Ancelotti, el triunfo de un camaleón incombustible
Su evolución en los banquillos se basa en cambiar la forma de jugar de cada equipo según las figuras que los lideran. Se concentró en Cristiano hace una década y ahora revolucionó al Real Madrid
Su próximo cambio será convertir a Vinicius en ariete con Mbappé por la izquierda, puestos que rotarán para romper defensas
Tiene 64 años y lleva media vida como entrenador. Su éxito al frente de los banquillos es tal que su gran etapa de jugador en el Parma, la Roma y el Milan parece que ha quedado en segundo plano y no es así. Pero su triunfo como responsable de los equipos es tan grande que parece que ya comenzó en el fútbol vestido de largo y dirigiendo jugadores. Una victoria global como gestor de plantillas y de egos que ha encontrado el cum laude en el Real Madrid.
Sus fotos italianas nos recuerdan siempre su eficacia en el Milan y la extraña rúbrica de su trayectoria es que ha alcanzado la máxima gloria en un país vecino y en el club que fue históricamente el mayor rival de los rojinegros. Se llama Carlo Ancelotti y triunfa en el campo porque de hecho nació en el campo.
Muchos se cuestionan por qué brilla eternamente este técnico al cabo de treinta años de carrera. Suele suceder y es verdad que los entrenadores consiguen despuntar de golpe y al cabo de doce años pierden ese liderazgo ante la irrupción de otros hombres con nuevas ideas. Le ha pasado a José Mourinho y a Rafa Benítez, a Jupp Heynckes y a Joachim Low.
El secreto de Carlo es que encontró la varita mágica para ser siempre joven en un banquillo. Carletto se hace cada día más mayor, como todos, pero sus equipos son siempre actuales, energéticos y juveniles porque en 1999, en la Juventus y con Zidane como artista en el césped, aprendió que para despuntar al mando de un grupo debe adaptar el estilo de juego al mejor futbolista de ese plantel. Zizou era el número uno y Carletto admitió que debía acoplar a todo el equipo al genio francés.
Le costó, porque Zinedine era raro, pero los veteranos de la Juventus confirmaron al míster que debían bailar al don del mago del balón. Y así fue. Desde ese momento, Ancelotti supo que siempre sería el entrenador del momento, porque su carta blanca escondida es que adapta todos los estilos de juego a la figura de cada equipo que dirige. Lleva un cuarto de siglo haciéndolo y triunfando en todas las grandes Ligas. En el Real Madrid lo ha hecho en dos etapas y espera reafirmarlo en una tercera, la próxima campaña, con la llegada de Mbappé y Endrick.
Cambiar de estrategia y de estilo
El italiano es humilde y reconoce que todo este cambio lo hizo porque se equivocó y pagó la novatada en el Parma al no variar el sistema para convertir a Roberto Baggio en mediapunta.
Sucedió en 1996. Era su segunda experiencia como jefe de plantilla después de su paso por la Reggiana. Roberto era la gran estrella de Italia y le pidió jugar de media punta. Ancelotti le dijo que mantendría su hermético 4-4-2 y que él debería ser delantero. Roberto acabó marchándose al Bolonia y marcando 22 goles. Fue una derrota personal de Carlo. Dura. El mejor aprendizaje. El golpe que le permitió dar un giro de 180 grados a su cabeza y convertirse en lo que es hoy.
Bellingham es la demostración del camaleón
La gran victoria futbolística de Jude Bellingham en el primer año en el Real Madrid es la demostración de esa revolución personal del allenatore italiano. El inglés ha marcado 19 goles en la Liga, a punto de ser el Pichichi, 23 dianas entre todas las competiciones. El viejo zorro del fútbol vio que el remate y el regate de Jude eran perfectos para entrar en el área y reinventó el Real Madrid. Cambió el esquema para adaptarlo a él.
Colocó el cuarteto de mediocampistas en rombo y Bellingham era la punta de ese rombo. Esta modificación obligó a que Valverde y Kroos jugaran más apretados hacia el interior, para enlazar en corto con Jude, dejando pasillos para las subidas de Carvajal y Mendy.
La clave táctica era, es, que Valverde y Kroos dieran pases a Bellingham desde muy cerca y que la nueva figura también tuviera a la vista a Vinicius y Rodrygo para crear paredes. El éxito ha sido total y es culpa de Ancelotti.
Carlo ha hecho con Bellingham lo que no hizo con Roberto Baggio. Es como un azote propio. Jude juega como media punta. Victoria. La Liga y la Supercopa de España. Y en pocas horas puede celebrar la decimoquinta Champions de la entidad, que sería la primera de Bellingham.
Ya lo hizo con Cristiano y Benzema
Tras aquel fallo de percepción con Baggio, Ancelotti entrenó a la Juventus y allí convirtió a Zidane en el líder de un estilo adaptado a él. Desde entonces lleva un cuarto de siglo haciendo todo lo contrario de lo que hizo al principio de su trayectoria como técnico. De las derrotas futbolísticas y particulares se aprende mucho.
En 2013 llegó al Real Madrid y sacó su camaleón con Cristiano y Benzema. El francés era un nueve falso y bajaba al centro del campo y se marchaba por los flancos para abrir pasillo al portugués. Karim hizo aún más grande al luso como artillero. Cien goles de Cristiano se deben a Benzema. Se los debe.
Mbappé y Vinicius, otro desafío
Carletto tiene 64 y da igual, siempre es moderno y actual en sus esquemas de juego y sus movimientos, porque lo que hace es transformar cada equipo que dirige. La próxima temporada viviremos el Real Madrid en la tercera fase.
Vienen Mbappé y Endrick y el entrenador ya tiene preparado el nuevo camuflaje de camaleón para romper a los contrarios. Ha escuchado durante un año que Mbappé y Vinicius se van a pisar la manguera en el campo. Lo tiene todo atado y bien atado. Va despistar a todas las retaguardias vivales.
Hemos visto cómo Vinicius ha marcado más goles que nunca. El brasileño se ha situado en muchas ocasiones como delantero centro, mientras Rodrygo entraba por la izquierda. Llega Kylian en agosto y el proyecto es que juegue por la izquierda, como le gusta, y que Vinicius actúe como ariete falso, con una libertad de movimientos que acabará en una rotación constante con Mbappé, de manera que en muchos momentos del partido veremos al francés como ariete y a Vinicius por la izquierda.
Esos cambios de ambas figuras van a ser un quebradero de cabeza para los adversarios. Ancelotti se volverá a reinventar. Gracias, Roberto Baggio, por haberle cambiado la cabeza.