Ansu Fati mantiene vivo al Barça en Champions
El equipo azulgrana llega con opciones al duelo fundamental ante el Benfica gracias al gol de su estrella, que dedicó al Kun Agüero, hospitalizado por una arritmia
Un solitario gol que vale oro, tres puntos y futuro en la Champions League. Ansu Fati celebró con rabia el tanto que le valió a su equipo la victoria ante el Dinamo de Kiev y lo hizo acordándose de su compañero Sergio Agüero, ausente, por lo menos, tres meses por una arritmia. Ter Stegen y el VAR se sumaron a la heroica culé. El meta alemán aportó un palmeo ganador a un disparo de Tsygankov en el minuto 80 y, cinco minutos después, el vídeo arbitraje decidía no entrar en un agarrón de Busquets a un rival dentro del área.
La estrella azulgrana recibió un rechace dentro del área que remató con violencia hasta el fondo de la red. Los rechaces, rebotes y segundas jugadas fueron la dinámica de un partido más brillante por el resultado, y lo que significa, que por el juego.
La sonrisa del ‘10’ y el regreso de Ousmane Dembélé fueron la únicas que pudo esbozar el Barcelona en la gélida noche de Kiev. El francés, que no disputaba un solo minuto desde el pasado 19 de junio, ensayó algunas de sus virtudes–como la arrancada o el desborde–sobre el césped para recuperar el ritmo. El catálogo de malas noticias seguía acompañando a un equipo que vio cómo Lenglet se retiraba lesionado del campo a falta de un cuarto de hora, adelantando el regreso del también tocado Ronald Araújo.
La apuesta del Barça fue por el juego aéreo, pero con los mismos resultados que los rechaces en la primera parte: ninguno. Los centros de Mingueza y Alba se quedaban sin remate y, los que conseguían encontrarlo, se quedaban lejos de ser peligrosos. Entretanto, el Dinamo de Kiev volvía a amenazar más que los azulgranas. Karabaev perdonó con un disparo que buscaba la escuadra, pero al que le faltó algo de rosca y en un córner los ucranianos se quedaron cerca de lograr el empate.
El Barcelona recibió una de cal y una de arena por parte del VAR. Los jugadores habían reclamado penalti sobre Ansu tras un cruce con Kedziora dentro del área. El delantero hispanoguineano acabó dolorido la jugada y Hategan parecía tenerlo claro. No obstante, el remate frustrado del ‘10’ había sido sobre la pierna del defensor ucraniano y la herramienta anuló la decisión inicial.
Los pocos detalles de calidad del partido llegaron del lado local. Tsygankov sacó la amarilla a Lenglet tras un caño en el círculo central. El resultado de la filigrana fue dejar a los dos centrales del Barça amonestados con más de media hora por disputarse.
La primera parte estuvo marcada por un intercambio de golpes, embarullados por parte del Barça–que acabó sin tirar entre los tres palos–e imprecisos del lado ucraniano. El conjunto azulgrana volvió a protagonizar un buen arranque, intenso y agresivo buscando la portería de Buschan.
Sin embargo, las primeras tentativas de los de Sergi Barjuan fueron fruto de series de rechaces que acabaron siempre atajadas por la zaga antes de culminar ninguna con un tiro y la mejor no computó para la estadística. Clément Lenglet remató de cabeza una falta lateral de Jordi Alba al poste, pero también se alzó el poste del banderín del asistente que dejaba el intento en fuera de juego.
Los culés echaban en falta la máxima precisión que otrora marcase su juego. Una buena asociación entre los canteranos Nico y Gavi acabó con un centro del andaluz al segundo palo que el portero Buschan tocó con las yemas de los dedos para evitar el remate en el segundo palo de un Jordi Alba que llegaba relamiéndose. El equipo de Mircea Lucescu escondía las garras detrás de un buen repliegue defensivo que cada vez achicaba más la entrada a jugadores como Memphis o Ansu Fati.
El encuentro fue intenso en la primera mitad. Hasta el árbitro participó involuntariamente de la contundencia de los choques. El colegiado rumano, Ovidiu Haţegan, pisó a Shaparenko en un lance que acabó sin amonestación. No tuvo la misma suerte Éric García unos instantes antes, que vio la primera amarilla del duelo por rozar en un salto con los tacos a un rival. El central catalán se quedó marcado para el resto del partido.
La necesidad del Barça se notaba en los acercamientos cada vez más improvisados e inverosímiles. Hasta el capitán blaugrana, Sergi Busquets, se animó con un tiro desde fuera del área a pase de Ansu Fati desde la izquierda. También Jordi Alba tras un saque de esquina al que le faltaron ensayos probó sin suerte desde la larga distancia.
El Dinamo de Kiev, que había estado atrincherado hasta entonces, se revolvió y mostró a su público que podía competir de tú a tú al Barça. No obstante, la imprecisión culé se contagió al frente de ataque rival, aunque la sensación de peligro latía más en las ocasiones ucranianas. El centrocampista Denys Garmash se desempeñó con soltura en su misión de incógnito como referencia y fue el origen de las mejores oportunidades.
Garmash sorprendió primero cuando, aparentemente acorralado por tres jugadores del Barcelona, encontró el hueco justo para que Tsygankov dejara un tiro franco a Shaparenko. El otro mediocampista remató con su pierna menos hábil dos jugadas casi seguidas. La segunda fue un mano a mano con Ter Stegen que acabó fuera.
La línea ascendente de los ucranianos encontró su apogeo tras una falta de un impetuoso Nico González cerca del córner izquierdo del Barça. El envío rechazado por la zaga culé acabó en las botas de De Pena que, esta vez sí, obligó al portero alemán a rechazar con reflejos gatunos. El Barcelona, noqueado por el despliegue ucraniano contratacó con las mismas dificultades con las que empezó.
Otro barullo en el área se quedó sin rematador tras un centro de Mingueza que embocó Nico de cabeza. Con más corazón que eficacia tuvo la última en un arranque de Nico que vio el desmarque de Depay. A la única jugada coral del Barça también le faltaron micras para ser gol. Ansu Fati dejó pasar el envío del neerlandés, pero Frenkie de Jong no alcanzó a acabar la jugada.