Los aficionados blancos ya se hacen notar desde París
Malestar entre los madridistas por la 'fan zone' de la UEFA: «Es un robo»
La UEFA lleva tiempo alardeando de que el fútbol es de los fans. Lo será, pero no para los aficionados del Real Madrid en la final de la Champions de París.
Todo empezó con el reparto de las entradas. La afición blanca pago entre 60 y 600 euros por las localidades y en todas ellas tenían el aviso de la baja visibilidad. Algo incomprensible en un estadio construido para el Mundial de 1998.
La segunda ha llegado una vez que la marea de seguidores del conjunto merengue ha llegado a París.
La UEFA ha querido separar a las aficiones en dos zonas a las que ha llamado meeting point, que ya no es la antigua fan zone, porque lo que ha preparado Ceferin es un espacio acotado con unos servicios que han levantado las quejas de los aficionados que se han desplazado a la plaza del Ayuntamiento de París.
Colas de más de una hora y precios abusivos
Por un lado, la UEFA ha montado un espacio para las dos aficiones en Notre Dame donde se pueden hacer fotos con la Copa de Europa y jugar en un futbolín humano además de otras actividades. La tienda de merchandising acumulaba colas de más de una hora de espera para comprar camisetas conmemorativas del partido a una media de 30 €.
Ya en las cercanías de Saint Denis, la zona de aficionados blancos es un espacio verde dentro de un parque. La actriz Vanesa Romero y el locutor Tony Aguilar han amenizado la jornada mientras los seguidores del Real Madrid hacían esperas de más de dos horas para comer en tres food truck donde la comida se prepara muy despacio. Pizza, hamburguesa y arroz junto a dos barras con la cerveza a 8 euros.
Los fans de la UEFA no son los del Madrid
«Es un robo, preferiría haber comido por la ciudad de haber sabido esto», dicen algunos seguidores y es que la distancia al estadio es de más de 10 km.
Las banderas blancas, de España o de Madrid sirven de mantel en el suelo como si de un picnic se tratara.
Los fans que utilizó la UEFA en su cruzada contra la Superliga se ha demostrado en París que no son los del Real Madrid.