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Algunas jugadoras de la selección femenina de fútbol, en un partido en el año 2022

Algunas jugadoras de la selección femenina de fútbol, en un partido en el año 2022EFE

Las futbolistas que renunciaron a España rompen su silencio: si se fueron fue por «el machismo» de la RFEF

En el momento más convulso del fútbol español –y eso que se ganó hace cinco días el Mundial–, las futbolistas que renunciaron a España han roto su silencio. Y no lo han hecho para felicitar a sus compañeras y a la selección, de las que solo dos lo hicieron, sino para cargar contra Luis Rubiales y la Federación toda vez que el presidente no ha dimitido este viernes.

Y lo hacen mezclando asuntos, utilizando la por supuesto censurable actuación de Luis Rubiales como norma general de lo que ocurre en la RFEF. Las jugadoras que renunciaron a España usan el beso del presidente federativo, sus malos modales en el palco y especialmente su discurso de este viernes para señalar que ese fue el motivo por el que renunciaron y se quedaron sin Mundial.

Y eso no fue lo que ellas mismas denunciaron cuando renunciaron. En el largo comunicado que mandaron a finales de septiembre de 2022 en ningún momento hablaban de estos asuntos. Sí hablaban de «situaciones que afectan a nuestro estado emocional y a nuestro rendimiento», pero como es ya conocido (y confirmado por algunas de ellas) su objetivo no era otro que echar a Jorge Vilda del banquillo de la selección.

El argumento principal era que con Vilda no se ganaría nada, que teniendo a las mejores futbolistas del mundo se estaba perdiendo una época dorada. Ese fue el motivo por el que 15 jugadoras se unieron pidiendo la renuncia del seleccionador y los cambios organizativos. Pedían también más profesionalidad, petición que les honraba y de la que tenían razón, pero que utilizaron la peor de las maneras para conseguirlo.

En este once titular, salvo Sheila García (abajo, primera por la izquierda), e Irene Paredes (arriba, primera por la izq.), el resto renunció a España

En este once titular, salvo Sheila García (abajo, primera por la izquierda), e Irene Paredes (arriba, primera por la izq.), el resto renunció a EspañaSeFútbol

Sin embargo, ahora y aprovechando la polémica y censurable explicación de Rubiales de este viernes, utilizan el argumento de que lo que hizo el presidente de la RFEF ante la Asamblea (justificación del beso y de sus modales, señalan) era la tónica general de lo que ellas vivían cada día en la selección y motivo de su renuncia. Pero no denunciaron nunca actitudes machistas (ni con pruebas ni sin ellas) y ahora utilizan las palabras de Rubiales como justificación.

Cascada de reivindicaciones

Mapi León, defensa del Barça y líder de la revuelta, dice que «no ha hecho falta pasar mucho tiempo para ver que lo que se exigía hace unos meses no era una simple pataleta». Sandra Paños argumenta que «las quejas de los últimos meses tenían un por qué». Amaiur Sarriegi añade que «los últimos días retratan los problemas que hace unos meses denunciamos: un grave problema estructural de machismo y menosprecio a las futbolistas».

Lola Gallardo habla de «unas condiciones dignas y básicas. Nerea Eizagirre: «Lamentable llegar a este punto para creer que las quejas de hace meses eran reales». Exactamente este último mensaje, el mismo, lo escribió también Patri Guijarro. Ainhoa Moraza, por su parte, defiende que «los últimos acontecimientos constatan la necesidad de un cambio profundo y estructural en el futbol».

Todas estas declaraciones son de las jugadoras en sus redes sociales. Se da la circunstancia que estas jugadoras no utilizaron esas mismas redes sociales ni nada a nivel público para felicitar a España por el Mundial conseguido. Solo lo hicieron dos: Lola Gallardo y Andrea Pereira. Ahora sí aparecen todas, como también manda la lógica, porque el asunto es grave y porque se unen en la defensa de Jenni Hermoso, que es al fin y al cabo el centro del asunto.

Cabe señalar que sus peticiones y reivindicaciones, como siempre se han defendido, eran totalmente válidas y lícitas, pero que el camino que tomaron quedó demostrado que no era el más correcto. Eso nada tiene que ver

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