El Deportivo de La Coruña mete más gente en su estadio en 1ª RFEF que muchos equipos de Primera División
El conjunto coruñés está luchando por regresar a primera división y cuenta con una afición volcada con el equipo para lograr el objetivo
El Deportivo de La Coruña vive en las últimas temporadas una de las situaciones más difíciles de la historia del club, en 2020 bajó a la nueva tercera división (1ª RFEF) y dejó de formar parte del fútbol profesional. Aun así, los aficionados herculinos no han dejado de lado al club coruñés y el pasado fin de semana superaron la cifra de 25.000 espectadores en el partido que les enfrentaba al Celta B. El 14 de marzo Riazor fue el 5º estadio con mayor afluencia del fútbol español con 26.745 espectadores, sólo superado por Real Madrid, Athletic, Sevilla y Valencia.
El Deportivo es, con diferencia, el equipo referencia en A Coruña. Tiene más masa social que muchos conjuntos de LaLiga Santander y Segunda División. Está en el top 10 nacional. Su estadio registra mejores entradas que en algunos partidos de la máxima categoría y es que ya lo dijo su entrenador Óscar Cano en sus primeros días como técnico del histórico club gallego. «En A Coruña no ves una camiseta del Madrid ni del Barça», declaró.
La fe y la lealtad de su afición es oro para el club, es un milagro social que el Deportivo de La Coruña tenga en la categoría de bronce del fútbol español más de 25.000 abonados. Abanca, entidad financiera gallega, le da soporte económico. Es su accionista mayoritario. La afición, que ha perdido el control del club -antes repartido entre miles de accionistas-, hace el resto. No le ha dado para ascender en los últimos años, pero en el actual vuelve a opositar a LaLiga SmartBank y todo es en gran medida por el compromiso de los herculinos con el club de sus amores.
Así es el deportivismo, tal es la fidelidad que hasta jugadores que aman el club y estaban en primera división lo han dado todo para volver, como Lucas Pérez. Lucas abandonó desesperadamente el Cádiz para poner rumbo al Dépor, en una operación en la que el gallego llegó a poner medio millón de euros de su bolsillo para que se llegara a producir, de no haber sido por ese esfuerzo del futbolista de Monelos, el club de Riazor jamás podría haber llegado a acometer el traspaso.
De padres a hijos
Los colores se transmiten de padres a hijos. Los que ahora tienen 40 años han vivido la mejor etapa del club. Fue campeón de Liga en el 2000, de las Copas del Rey de 1995 y 2002 -la del Centenariazo, ante el Real Madrid en el Bernabéu-, de tres Supercopas (1995, 2000 y 2002) y de una época de Champions League inolvidable, que sólo el Oporto de Mourinho frustró.
Poco importa, al menos a nivel social, que ahora juegue en Primera Federación, el amor por los colores sigue intacto en A Coruña. Todos luchan unidos en volver a ver al Deportivo de La Coruña donde pertenece, en primera división ganando títulos peleando por entrar en Europa.