El primer fichaje del Real Madrid para la próxima temporada es Toni Kross

Mantiene su raya impoluta en medio del pelo rubio pero se ha rapado la cabellera por detrás y por los costados. Continúa jugando sin despeinarse, con esa elegancia que posee para temblar, mandar y enviar el balón preciso sin que parezca que suda. Se llama Toni Kroos y se ha convertido en el futbolista alemán más importante de la historia del Real Madrid y en uno de los jugadores clave de la leyenda blanca.

Ancelotti, previsor, le dijo hace un mes que si seguía al mando de la plantilla contaba con él para que fuera su director de orquesta. El entrenador ha renovado hasta 2026 y le ha expuesto que debe ser el jefe del juego madridista al menos un año más. Kross pide ser importante para extender su carrera otra temporada. El italiano se lo ha confirmado. Jugará su undécima campaña en el Real Madrid.

Sus tatuajes parecen querer cambiar su imagen de niño bueno, rubio, seguro, fiable, alemán. Son un guiño modernista a ese liderazgo en el césped, jefe de campo, director de orquesta, con esa impronta de hacerlo todo perfecto, sin fallar un centro. Da bien casi todos los pases, como si fuera el niño aplicado de la clase, el que siempre saca nota. Y así es. Carlo le pidió, por ello, que ni se le pasara por la cabeza pensar en la retirada dentro de seis meses.

El italiano conoce bien a los alemanes y conoce aún mejor a las figuras. Por eso, sin saber si continuaría al frente de la plantilla el próximo curso, ya le engatusó diciéndole que contaba con él para el futuro. Que su cabeza teutona, que reflexiona mucho las cosas, meditara que su rendimiento exige seguir jugando al máximo nivel y ese nivel top es el Real Madrid

Está mejor que hace cuatro años

El secreto de estas buenas prestaciones de Kroos reside en haber dejado la selección alemana hace dos años. Lo mismo que sucedió con Benzema aunque por razones distintas. El germano ha mejorado ostensiblemente su regularidad porque ahora aprovecha los cuatro parones de selecciones que rompen cada campaña de los clubes para realizar pequeñas pretemporadas de diez días mientras otros compañeros vienen destrozados, o lesionados, de darlo todo con sus equipos nacionales. Kroos se entrena a tope en esos periodos y vuelve a la Liga y a la Champions como nuevo.

Ahora, Alemania le pide que regrese a la selección únicamente para jugar la Eurocopa que organiza su país. Se lo piensa. Allí elogian su trayectoria en el Real Madrid, sus Champions y desde el propio Bayern, empezando por Heynckes, subrayan sus éxitos y reconocen el error del club bávaro al no valorar su calidad.

El centrocampista ha renovado año a año porque no quiere pasar a ser un segundón en el Real Madrid. Opina que ha ganado cuatro Champions y ha labrado una carrera de oro que no puede mancillar por seguir en el equipo si ya no rinde como antes. No lo permitirá. Y no ha sucedido. Al contrario, ha destacado como director en un esquema que ya se define por este fútbol moderno donde la potencia de los Camavinga, Valverde y Tchouaméni es ley.

Precisamente, esta temporada se pensaba que Kroos y Modric pasarían paulatinamente a un segundo foco en beneficio de los jóvenes talentos que invaden el once de Ancelotti, con Bellingham como estandarte. Modric, en efecto, ha pasado ya a un plano inferior, entre otras cosas porque su entrega a la selección croata le pasa una costosa factura y tiene 38 años.

Kroos comenzó la Liga sabiendo que los jóvenes tendrían mayor protagonismo y en unos pocos partidos recuperó su puesto como director del equipo. Así ha persistido hasta hoy. La línea media de Ancelotti la integran los jóvenes y Kroos. La fuerza física y un creador de los de antaño.

Último mohicano de un estilo

Ancelotti quiere al alemán hasta que su cuerpo diga basta porque con Kroos y Modric se muere una estirpe, un estilo de hacer fútbol donde la magia creativa era santo y seña. El futuro ya no depara futbolistas así. Viene la era de los Camavinga y Tchouaméni. Pero Toni, como le llama el vestuario, no solo aguanta el tirón sino que los dirige.

Es el último mohicano de una forma de fabricar fútbol de calidad a la antigua usanza, como Velázquez, como Rial, directores de clase, de pases ofensivos perfectos, al pie o al hueco, por raso o por alto para que Rüdiger se juegue la cabeza, se la rompan y marque. O para que el balón certero de Toni lo remate Lucas Vázquez cuando Rüdiger se ha llevado a todos los defensas al primer palo. Esos centros de gol están patentados por el número ocho. Patente tedesca. Y seguirá portando el ocho durante año y medio más. Como mínimo. Ancelotti le querría a su lado hasta 2026. Y puede ser. Se valorará al final de cada curso.

A por los 500 partidos

Sin despeinarse, porque sus pases medidos exigen tranquilidad en la concisión, este alemán al que Guardiola intentó retener en el Bayern sin éxito, pues sus predecesores le maltrataron con una renovación a la baja que no firmó, suma ya 440 encuentros vestido de blanco y superará los 500. Autor de 28 tantos, su virtud es crearlos y darlos. Lleva 97 centros de gol, un promedio de uno cada cuatro partidos, y veremos donde deja esa marca. El primer fichaje del Real Madrid para el verano de 2024 no será Mbappé, es Kroos.