España y Brasil firman tablas y regalan una exhibición futbolística al Santiago Bernabéu

Lo tuvo en sus manos. Y cuando la afición española celebraba la tercera victoria de su historia a Brasil, Lucas Paquetá se encargó de silenciar al coliseo madridista. Pero en partidos como estos, el resultado es lo de menos. España y Brasil firmaron el pacto de no agresión y regalaron un bonito partido al espectador neutral (3-3) que en realidad sirvió para dar visibilidad al problema del racismo que hay en el fútbol español.

Hacía 11 años que estas dos selecciones no se veían las caras en un partido oficial. En esa ocasión, el duelo estaba enmarcado dentro de la final de la Copa Confederaciones de 2013 y la selección española acabó perdiendo por 3-0 con goles de Neymar y doblete de Fred. Y en ese sentido, la afición española tenía ganas de revancha. El Bernabéu estaba abarrotado, no cabía ni un alfiler.

Luis de la Fuente presentó muchas novedades. Respecto al partido frente a Colombia, tan solo Aymeric Laporte repitió como titular. El resto fue un once que el aficionado español casi recita de memoria. Es decir: Unai Simón; Carvajal, Le Normand, Laporte, Cucurella; Fabián, Rodri; Lamine Yamal, Dani Olmo, Nico Williams; Morata. Y en el caso de Brasil, Dorival Júnior (seleccionador brasileño) sacó a sus mejores hombres.

España salió mejor al duelo. Los de Luis de la Fuente, que acaba de cumplir un año como seleccionador nacional, se hicieron con la posesión de balón desde el principio e intentaron contrarrestar los contraataques brasileños. El gol podía caer en cualquier momento y en una jugada en la que Lamine Yamal volvió loca a la zaga brasileña, el árbitro decretó una pena máxima que, quizás con VAR, no se hubiera pitado.

Rodri cogió el balón y marcó para poner el 1-0 en el 12' de encuentro. El centrocampista del Manchester City celebró, con emoción, el gol. Porque cabe recordar que el madrileño se ausentó a varios entrenamientos por el fallecimiento de su abuelo. Abrir el marcador le sentó de maravilla a España y Brasil no estaba pudiendo generar peligro por banda. Y eso fue mérito de Carvajal por derecha y Cucurella por izquierda. Vinicius y Raphinha estaban completamente desactivados.

España estaba firmando un partido muy serio y estaba bordando el fútbol. El encuentro de este martes no tenía nada que ver con el que disputó el pasado viernes ante Colombia en Londres. La selección tenía ganas de fiesta y en el 36' de encuentro, Dani Olmo firmó una jugada individual exquisita y definió de maravilla para poner el 2-0.

Sin embargo, la alegría del segundo gol le duró poco a España. Brasil llegó con peligro al área de Unai Simón. El guardameta del Athletic erró en el despeje y Rodrygo estuvo atento para picar el balón por encima y recortar distancias para una selección brasileña que no había hecho ningún tipo de mérito. 2-1. Eso fue en el 40'. Los últimos cinco minutos del primer acto transcurrieron sin mucha más novedad. Descanso en el Bernabéu.

La primera parte de Brasil no fue nada buena. Y Dorival Júnior se percató de eso. Tras el paso por vestuarios, el seleccionador brasileño tomó la decisión de hacer un triple cambio. Danilo, Raphinha, Bruno Guimarães y Joao Gomes al banquillo. Yan Couto, Endrick, André y Andreas Pereira al campo.

Y en la primera jugada del segundo acto, España volvió a perder un balón en el centro del campo y Lucas Paquetá estuvo a punto de poner el 2-2, pero el centrocampista del West Ham no consiguió aprovechar la buena internada de Vinicius por izquierda. Poco después, fue Endrick el que hizo el gol de la igualada. El chaval, que jugará en el Real Madrid la próxima temporada, marcó un golazo. Menuda parón internacional el suyo. Gol en Wembley el pasado sábado y este martes en el Bernabéu.

España salió dormida al segundo acto y perdió el dominio que había conseguido en el primero. Brasil mejoró con los cambios y empezó a someter a la selección española. La buena noticia es que ese arreón carioca duró poco y España volvió a tener el control del esférico. Lo que era innegable es que el partido estaba siendo magnífico.

Con el paso de los minutos, el partido se volvió mucho más loco, más abierto. Tanto España como Brasil querían ganar y los de Luis de la Fuente empezaron a acusar el cansancio. En ese sentido, los jugadores españoles no estaban pudiendo jugar con tanta fluidez y con tanto desparpajo.

Lo que son las cosas. En un tramo de encuentro en el que parecía que no iba a pasar nada, el colegiado volvió a decretar la pena máxima. Rodri cogió el balón de nuevo y consiguió marcar su doblete particular. Alegría para España y enfado macanudo en el banquillo brasileño. 3-2. Y justo al final, el árbitro quiso compensar a Brasil y Lucas Paquetá anotó el gol del 3-3 en el 96... ¡de penalti!