luego está ese gusto tan blanco por los finales tremendos. Su provocación favorita. Modric falló un penalti solidarizándose con Asensio. Hubiera cerrado el partido, pero le salió el tiro de un jilguero.
El ¡ay, ay, ay! estuvo. Anda que si… Nada. Su último arreón, como tantas veces en la 14ª que le ha llevado hasta aquí, dejó mucho de lo mejor. El personal blanco enloqueció con motivo. Cuando el mundo le mira, el Madrid es único.
Eso sí: el sábado que defienda un poquito mejor. Por la tranquilidad popular, digo.