Mbappé, comienza la cuenta atrás: entre la prima de fidelidad y el deseo del traspaso
Al-Khelaifi le sigue ofreciendo 500 millones por tres años, pero el futbolista parece decantarse al fin por su carrera, que continuaría en descenso si se quedara en una liga menor. El traspaso al Real Madrid también podría rubricarse en la propia gira asiática
Quedan minutos. Horas. Días. Quizá una semana. Máximo dos. Por fin puede hacerse realidad una telenovela que perdura desde hace seis años, con más de 1.500 capítulos soportados y cuyo final feliz se acerca a su fin, sea con la victoria de un equipo español o de un club francés. Pero después de estos próximos días ya nada será igual, para bien o para mal.
Comienza la cuenta atrás de una intrahistoria que aborda su fase decisiva y que ya no tendrá retroceso. Lo que suceda será definitivo. Por fin, tras dos rechazos a las ofertas del Real Madrid, Mbappé asegura que desea venir de verdad a la casa blanca. Lo hace en la intimidad, en su fuero interno, porque su estrategia es mantener dialécticamente ante Nasser Al-Khelaifi que desea cumplir su contrato con el París Saint-Germain para cobrar la prima de fidelidad el 31 de julio, que asciende a 56 millones.
Pero todos saben que no es cierto. Su pretensión es ser traspasado. Y espera que sea el PSG el que le proponga la operación para que conste que es su empresa la que desea que se vaya. Son jugadas de ajedrez de una partida que tiene el resultado previsto: transferencia al Real Madrid por 200 millones de euros.
Después de seis años en los que el futbolista cometió el gran error de dejarse llevar su carrera por su madre, que miró más el dinero que su trayectoria deportiva, Kylian Mbappé ha decidido tomar las riendas de su futuro y Fayza Lamari negocia ahora lo que él quiere y no lo que ella pretende. Y su hijo ha dejado claro a mamá que su carrera va en caída libre si continúa en el PSG y que debe marcharse de una vez al Real Madrid para poder ganar Champions y Balones de Oro. Si hubiera dejado llevar su carrera por profesionales y no por su madre, todo habría sido muy distinto.
Prestigio y dinero
El Paris Saint-Germain ha vuelto a querer comprar su porvenir con una oferta indecente: 500 millones por tres temporadas, a razón de 167 millones netos por año. Es su manera de intentar retenerle. Lo han conseguido anteriormente en dos ocasiones. Esta vez Kylian sostiene que no renovará.
Desea marcharse porque continuar en una liga menor le ha hecho perder el liderazgo mundial, superado por Haaland en el Manchester City y por Vinicius en el Real Madrid. El francés constata que Messi y Cristiano ya no están en la cabeza del mundo del fútbol y sin embargo tampoco es líder porque le superan el noruego y el brasileño. Debe jugar en una Liga superior y en un club que aspire realmente a ganar la Copa de Europa. El Real Madrid.
Hace un año telefoneaba a Florentino Pérez cuatro días después de renovar con el PSG para reconocer que se había equivocado otra vez. Pedía perdón. Esperemos que no vuelva a venderse por dinero.
Contrariamente a lo que se cree, venir a la casa blanca le supondrá también unos ingresos enormes. La empresa madridista le ofrecerá un contrato por seis años a razón de 60 millones brutos que se convertirán en 32 netos de ficha. A ese dinero se sumará una prima de fichaje de 100 millones que puede repartirse en cinco pagos anuales de 20.
Y lo más importante será su contrato de imagen, marketing y publicidad. El delantero se llevará el 60 por ciento de los ingresos de este apartado, mientras la marca Real Madrid se llevará el 40 por ciento. La clave es que su llegada a la entidad del Bernabéu significará una plusmarca mundial de contratos publicitarios que pueden superar los 150 millones anuales, cifra que por ejemplo significaría que Kylian Mbappé ganaría 90 millones anuales por este concepto, mientras la empresa madridista recibiría 60 millones de esos 150. Unos números que pueden superarse temporada a temporada. De esta manera, la figura del fútbol mundial obtendría el prestigio y el dinero que siempre ha buscado.
