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Xavi Hernández, en el partido ante el Getafe, donde acabó furioso por las decisiones arbitralesEFE

Xavi dijo que nunca hablaría de los árbitros y siempre lo hace: la dura sanción a la que se expone

Xavi Hernández ya ha protagonizado la primera bronca de la temporada. Tenía que ser él, el mismo Xavi que cuando era jugador estaba todo el día protestando (es lícito) y que como entrenador se perdió hasta un partido porque llegó a completar un ciclo de tarjetas amarillas (cinco) como si de un futbolista se tratara.

Hernández acabó desquiciado en el Coliseum Alfonso Pérez, el estadio que ya es toda una pesadilla para el Barça. El tipo de fútbol que propone el Getafe –y más con Bordalás en el banquillo– siempre ha sido detestado por el barcelonismo (y sobre todo por Xavi) y lejos de buscar un plan ante ello se limita a quejarse y a decir que es una «vergüenza».

En el mayor ataque de furia en su etapa de entrenador, Xavi soltó que esta Liga, el producto como tal, es eso, «vergüenza» porque se permiten las faltas, las pérdidas de tiempo, por el excesivo tiempo añadido... Dijo también que el árbitro se inventó una acción (la última, posible penalti a favor del Barça, pero pitó mano previa de Gavi) para perjudicar a su equipo.

Y es esta queja – «se inventa la mano. La mano es inventada, es así»– la que le puede costar muy caro a Xavi. A tenor de los precedentes más recientes, cuatro encuentros. Y es que Hernández dudó de la limpieza del colegiado, de su profesionalidad, algo que castiga con dureza el Comité. Le dijo que se «inventó» una mano, aunque ese término le puede salvar: Ancelotti lo dijo una vez («penalti inventado») y no le sancionaron. Bien es verdad que el italiano se explicó días después, se escudó en la confusión por el idioma (cosa que Xavi no podrá alegar) y aclaró que no tenía «mala fe»

Los precedentes

A Pezzolano, técnico del Real Valladolid, le han metido cuatro partidos por criticar una decisión del VAR, que si bien no es el mismo caso que Xavi sí es un caso idéntico de dudar y osar criticar las decisiones de los árbitros. En el VAR lo han visto, pero no lo han querido pitar. En el otro área seguro que sí lo hubieran pitado», dijo el entrenador pucelano. Cuatro partidos.

A Cervera, actual técnico del Real Oviedo pero entonces en el Cádiz, le castigaron con otros 4 partidos por decir, sobre un penalti, que «hay una persona, o tres, por que hay una abajo y dos arriba que no lo han visto, yo la acabo de ver por que me lo han enseñado y no tiene explicación más que no quererlo pitar». Se salvó porque el TAD le retiró semanas después la sanción.

A Fran Escribá, míster en aquel momento del Elche, le colocaron también otros 4 encuentros de sanción por decir esta frase tan débil en el plano dialéctico: «El árbitro sabe perfectamente que es un error. Cualquiera puede equivocarse, pero eso es mala fe. Nadie tiene dudas de que si no tiene amarilla, le hubiese amonestado^(se refería a una expulsión). La prueba es que le cambian; cualquier otra lectura es una mentira».

Haritz Mujika (Amorebieta): «Nos han robado un gol». Cuatro partidos; Javier Aguirre (Mallorca): «Lo que dice el acta no es verdad, yo no dije nada y quiero protestar». Dos partidos por protestar; Iraola (Rayo): «Le he hecho el gesto de que llevaba varios errores». Otros dos por protestar.

Xavi Hernández, cabreado, en el partido de Liga del Barça en GetafeAFP

Con estos ejemplos recientes, hace tres años que la RFEF decidió endurecer sus normas con las declaraciones a los árbitros. En su edición de julio 2022 el Código Disciplinario del fútbol, artículo 106, se imponen sanciones de entre 4 a 12 partidos a «las declaraciones que supongan una desaprobación de la actividad de cualquier miembro de los colectivos mencionados cuando se efectúen con menosprecio o cuando se emplee un lenguaje ofensivo, insultante, humillante o malsonante».

Al técnico del Barça seguro le caerán dos por su protesta. Porque Xavi fue expulsado en el minuto 70 por 'comerse' al árbitro pidiendo una falta sobre Abde que no era. Se perderá los duelos ante Cádiz y Villarreal. El asunto es lo que viene después en rueda de prensa, acusando al árbitro Soto Grado de inventarse acciones para perjudicar a su equipo. Eso, atendiendo a los precedentes más recientes, son otros dos partidos para sumar un total de cuatro.

Su promesa de no hablar de árbitros

A la espera de que el Comité intervenga, Xavi vuelve a contradecirse en aquello que promulgó. En una de sus primeras ruedas de prensa en el Barcelona avanzó que «de los árbitros no voy a hablar tanto si nos favorecen como nos perjudican» y entendía que la figura del árbitro «es muy difícil». Aseguraba incluso que les «ayudarían» porque «son profesionales» y «hay que creer en ellos» y no está para opinar sobre si una cosa es amarilla, roja...

Duró poco ese discurso y lo enterró definitivamente en Getafe, donde precisamente vino a decir que no cree en ellos. Y eso que es la primera jornada de Liga. Ya el año pasado fueron muchas veces las que Xavi se quejó de los árbitros tanto en Liga y en Champions, haciendo público algo que tampoco debería escandalizar: si consideras que te han perjudicado por qué no decirlo. Su problema fue que como en el estilo de juego lo que dice no va con lo que hace. Critica a los colegiados como cualquier otro (y es de los que más) cuando se empeñó en hacer creer que no lo haría.