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Rodri en un partido con la selección española

Rodri en un partido con la selección españolaGTRES

Rodri Hernández: un mediocentro para dominarlos a todos

España sigue produciendo centrocampistas de élite. Los Xavi, Iniesta, Silva y compañía han ido dejando la selección en los últimos años, dejando atrás la pregunta de si encontrarían herederos dignos. El último en hacerlo fue Sergio Busquets, aún titular durante la cita mundialista de Qatar, el fin de una era. Repetir la generación dorada que trajo consigo tres trofeos internacionales es casi utópico, pero lo que sí está claro es que las canteras españolas y la producción de centrocampistas sigue funcionando igual de bien. Zubimendi, Pedri o Gavi vienen pujando fuerte de cara al futuro pero, fijándonos en el presente, el nombre a destacar es el de Rodri Hernández. El líder de la selección, del Manchester City campeón de todo con Guardiola y, simple y llanamente, el mejor mediocentro del mundo en estos momentos.

A sus 27 años, cumplidos el pasado mes de junio, está en el apogeo de su carrera futbolística, con un dominio en los partidos difícilmente replicable. No es casualidad que las tres derrotas del Manchester City esta temporada hayan ocurrido en los tres partidos que el español se perdió por sanción. Tampoco es ninguna locura decir que, en un equipo con Erling Haaland y Kevin de Bruyne, dos de los mejores jugadores del mundo, el más indispensable de la plantilla sea Rodri.

Domina todo el juego

La tiranía del madrileño sobre el césped se expande a cualquier fase del juego. En la reciente victoria española en Oslo, completó 106 de los 110 pases que intentó, con un 17/17 en desplazamientos largos que conllevan más riesgo, más ventajas potenciales y una dificultad añadida; ante Escocia, días antes, sus registros fueron de 83 pases acertados en 86 intentos y 10/10 en desplazamientos largos. Es muy difícil verle fallar un pase, ofrece seguridad con el balón en los pies, garantías de batir las líneas rivales y una rica diversidad de opciones.

Tanto en su club como en la selección, Rodri enfrenta contextos de partido donde su equipo domina la posesión y ataca en campo rival la mayor parte del tiempo. Esto implica que, cuando el rival recupera el balón, puede montar ataques rápidos con mucho espacio por delante, pero aquí también llega el dominio del exjugador del Atlético Madrid. Rodri es un experto rehaciéndose rápido tras pérdida, evitando contraataques del rival y recuperando balones. Mismamente en la victoria ante Noruega, midiéndose a su compañero Haaland, Rodri fue importantísimo evitando que el balón le llegara al delantero o siendo el primer defensor del mismo en caso de hacerlo.

A pesar de criarse en la cantera del Rayo Majadahonda y posteriormente del Atlético Madrid, se unió en edad juvenil al Villarreal, con quienes debutó como profesional antes de volver a unirse al club colchonero. Su vuelta a casa solo duró un año. Guardiola se encaprichó de él, viéndole como el sucesor en el juego de lo que fue Busquets en su Barcelona y se hizo con sus servicios en el verano de 2019.

Empuja estos días en la red la opción de formularlo como el candidato más justo para el Balón de Oro

Inicios duros en Inglaterra

Sus primeros años en Inglaterra, de todos modos, le costaron. Su primera temporada, la 2019-20, fue la peor de la etapa Guardiola en Manchester, a excepción de la primera, quedando muy lejos del título de liga y cayendo en cuartos de final de Champions League ante el Olympique Lyon. Poco a poco fue ganando protagonismo, pero no era una parte tan importante del equipo como lo es ahora. El ejemplo más claro es su suplencia en la final de la Champions League 2020-21, donde su equipo cayó ante el Chelsea (0-1) y Pep reconoció equivocarse al no ponerle de inicio. Ese círculo lo cerró el pasado mes de junio, ahora sí siendo titular en una final de Champions y marcando el único gol de la misma, dándole ese trofeo por primera vez al Manchester City.

Tiene un golpeo maravilloso, lo que le convierte en un arma incorporándose al ataque. En la temporada 2021-22 llegó a registrar siete goles en liga, nada mal para un mediocentro.

Empuja estos días en la red la opción de formularlo como el candidato más justo para el Balón de Oro, el mejor jugador del mundo. Aquí no se decide eso, pero sí puede situarse su cumbre actual como solitaria en su posición, un mediocentro que es mucho más que eso. Un jugador sobre el que España podría volver a construir un presente ganador.

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