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La obra se centra en estos momentos en la demolición del Camp Nou

La obra se centra en estos momentos en la demolición del Camp NouAFP

Todos los españoles financiarán el Camp Nou: el premio gordo del Barça es el Mundial 2030

  • El Estado aportará 70 millones a cada uno de los 11 estadios que protagonizarán el Mundial 2030

  • Hay malestar entre los españoles porque sea el Gobierno quien financie al Barcelona

Si haces una encuesta por la calle explota el malestar. Está latente. Solo hay que preguntar. Las redes sociales estallan con críticas al Gobierno español por financiar al Barcelona con la justificación del Mundial. España organizará la Copa del mundo 2030 y Pedro Sánchez ha decidido que aportará 70 millones para cada uno de los 11 estadios nacionales que participarán en el torneo. De esta manera, los españoles financiarán al Barcelona con 70 millones con motivo de elegir al Camp Nou como sede de la competición. El enfado de la población es evidente. Consideran indignante que España ayude económicamente a un club que está arruinado y que sigue arruinándose fichando sin tener dinero, con el permiso de la Liga.

En el madridismo el enojo es mayúsculo. Florentino Pérez ha hecho mil malabares bancarios y empresariales para poder construir el Bernabéu con dinero particular, un proyecto que le ha costado 950 millones de euros. Y ahora ven los madridistas cómo el Barcelona, que no tiene un euro porque se ha gastado lo que tenía y lo que no tenía, será ayudado por el Estado para remodelar el Camp Nou. Un apoyo que el Real Madrid no ha tenido de ningún ente público.

La comparación con el resto de clubes que no aportarán su estadio a la Copa del Mundo es odiosa, patente. Pepe Castro, presidente del Sevilla, ha tomado el estandarte de una crítica que es justa y objetiva en el caso de la implicación judicial constante del Barcelona. No se sienta en el palco con Laporta y su directiva porque están acusados de cohecho y de haber controlado el arbitraje español durante veinte años por medio del vicepresidente de los colegiados, Enríquez Negreira.

Unas acusaciones que el dirigente hispalense argumentó internamente también en la reunión de la Liga hace unos meses. Otros muchos dirigentes del fútbol profesional piensan lo mismo, se sienten perjudicados y engañados por ese manejo arbitral, pero no lo hacen público. Y el litigio del Mundial 2030 ha calentado aún más el ambiente. Ahora se sienten maltratados todos los equipos que no participan con su estadio en el Mundial.

«Se financia a los que más tienen, a los que mejores estadios tienen y también al que se arruina y sigue fichando», señalaba a El Debate un presidente de Primera. «Al final se ayuda a los que están todos los días en los juzgados por no cumplir la ley, los que no lloramos nos quedamos sin mamar», subrayaba este presidente de la División de Honor.

Imagen actual del Camp Nou: la obra afecta a todo el estadio por completo

Imagen del Camp Nou hace unos meses: la obra del estadio del Barça comenzó en junioAFP

El malestar de la mayoría de clubes y de muchos españoles es evidente. Sólo hace falta llamar por teléfono y preguntar. Porque el Barcelona no ha hecho más que aumentar la deuda constantemente y ahora recibe financiación estatal.

El club azulgrana «no ha hecho más que violar todas las normas cada año», comentan diversos dirigentes. «Se le permite lo que no se le permite a nadie». Mientras al Levante, por ejemplo, se le amenazó con descenderle si no cubría un débito de 30 millones, el Barcelona ha mantenido su derecho de pernada. La entidad azulgrana aumentó su masa salarial en 35 millones hace dos años aunque la Liga le dijo que debía descender. Y no pasó nada. Ni sanción, ni advertencia.

Ahora, sin freno, pasándose el fair play financiero español por debajo de la pantorrilla, Laporta ha seguido contratando futbolistas sin dinero, cosa que ninguna otra entidad hace, ni puede hacer. Los fichajes de Lewandowski, Ferrán y Raphinha se realizaron hace un año con una palanca de 60 millones cubierta teóricamente por Roures y por Socios.com que al final no se pagó. Laporta dijo que no era culpa suya y consiguió a la empresa alemana Libero para cubrir esos 60 millones. Pero Libero tampoco los ha pagado. El Barcelona, por tanto, ganó la Liga fraudulentamente, sin pagar como los demás.

