El mandato sin fin de Javier Tebas y la ausencia de oposición: ¿Por qué nadie le planta cara?
Tebas ha dimitido como estrategia para aspirar a un cuarto mandato. No se espera oposición.
Javier Tebas dimite como presidente de LaLiga, aunque se volverá a presentar
La dimisión de Javier Tebas de su puesto funciona como una paradoja. No ha sido un movimiento para dejar el cargo, sino para reafirmarlo. No se quiere quitar de en medio, sino seguir un plan para mantenerse más tiempo. Tebas finalizaba su mandato el próximo 23 de diciembre por lo que, dimitiendo ahora, logra que las elecciones para designar al siguiente en ocupar el cargo vayan a llegar antes de terminar el año, saltándose el período festivo.
La misma estrategia la siguió en 2019, cuando justificó que el concurso de derechos de televisión habría sido «demasiado cercano al periodo electoral» ordinario, algo que no ayudaría a la hora de negociar con los operadores, y que el nuevo curso político traería cambios legislativos que exigían un mandato largo por delante. Entonces transcurrieron tres semanas entre su cese y la reelección.
También dimitió antes de tiempo en 2016, la única ocasión en la que ha tenido oposición. Fue Alex Aranzábal, expresidente del Éibar, que, sin embargo, no logró los 11 avales necesarios para presentar formalmente su candidatura.
En 2019 no tuvo competencia. Ahora, salvo sorpresa de última hora, tampoco la tendrá. Si todo va según lo previsto, será reelegido en un plazo de 20 a 30 días. Periodo en el que los vicepresidentes Miguel Ángel Gil Marín (consejero delegado del Atlético de Madrid) y Quico Catalán (expresidente del Levante) quedan al frente de LaLiga.
Tebas empezó su mandato en 2013 y no parece haber una fecha cercana para su final. Presentarte contra él, tal y como hizo Aranzábal en 2016, es casi seguro una garantía de perder. Tebas tiene el apoyo de la mayor parte de equipos de la liga española.
Un miembro de su comisión delegada apunta lo siguiente sobre Tebas: «No se esconde de nada. No me gustaría tenerlo de enemigo ni que esté enfrente para negociar. Si nosotros no queremos nunca el foco, a él le encanta. Le da igual todo. Te puede gustar más o menos, pero LaLiga, antes de él, era una jaula de grillos en la que nadie se ponía de acuerdo. Ahora una mayoría va junta a por todas. Los clubes están más fuertes, unidos e incluso agresivos que nunca. A veces, como en el caso Negreira, ha sido él mismo quien nos ha tenido que frenar. Es una estratega a largo plazo».
En las elecciones de 2019, la Comisión Electoral requería a Tebas presentar, como mínimo, 11 avales de los 42 posibles para postularse a candidato. Presentó 34, sin opción de competencia.
Equipos históricos como Real Madrid, Barcelona y Athletic Club, además de Celta o Real Zaragoza, son algunos de los que están en contra de su gestión y no le muestran apoyo, pero en este sistema democrático eso significa una clara minoría. El resto de equipos ven en Tebas un candidato fuerte, con personalidad y que defiende sus intereses ante amenazas externas como los millones saudíes, los derechos televisivos ingleses o la creación de la Superliga.
Sus enemigos y gente que se quiera presentar a las elecciones saben que no tienen tiempo para recaudar los avales necesarios y evitar su continuidad. Sus fieles escuderos le han otorgado el puesto de adalid de la lucha. «Nos preocupa la sucesión. Necesitamos que se quede porque no hay nadie con su perfil para frenar a la Superliga y plantar cara en casos como el de Rubiales», expresa uno de sus súbditos.
La gestión de Tebas en los últimos meses ha estado marcada por el control económico y el acuerdo con CVC a través de LaLiga Impulso para inyectar cerca de 2.000 millones de euros. Mientras los gigantes españoles le tienen la guerra declarada, otra gran mayoría ve este tipo de acuerdos como claves en su lucha por la supervivencia.
Y mientras unos y otros tienen diferentes visiones sobre gestión y liderazgo, Javier Tebas sigue prolongando un mandato que parece no tener fin. «Quiero seguir más allá de 2024, jubilarme en LaLiga y ayudar al fútbol europeo» expresaba Tebas hace unos años. Por ahora, la realidad no le quita la razón.