El Madrid, otra vez entre confetti y papelitos. El árbitro lo mereció
Noticia es que cierra 2024 como lo empezó: campeonando. Cinco veces. Sale a título cada dos meses y medio o así
Como era de esperar, el Real Madrid ganó la Copa Intercontinental. La noticia hubiese sido lo contrario. Es que no acostumbra a perder finales por el mundo, es una costumbre. Por el mundo y por aquí. Sorpresa fue el árbitro, luego hablamos.
Noticia es que cierra 2024 como lo empezó: campeonando. Cinco veces. Sale a título cada dos meses y medio o así. La foto de costumbre está en los periódicos del mundo: el Madrid entre confetti y papelitos, su himno a todo tren.
Sólo cambia el capitán, esta vez Luka Modric. Que sumó su título número 29 de blanco. Es el primero en esa clasificación. Cuando aterrizó en el Bernabéu se escribió, en Barcelona concretamente: 42 millones para tapar vergüenzas. Los hay con ojo. Ah, Ancelotti ha superado a Miguel Muñoz, es el entrenador con más títulos. Esperen a echarle los nerviosos.
Nueve veces campeón del mundo y quince de Europa. Es el Rey. No pongo el p… delante, pero podría. Noticia fue el árbitro, sí. Como no es frecuente que nos den motivos para alabarlos, aprovechemos el momento. Valenzuela, se apellida y es venezolano. Una delicia. Dio gol al golazo de Rodrygo, pero como el portero mexicano le persiguió, el VAR le mandó a revisar. Fue y se mantuvo en su idea: Bellingham no molestaba.
Estaba el inglés por detrás de los defensores cuando Rodrygo hizo su obra de arte. Tenía Jude -otro partidazo, por cierto- la misma incidencia que el banderín de córner más cercano. En un alarde de personalidad y honradez, el árbitro señaló el centro del campo. Debió bajar el tal Infantino y abrazarle.
Sólo cometió un error, no vio el penalti que le hicieron a Lucas. Viajó hasta el monitor y lo señaló. Conclusión, el VAR jamás debe imponer su criterio al árbitro, el protagonista. Esa acción de Valenzuela también ayudó a justificar la tarde.
Que fue lo que el Madrid quiso. Un partido cada tres días, esperen que llegue enero. Una lesión tras otra. Somos mejores, vamos a ir con tiento. Se pasó de eso y hasta Ancelotti se encabritó. Los primeros 20 minutos fueron de entrenamiento. Del equipo de veteranos, digo.
A propósito. Cuando espabiló, esto es cuando dejó de caminar y se puso a trotar, marcó Kylian -campeón del mundo por fin en ese estadio, con Francia salió subcampeón-y se fue estableciendo la diferencia. El Madrid se salió con la suya: copa y sin lesiones, eso sí que no puede controlarse. Lo festejó por igual.
La cuestión es obvia, pues: ¿merece la pena este y otros torneos con la brutal carga de partidos que sufren todos los equipos? El Pachuca eliminó al Botafogo, favorito para jugar la final. Su semifinal fue el partido número 76 este año. Tres días después de ganar el título en Brasil, su país. En los últimos 16 días había jugado cinco en tres países, cinco ciudades y tres continentes. Habría que mirarlo, sí.
Total: el Madrid, otra vez campeón. Esta vez sin despeinarse. Si logra que su enfermería se vacíe… Pues eso. Lo que está usted pensando.