Negreira comunicaba a los árbitros si les subían el sueldo o se lo reducían a la mitad
El vicepresidente del Comité de Árbitros era quien llamaba a los colegiados para informarles de ascenso de categoría y/o internacionalidades, lo que conllevaba aumento de sueldo
Son varios los árbitros en activo que han reconocido a lo largo de su carrera que la figura de Enríquez Negreira, el hombre que cobró durante al menos 17 años cifras millonarias de Barcelona, fue relevante en su carrera como colegiado. El canario Hernández Hernández, con varias polémicas sobre sus espaldas, reconocía hace años que quien le llamó para comunicarle que iba a ascender a Primera fue Negreira. Igual fue el caso del murciano Sánchez Martínez, también árbitro actual en Primera, quien en 2015 subió a Primera, un ascenso comunicado también por Negreira. Ellos lo destaparon hace unos años, sin saber que ahora esas confesiones son de un gran calado informativo.
Esa llamada no es una cualquiera. Es con la que todo colegiado sueña en su carrera. Dar el salto a Primera es el gran objetivo de todo árbitro. Supone directamente entrar en otra dimensión, solo comparada a la de después ser internacional, decisión que también dependía del Comité de Árbitros (con permiso de UEFA y FIFA) que vicepresidía Enríquez Negreira.
Si bien este hombre, pagado durante al menos 17 años por el Barcelona, tenía un papel más institucional en el Comité, sí era el encargado de ir avisando a los árbitros qué hacían mal y qué bien. Los colegiados de Primera se reunían muy poco a lo largo del año con Negreira, pero él los iba llamando para comunicarles novedades relevantes. El vicepresidente del Comité, que no entraba en el día a día de este órgano (designaciones, informes etc), sí era quien iba comunicando a los colegiados ascensos en su carrera, ya sean de categoría (de 2ª a 1ª, por ejemplo) o por internacionalidades.
Y eso además de que suponga una alegría deportiva también era un plus económico. Arbitrar en Primera División no es lo mismo que hacerlo en Segunda. Tampoco es lo mismo hacerlo en competiciones europeas que no llegar a conseguirlo nunca. La llamada que hacía Negreira tenía también otra lectura: esos árbitros iban a empezar a ganar más dinero. Se calcula –no hay cifras oficiales– que un colegiado de Primera gana unos 12.500 euros al mes. Esta es una cifra variable porque depende de los encuentros que se dirijan. Y ahí entraba el Comité.
Comunicaba el ranking arbitral
El órgano que vicepresidió durante 24 años Negreira era el encargado de ir metiendo en la nevera (castigo) a los árbitros según su criterio y quien iba decidiendo que colegiado pitaba un gran partido. Como ya hemos contado en El Debate, hay varios casos que refleja que ese Comité iba premiando a quienes se equivocaban a favor del Barça y en cambio castigaba a los que cometían errores (claros) a favor del Real Madrid.
Así, Negreira también iba llamando a los colegiados en algunos momentos de la temporada para comunicarles en que posición del ranking arbitral estaban. El Comité cuenta con una clasificación cada año en la que los dos últimos descienden a Segunda. El hombre que iba recibiendo los pagos del Barça era quien iba informando a los colegiados sus dichas y desdichas y, por tanto, si iban a aumentar sus emolumentos. Es decir, al que iba en posición 11º, por ejemplo, le decía que estaba en ese lugar y les daba breves indicaciones (técnicas) del motivo de ese puesto. Y quien lo comunicaba era un hombre pagado de forma millonaria por el Barça.
Todo ello se producía en un momento de gran influencia de la familia Negreira en el arbitraje español. El hijo del vicepresidente era psicólogo de algunos colegiados que después pitaban al Barça e incluso les acompañaba hasta el Camp Nou. «Ya sabéis: aquí, tranquilos. El Barcelona se juega mucho y no os puede temblar el pulso. Vosotros vais sobrados. Sabéis perfectamente lo que tenéis que hacer», le dijo el hijo de Enríquez Negreira a un árbitro de Primera en su trayecto al campo culé, según detalló ese colegiado a El Mundo.
La economía de los árbitros
En Primera División, un arbitro puede llegar a ganar cerca de 300.000 euros anuales, y en Segunda División algo más de 100.000. La diferencia es abismal, el doble prácticamente. No solo es un salto deportivo, también lo es económico. Y a más partidos arbitrados (que lo decidía el Comité) había más dinero a recibir. Un claro conflicto de intereses porque a la vez él estaba cobrando millones de euros de uno de los equipos de la competición.
No significa esto que un árbitro vaya a pitar por una determinada cantidad de dinero. Se confía en que todo un colegiado de Primera lo hace también con un objetivo deportivo, equivalente a un jugador. Y si lo igualamos a un futbolista, todos quieren jugar, ser titulares y estar en los mejores partidos, pero también quieren ganar más dinero por hacer su profesión.