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Arsenio Iglesias, homenajeado en Riazor

Arsenio Iglesias, homenajeado en RiazorEFE

La emotiva carta de la familia de Arsenio Iglesias tras su muerte

«Mucho que decir» es el nombre que lleva este mensaje de despedida de los familiares de una de las grandes leyendas del Deportivo de la Coruña

La familia de Arsenio Iglesias, el técnico del Superdepor que falleció el pasado viernes a los 92 años y tuvo una despedida multitudinaria en el Estadio de Riazor, publicó este lunes una emotiva carta sobre la figura de quien dio al Deportivo la Copa del Rey de 1995 y que cerró su carrera en el fútbol profesional en el banquillo del Real Madrid tras haber dirigido como entrenador y defendido como jugador a otros clubes de España.

La misiva lleva por título «Mucho que decir», un guiño a una de las frases que deja Arsenio para el recuerdo, la que pronunció después de perder la Liga en el último minuto, y con un penalti a favor, ante el Valencia en Riazor, y que ganó el Barcelona de Johan Cruyff en 1994.

«Era de una generación que recogió una España destruida por la guerra, en la que el objetivo era sobrevivir», comienza la carta de sus familiares, que recuerdan que «aunque en el campo de fútbol se guió por el orden y el talento, fuera de él» les «inculcó que el trabajo y la humildad eran los dos valores fundamentales para ir por la vida».

«El día de su despedida del Dépor, dijo desde el balcón de María Pita que siempre estaría disponible para Coruña y para el Dépor. Era así también en su vida al margen del fútbol: un hombre con una entrega incondicional para su familia y sus allegados. Fue un marido, un padre, un abuelo y un amigo ejemplar que se pasó la vida pensando en qué podía ayudar sin que nadie se lo pidiese. Hasta que enfermó, no hubo mes en que no se acercase a las casas de sus hijos con patatas y un mollete, porque entendía que lo básico estaba cubierto si en un hogar había esos dos alimentos», indican.

Dicen que «siempre tuvo presente sus orígenes», su Arteixo natal que le distinguió como hijo predilecto, le dedicó una calle y decretó tres días de luto oficial tras su fallecimiento.

Su forma de ser

«Era frugal. Muchos interpretaban por ello –nosotros mismos cuando éramos jóvenes– que se trataba de un hombre un tanto tacaño. Ahora sé que no lo entendíamos. Simplemente lo que ocurría es que despreciaba lo material. Para ser feliz, no necesitaba vestir a la última, conducir un coche de alta gama, ir de vacaciones a lugares exóticos o cenar en restaurantes con estrella Michelin. Para él, el único valor del dinero residía en que pudiésemos tener la mejor educación posible y en que ni uno solo de sus familiares o amigos pasasen necesidades. Su felicidad máxima era estar con los suyos», aseguran.

«Era una persona tímida que nunca entendió el tremendo impacto que tenía en las vidas ajenas. Él actuaba y hablaba siempre como lo sentía, acertado o desacertado, pero siempre desde el corazón. No había relatos enlatados o políticamente correctos. Era lo que era: siempre auténtico, para bien y para mal. Su timidez le hacía sentirse incómodo en los muchos actos institucionales en los que recibió reconocimientos», destacan.

Entienden que la despedida que tuvo, con cientos de personas visitando su féretro, le «habría ruborizado pues estuvo muy lejos de ser el acto sencillo que con toda seguridad él habría querido. Pero también entendimos que no podríamos privar a sus paisanos y al deportivismo, y en general al fútbol español, de que manifestase todo el amor y respeto que sentía por él», sostienen.

Imagen de la capilla ardiente de Arsenio Iglesias en el estadio de Riazor

Imagen de la capilla ardiente de Arsenio Iglesias en el estadio de RiazorEFE

Precisan que «lo más bonito es que ese reconocimiento lo recibió a diario, y durante muchos años, por parte de 'esas gentes de la calle' que él veía 'todos los días'. Aun estando entrenados en todo esto, lo que hemos vivido estos días ha sido abrumador para nosotros. Las inmensas muestras de cariño y reconocimiento recibidas han sobrepasado lo imaginable», admiten.

Sus familiares agradecen al Deportivo «que se encargase de organizar un funeral con tanto amor y profesionalidad sin apenas tiempo», a todos los exjugadores, exayudantes, expresidentes y exdirectivos que coincidieron con Arsenio «y se acordaron de él en este último momento», y a todos los equipos en los que militó y que, «de una manera u otra, hicieron todo lo posible por estar presentes en la capilla ardiente».

«Una mención especial al director de relaciones institucionales del Real Madrid, Emilio Butragueño, que abandonó sus obligaciones en la final de Copa para venir a rendir homenaje a nuestro padre y nos puso en contacto con el presidente Florentino Pérez, quien transmitió sus condolencias por teléfono. Nuestro agradecimiento inmenso al Celta de Vigo, cuya numerosa representación, del máximo nivel institucional, llegó a Riazor incluso antes que nosotros, los familiares, y disculpó la ausencia del presidente Carlos Mouriño, que se encontraba en México apenado por no poder estar en Riazor», explican.

Se muestran agradecidos también «a los clubes que guardaron minutos de silencio en sus campos», a todos los que mandaron coronas y condolencias, a la alcaldesa de A Coruña y la corporación municipal, al alcalde de Arteixo, al vicepresidente de la Xunta de Galicia, Diego Calvo, a los medios de comunicación, y, «por encima de todo, a la gente».

«Sabemos que sentíais que él era también un poco vuestro abuelo, vuestro padre o vuestro hermano mayor. Sabemos que llorasteis junto a nosotros porque con nuestro padre se va también un pedazo de vuestra vida, muchos momentos, buenos y no tan buenos, pero en todo caso inolvidables», señalan.

Apuntan que «siempre» recordarán «la salida del féretro de Riazor», con «cientos de personas aplaudiendo y coreando el nombre» de Arsenio. También relatan que «como colofón sucedió algo propio de un guion de cine» en el entierro que se celebró en la más estricta intimidad.

«Llegamos al cementerio de Arteixo con día despejado y, en el momento de abrir el nicho, comenzó a caer un auténtico diluvio, que continuó con una intensidad brutal hasta el momento en que se cerró. En ese instante salió el sol… Hubo quien dijo que eran lágrimas de San Pedro, pero los deportivistas sabemos que en realidad se trató de un guiño del Cielo en recuerdo de aquella final contra el Valencia», indican en relación al partido de 1995 que tuvo que jugarse en días diferentes.

«Nuestro padre decía que la derrota era más humana que la victoria y que él perdió muchas veces. Eso lo hizo ser prudente. No es el entrenador del Dépor que más ganó, pero seguramente sí el más querido: ese es su gran triunfo. El amor que sale del corazón de la gente de a pie. De vosotros. Eso no se compra y es el mejor título del mundo», subrayan.

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