Es un acuerdo sencillo
Mbappé sostiene hasta ahora que no renovará por el conjunto parisino y si mantiene su palabra tiene que ser traspasado cuanto antes. Las miradas serias de Mbappé ante Macron hace unas semanas decían mucho sin decir nada. Expresaban que ya cedió una vez a las presiones de Francia pero que ya no lo hará nunca más, porque su carrera decae.
Al-Khelaifi comprueba que el futbolista no cede en su idea y el propio emir de Qatar, el verdadero dueño del club, es quien ha dicho que el traspaso debe solucionarse ya. Luis Enrique quiere que el caso su solvente pronto para poder hacer la plantilla que él desea y fichar a dos jugadores con los 200 millones que pagará el Real Madrid.
Mbappé exige que le paguen su prima de fidelidad del mes de julio, 56 millones en principio, y los agentes internacionales que trabajan para obtener el traspaso le aconsejan que rebaje sus pretensiones a 40 millones para que le queden 160 limpios al París Saint-Germain y acometer la operación ya. El acuerdo es simple. El Real Madrid está dispuesto a pagar esos 200 millones y si hay pacto entre jugador y PSG por la prima de lealtad (así la llaman en Francia) ya solo queda presentar la cuenta bancaria y que la casa blanca pague los 200 millones.
Que no se peguen más
La entente es fácil si todas las partes desean rubricar la transferencia inmediatamente. El PSG y el futbolista quieren justificar cada postura y se atacan duramente en un acoso y derribo recíproco que ya no engaña a nadie. Es hora de firmar.
Tan ridículo es que el PSG diga que seis jugadores le han mandado una carta quejándose de las declaraciones de Mbappé sobre la mediocridad del plantel, como ridículo es que la figura francesa diga que está feliz en un sitio del que se quiere ir.
Ni una carta, falso
Ningún profesional de la plantilla parisina ha mandado cartas a la sede del París Saint-Germain quejándose de Kylian, y menos futbolistas nuevos, como Asensio por ejemplo. Es falso. Nadie se lo cree. En el mismo sentido, Mbappé no puede continuar diciendo que está muy contento y que desea cumplir su contrato en el PSG cuando critica a la dirección de la entidad y a la calidad del plantel. Son incongruencias que relatan que las dos partes están rotas y que no hay más solución que el traspaso.
Luis Enrique no quiere que Mbappé siga en la plantilla si desea marcharse. No quiere trabajar con un jugador que después no estará en el once. Pide una resolución ya. Mbappé debe incorporarse a los entrenamientos el lunes y el nuevo entrenador quiere que todo se remate a partir de esta fecha.
El primer margen para alcanzar un acuerdo de traspaso es que Kylian no viaje a la gira japonesa del PSG, que coge el avión el 22 de julio. Lucho desearía que todo estuviera solucionado ese día. Incluso, si la transferencia estuviera rubricada el día 21, Mbappé podría viajar con el Real Madrid a la gira estadounidense.
Fichar a Osimhen
Si la situación se estira en el tiempo, la operación podría firmarse mientras Mbappé se encuentra en Japón. En todo caso, el París Saint-Germain regresa de Asia el 3 de agosto y el anhelo del técnico asturiano es que la transferencia estuviera resuelta en esos días, para poder invertir el dinero cobrado del Real Madrid en fichajes como el de Osimhen, el delantero que sustituiría inicialmente al francés.
Ni Luis Enrique, ni el PSG, ni el Real Madrid quieren que esta película se extienda a lo largo de agosto. Estamos en los 15 días determinantes para conseguir un traspaso que revolucionará a la liga española, al Real Madrid y al fútbol español, que va a vivir un caso similar al que produjo la llegada de Di Stéfano en 1953, una adquisición que revolucionó el mundo del balompié internacional, con la invención de la Copa de Europa.
Ahora, Mbappé va a provocar un movimiento similar en su repercusión. Los ingresos de la Liga van a crecer en paralelo a los ingresos que producirá el francés en el Real Madrid. Las cuotas de pantalla de televisión se multiplicarán en beneficio de todas las partes. Los anuncios de patrocinio del Real Madrid van a crecer de manera exponencial. La camiseta blanca se va a cotizar a niveles insospechados, de la misma manera que la marca de ropa que le viste. Veremos si hay un patrocinador del propio estadio. Mbappé va a producir un impacto mundial. Quedan horas, días. Tic, tac.