Luka Modric no piensa marcharse del Real Madrid

Luka Modric no piensa irse ahora del club de sus amores. Como él dice, esta casa le ha hecho alcanzar los sueños imposibles, cinco Champions en un tramo de nueve años y el Balón de Oro, y cuando toque marcharse desea hacerlo por la puerta grande, con la despedida que la entidad realizará a una de sus leyendas en activo. Lleva doce temporadas en el Real Madrid y cuando diga adiós será con un homenaje.

Suma nada menos que 512 encuentros, 38 tantos y 84 pases de gol en su extensa carrera madridista. En el curso anterior disputó 52 partidos, 34 como titular, y ya vimos que cuando entraba en las segundas partes era efectivo. Ya marcó un bonito gol al Barcelona en el Camp Nou, el 1-3, hace cuatro años, saliendo la última media hora. En el ecuador de la campaña actual, ha participado en 24 partidos, 14 en el once inicial. El cambio paulatino del equipo en favor de la potencia de Camavinga, Valverde y Tchouaméni afecta a su protagonismo. También le sucede a Kroos. Es ley de vida.

La diferencia es que Kroos juega más que el croata porque dejó la selección germana hace unos años y aprovecha los parones de los equipos nacionales para realizar minipretemporadas que le ponen a punto físicamente. Lo mismo pasó con Benzema, que ofreció su mejor rendimiento desde que Francia le vetó.

Modric, sin embargo, nunca ha dejado de competir con Croacia. Allí es un ídolo social, nacional. Y ese desgaste le pasa factura en el Real Madrid. En Valdebebas les habría gustado que colgara las botas de su selección hace tiempo para acumular menos cansancio a la hora de jugar con la empresa que le paga.

Ahora, Arabia Saudí vuelve a abrir su mercado de fichajes y la situación de Modric, menos titular que antes, es un señuelo. Los árabes ya le ofrecieron un contrato millonario el verano pasado y el número diez rechazó la propuesta. En aquel momento el Real Madrid le dio vía libre para que tomara la postura que quisiera y el croata desestimó la opción.

Decidir en el verano

Ahora, la historia se repite, con la liga saudí repleta de dólares para tentar. En el fútbol todo es posible y todo cambia en unas horas, pero no parece probable que Luka, como le llama el vestuario, se vaya en invierno por la puerta de atrás. Es muy madridista, ama al club, y el día que le toque irse, que ese día le ha llegado a todos, a Di Stefano, a Gento, a Pirri, a Camacho y a todos los referentes del Bernabéu, lo hará con el reconocimiento del Real Madrid. Porque Modric, que llegó hace doce años, ha entrado en la historia de la casa blanca.

El centrocampista, 38 velas sopladas en septiembre, ha renovado anualmente en los últimos tiempos y en junio tomará una determinación sobre su futuro.

Modric y Kroos, el fin de una estirpe

Kroos y Modric viven esa transformación del conjunto triunfal de las cinco Copas de Europa hacía un esquema y un fútbol moderno donde manda la fuerza de futbolistas como Camavinga, Valverde y Tchouaméni. Este deporte ha cambiado ostensiblemente. El alemán lleva dos temporadas pensando en la retirada y su buen funcionamiento le ha hecho renovar constantemente, jaleado por Ancelotti, que ya le ha pedido que siga la próxima campaña.

El caso de Modric es distinto. Su participación con Croacia le resta prestaciones físicas y su edad, 38, es un hándicap. Los dos, Toni y Lukita para sus compañeros, son los últimos mohicanos de un estilo de fútbol que ya no tiene herederos. Ambos son el fin de una forma de jugar, de una estirpe.

Modric y Kroos han competido contra este lema: en el Real Madrid se envejece mal. Es una frase basada en la historia de exigencia del club que se ha comentado siempre dentro de la empresa. Los veteranos renuevan cuando rinden. Y ellos han roto muchas veces esa norma con su aportación.

Modric es un tipo con los pies en el suelo. Continuó porque Ancelotti de lo pidió. Ahora ha perdido notoriedad. Quedan cinco meses en los que luchará por la sexta Champions y otra Liga. En junio pensará en su futuro.