Los inversores del Camp Nou, preocupados

En esta diatriba, acusado de manipulación arbitral con Negreira de ejecutor, acusado de cohecho por la Justicia española, los inversores que han concedido el crédito de 1.450 millones para remodelar el Camp Nou han expuesto al club que si continúa vendiendo patrimonio deben de ser informados para saber quién va controlando realmente la empresa. Suena duro, es real.

La preocupación se alimenta de muchas razones. El Barcelona soporta una deuda inicial de 1.350 millones, a la que suma ahora los 1.450 millones del crédito para remozar el campo. Las dudas de los inversores son evidentes y exigen por ello un pago de intereses del 6 por ciento, que puede ascender hasta el 11 por ciento si hay retrasos. Un arriesgado interés tan alto porque los inversionistas están muy preocupados ante una posible sanción al Barcelona por parte de la FIFA y de la UEFA, que le dejaría fuera de Europa y le haría perder un mínimo de 80 millones de euros de ingresos. Y ya ha dejado de ingresar otros 90 por irse a jugar a Montjuic.

La comparación con el Real Madrid es odiosa: Florentino Pérez ha financiado el nuevo Bernabéu con un interés fijo del 2,5 por ciento. La credibilidad de la empresa Real Madrid es fundamental en esta diferencia. El estadio madridista ya está hecho y ha costado a 950 millones. Con retrasos producidos por la guerra de Ucrania.

Joan Laporta, rodeado de directivos, observando las obras del Camp Nou

Joan Laporta, rodeado de directivos, observando las obras del Camp NouFC Barcelona

Hagan cuentas. Si el Barcelona tiene que abonar intereses del 6 por ciento, el coste del estadio ascenderá desde los 980 millones de precio inicial hasta los 1.900 millones. Si sube al 11 por ciento, el golpe será de 2.800 millones. Toni Freixa, antiguo candidato a la presidencia, expresa continuamente su preocupación por esta pérdida de poderío de la empresa.

Se comenta con laxitud que el barcelonismo no se preocupa por el dinero mientras el equipo gane de títulos. No es cierto. Se ganó la Liga y la Supercopa de España con fichajes que no están pagados. Hay que abonar las deudas tarde o temprano. Más pronto que tarde. Esta temporada y las seis próximas van a ser durísimas. Hay que pagar todo lo que se ha gastado ahora y no se tenía. Y la enorme deuda de 4.340 millones tardará en liquidarse décadas, que nadie les engañe.

Convertirse en sociedad anónima

Lo que ha hecho Joan Laporta hasta hoy es vender patrimonio porque la Ley del Deporte le permite pervivir como club deportivo mientras el 51 por ciento de la propiedad sea de los socios. Su límite es traspasar hasta el 49 por ciento del poder económico de la entidad a otras empresas.

En esta situación, la disquisición es si será conveniente convertir definitivamente al Barcelona en una sociedad anónima, una SA, y acabar con esta condición de equipo deportivo. Porque hay un quid de la cuestión: si Joan Laporta continúa transfiriendo patrimonio de la entidad, hasta desprenderse del 49 por ciento, es lógico pensar que quienes hayan puesto esos miles de millones controlarán la casa barcelonista. Para eso, reflexionan antiguos candidatos a la presidencia, desgraciadamente será mejor convertirse de una vez en SA, porque transferir el 49 por ciento es entregar realmente el poder a quienes hayan puesto el dinero.

La Asamblea del Barcelona se celebra el 21 de octubre y en esa cita se analizará si es menester transformarse en sociedad anónima. Es una cumbre que se presenta caliente porque la situación económica se encuentra al límite.

El Barcelona no hablará de ello, pero surgirán socios que cuestionarán por qué hay que reducir la masa salarial de 650 a 270 millones este año. Un encaje brutal. Laporta hablará de sus triunfos deportivos, pero a nadie se le escapa que ha tenido que desprenderse de importantes profesionales del baloncesto y del balonmano y que al final de esta campaña afrontará el problema de perder a buenos jugadores de fútbol o perder más propiedades.

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