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Benzema celebra uno de sus tres goles en Stamford BridgeAFP

Chelsea 1-3 Real Madrid

Benzema destruye el cuadro del Chelsea de Tuchel a pinceladas

El equipo de Ancelotti dio el recital del año en Londres guiado por la inagotable inspiración del francés

Con las medias blancas salió el Chelsea como para empezar a confundir. O para fastidiar. El Madrid con las medias azules estaba irreconocible. Se echó el Chelsea arriba nada más empezar por las bandas y de milagro no pasó nada. El primer partido de la liga inglesa que uno vio en su vida fue uno del Everton hace más de 30 años y siempre recuerda la velocidad.

El equipo de Tuchel parecía aquel Everton borroso hasta que todo fue nitidez en una contra madridista donde Benzema, ladeándose, se llevó a dos defensas a los que burló de un taconazo que no se había visto nunca en Londres, un taconazo de histerismo beatlemaníaco que recogió Valverde para marcharse galopando como un rinoceronte con patas de ciervo para que Vini terminara estrellando la pelota en el larguero de Mendy, Edouard.

Benzema, el cohete lírico

La lluvia era más de los locales, que no solo estaban en casa sino que se sentían como en ella con esa agua, igual que decía aquel espectador en las Red Rocks de Colorado, mientras esperaba a que saliera al escenario U2 en el 83. La mala noticia llegaba con la amarilla a Militao que le hacía perderse la vuelta. Fue el agua, la confusión del agua, lo que le obligó a rectificar un mal control. Rüdiger parecía un aspirante al título de los welter y Courtois demostró por primera vez en la noche por qué es el mejor guardameta del mundo.

Vinicius estaba destrozando los esquemas de Tuchel con el martillo de gemas de Andy Dufresne

El mejor del mundo sobre el campo es Benzema. La gracia, el talento y la madurez. Vinicius, que estaba destrozando los esquemas de Tuchel con el martillo de gemas de Andy Dufresne, se marchó por la derecha y Karim lo vio mientras empezó a acompañarlo enfilando la portería. Vini esperó como una batería de fusileros y el francés se lanzó a por el balón alto como un cohete, como un cohete lírico, rematando de cabeza en semi parábola con los brazos abiertos y las piernas abiertas, como esas ardillas planeadoras.

Modric durante un momento del partido contra el ChelseaAFP

Apoteosis madridista en Stamford Bridge que tres minutos después, en el 24, iba a alcanzar el delirio con Modric centrando desde la nada, desde el espacio, como un quarterback que vio al poeta y wide receiver de Lyon, que volvió a rematar con esa cabeza de medusa, no desviando el balón ni el cuerpo sino el mundo, al que hizo moverse para marcar el segundo mientras la humanidad trataba de guardar el equilibrio. Pese a la explosión, siguió el Madrid en sus trece (Copas de Europa) apareciendo por todas partes pese al orden local. Un orden que los blancos no rompían, tan solo esquivaban, ajenos a cualquier táctica enemiga.

El Madrid era el oleaje y el Chelsea la playa que se quedaba brillante con cada contraataque

Una táctica que existía. Tanto existió que Havertz empató de cabeza en el 40 con lógica casi aplastante más allá de la magia madridista. Un minuto después respondía el Madrid, otra vez con el astronauta Modric haciendo un acoplamiento con Vinicius que Benzema no pudo convertir cuando parecía el tercero del francés y del Madrid. El Madrid era el oleaje y el Chelsea la playa que se quedaba brillante con cada contraataque al retirarse la espuma blanca, el burbujeo al que contribuían todos, como Alaba o Militao, que hacían entradas triunfales entre los bañistas subidos a sus tablas de surf.

Un campesino al amanecer

Lo que sucedió nada más empezar la segunda parte fue una patada a seguir en el área de un Casemiro monumental que fue a buscar Benzema como un campesino saliendo al campo antes del amanecer. Por detrás de la montaña salió el sol, de repente, sobre los ojos de Mendy, Edouard, y el francés maravilloso marcó el tercero. 1 a 3 en Londres y Benzema punteando el juego, haciéndole creer al Chelsea que no era un gran equipo de fútbol sino la hermana pequeña de Barbie. Pero el punteo no era solo de Benzema, lo lideraba, y el Madrid era un jardín, un bosque primaveral en el que se escuchaban las risas de las ninfas y se veían entre las ramas, fugazmente, las colas de sus olorosos cabellos.

Tocaba el Madrid con las puntitas de los dedos para robársela al Chelsea en un ejercicio defensivo y contraatacante preciosista, pero duro, durísimo

Courtois volvió a volar. Porque aquello fue un vuelo más de allá de metáforas. Un despegue. Supermán en busca del helicóptero de Metrópolis o del ascensor de la torre Eiffel. El orden tucheliano continuaba con rigor, cariacontecido, pero riguroso. Su posesión subía como revoluciones y Militao terminaba marchándose herido. Tocaba el Madrid con las puntitas de los dedos para robársela al Chelsea en un ejercicio defensivo y contraatacante preciosista, pero duro, durísimo, con Modric fajándose por el centro, revolcándose. La tuvo Lukaku, recién salido, en remate franco y solo ante Courtois, pero se le marchó por un lado. Avisaba el Chelsea, ya otra vez un equipo, asolando los medios.

Valverde avanza con el balón en Stamford BridgeAFP

Reaccionó Ancelotti con Camavinga para reforzar el pasillo central por el que se empezaban a colar con demasiada frecuencia los azules. La moto de Valverde aparecía de repente por cualquier lado con su humo azul para alejar el peligro perdiéndose el piloto rojo trasero en la profundidad del azul. Esa moto veraniega, una Montesa por el centro de la City con su sonido característico. Lo intentó el Chelsea, pero el Madrid estaba ya metido en su primavera, casi ya un verano bajo el aguacero de felicidad.

Ficha técnica:

Chelsea 1: Mendy; Christensen (Kovacic, m. 46), Silva, Rüdiger; James, Kanté (Ziyech, m. 46), Jorginho (Loftus-Cheek, m. 63), Azpilicueta; Mount, Pulisic (Lukaku, m. 63); Havertz.

Real Madrid 3: Courtois; Carvajal, Militao (Nacho, m. 63), Alaba, Mendy; Modric, Casemiro, Kroos (Camavinga, m. 73); Valverde (Ceballos, m. 86), Benzema (Bale, m. 86), Vinicius.

Goles: 0-1 (Benzema, m. 21). 0-2 (Benzema, m. 24). 1-2 (Havertz, m. 40). 1-3 (Benzema, m. 46).