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El Madrid no se puede explicar

Las cosas que hace el Madrid son ese tipo de cosas que no competen a la razón, que son de otro mundo. Un equipo que tiene que remontar cuando pierde y lo mismo le da tener que hacerlo cuando gana

Escribo en una casa desde la que por una de las ventanas que mira al sur se dibujan verdes montañas en las que pastan lozanas vacas y orondas ovejas. Imagínenlo. Y si desde esa misma ventana giras la mirada un poco hacia el este, resalta imponente la iglesia románica del pueblo. Para soñar. Desde aquí, tanto ateos como creyentes pueden ver a Dios, que dice un buen amigo. No quiero darles envidia, pero estoy pasando la Semana Santa retirado en una montaña entre Tolosa y San Sebastián.

La pregunta que me hago una vez terminado el partido es, ¿qué necesidad de sufrir en un entorno así?

Esperaba el Madrid-Chelsea como quien espera algo deseando que nada pase, porque lo importante ya sucedió hace una semana en Londres, y para qué remover las cosas innecesariamente. Ya lo recordaba en Twitter Pepepe un rato antes del partido: «curioso el madridismo. Si pierden el partido de ida 4-0 están convencidos de que se puede remontar. Si ganan 1-3 creen que la cosa está muy mal». Algo de esto hay, no diré que no, pienso con cierta incredulidad cuando me llama David Vicente unas horas antes del partido y me dice que está preocupado. Pero qué somos, ¿comentaristas de Movistar Plus? me dan ganas de decirle en ese momento. Eso no, pero un poco premonitorio sí fue...

Sigo pensando que lo que realmente nos pasa a los madridistas es que solemos olvidar que el contrario también juega, y que incluso le gusta ganar, sobre todo si es el circunstancial campeón de Europa de visita en Madrid. Pero tampoco es necesario perder años de vida con cada eliminatoria. No hace falta. Esto es algo que no afecta al único ser humano que rejuvenece cada año, Luka Modric. Nunca imaginé ver algo así, cuanto más mayor se hace por más años le renovaría.

Un Chelsea enorme nos hizo perder hasta la esperanza en la Resurrección cuando se puso 0-3, pero en el Bernabéu, en noche europea y con este Madrid habría que inventar algo más largo que una prórroga para eliminarle. Esto es algo en lo que ahora mismo, estoy seguro, están pensando de vuelta a casa los jugadores del Chelsea.

Las cosas que hace el Madrid son ese tipo de cosas que no competen a la razón, que son de otro mundo. Un equipo que tiene que remontar cuando pierde y lo mismo le da tener que hacerlo cuando gana. Que tiene a Luka Modric y todos los demás equipos del mundo, no. Una extraña pareja en Vinicius y Benzema, que parece no tener fin, ni principio... o tener el mejor portero del mundo sin que lo parezca, como sin darse importancia. Ganar con una defensa con Carvajal de central, Lucas Vázquez y Marcelo... mientras Tuchel mira la pizarra sin entender nada, porque lo que hay que entender no está en pizarra alguna. Escapa a la razón.

Ahora en serio, porque quizás todo lo anterior les parece fruto del subidón. Sabemos que el Madrid es un equipo acostumbrado a ganar, de hecho, todo lo demás no le/nos sirve. Acostumbrado a levantar copas de Europa y atesorarlas en su vitrina. A noches épicas, a remontadas, a sufrir, a gozar... y aun así, cada vez es diferente, como si fuera la primera vez, o la mejor vez, o la única vez. El Madrid no se puede explicar.