Cómo se gestó el éxito de la selección femenina y a quién atribuir el mérito
La selección es la gran dominadora de la actualidad y su éxito tiene tantos artífices como ramificaciones
La final supuso el récord de espectadores en un partido de la selección femenina, con entradas entre 15 y 30€
España es campeona del mundo. Campeona de la Women´s Nations League. El próximo 15 de marzo será número uno del ranking FIFA. Las últimas tres ganadoras del Balón de Oro son españolas. El Barcelona es campeón de Europa, habiendo estado en las tres últimas finales y venciendo dos de ellas. España es, en definitiva, la gran dominadora del fútbol femenino. Por goleada. ¿Cómo?
Hervé Renard, seleccionador de Francia (y al que el gran público puede recordar por ser el entrenador de Arabia Saudí en el pasado Mundial masculino, donde se impusieron a Argentina) pudo dar con la clave en la rueda de prensa que ofreció tras salir derrotado en la final. «El fútbol español, técnicamente, es de un nivel excepcional», y recordó que tuvo «la suerte de enfrentar a la selección masculina con Marruecos en 2018, con un centro del campo con Iniesta y Busquets», quienes le dejaron «la misma sensación que en este partido», refiriéndose a las Aitana Bonmatí, Laia Alexandri, Jenni Hermoso y compañía. Jugar contra ellas es perseguir sombras.
«El equipo está cada vez más rodado. Tenemos claro lo que queremos hacer y la jugadora disfruta, quiere el balón y es más consciente de lo que puede llegar a ser. Quizá en eso hemos cambiado. Antes no nos lo creíamos tanto como ahora. Hemos evolucionado individualmente y como grupo hemos conseguido ser campeonas del mundo» decía la propia Hermoso, que señalaba la confianza, el creérselo, como principales motores del cambio que les está permitiendo dominar el fútbol.
En el deporte en general, pero quizás en el fútbol principalmente, la diferencia entre el haber ganado o el haber perdido es inmensa. Repercute como nada en la mente de las deportistas. Y es que el fútbol tiene lo que muchos analistas se han encargado de denominar como la «deriva emocional».
La mayoría de deportes tienen parones, tiempos muertos, intercambios de cuartos o parones continuos. Es lo habitual. Pero el fútbol no. Los 90 minutos se parten en dos y, durante el tiempo de juego, está la deportista con la realidad, sin nadie que pueda mediar. Eso es la deriva emocional, el tener que enfrentarte en solitario a los momentos de descontrol, en los que la grada empuja y el campo se inclina. Capear en soledad el temporal. Allí, la mente lo es todo.
Ganar te permite tener un recuerdo al que aferrarte, una creencia en el grupo para sortear los momentos malos. Y eso es lo que logró España cuando venció el Mundial el pasado verano. Ahora, la selección sale a los partidos con una ventaja y sus contrincantes con una debilidad, un miedo intrínseco que les coloca en el alambre y les debilita.
De Vilda a Tomé...Aitana
Si el Mundial se ganó con Jorge Vilda y muchos atribuyeron el mérito a sus tácticas, este nuevo triunfo ha llegado de la mano de la nueva seleccionadora, Montse Tomé. Y si bien cabe mencionar que España es un equipo bien trabajado, con variantes y segura de lo que hace, nada de lo logrado habría sido posible sin la presencia de varias de las mejores jugadoras del mundo.
La selección ha sido capaz de recomponerse de las lesiones de Alexia Putellas, la mejor jugadora del planeta en su momento, y encontrar nuevas referentes sobre las que construir. La energía de Salma Paralluelo arriba, la calidad técnica de Jenni Hermoso, la contundencia atrás de Irene Paredes y Laia Codina atrás...y la magia de Aitana Bonmatí.
La calidad siempre ha estado ahí, pero nunca la habían explotado como hasta ahora. «Hasta día de hoy hemos podido ganar todos los títulos posibles. España vuelve a jugar al fútbol, vuelve a jugar como nos gusta. Hemos vuelto a hacer historia al ganar otro torneo y todo el mundo tiene claro lo que está siendo España», destacó Jenni. «Este equipo no tiene techo», sentenció Laia Codina.
Y en medio de propuestas y reclamaciones para que se mejoren las condiciones, en medio de toda la revolución que viene sufriendo el fútbol femenino en los últimos tiempos, esta generación tiraniza a sus rivales, vence por doquier y se postula como las mejores del mundo. Porque puestos a revolucionar, mejor revolucionarlo todo antes de marchar.