Fundado en 1910

Derrota del Atlético en Brujas: solo tiene tres puntos en ChampionsAFP

Brujas 2-0 Atlético de Madrid

El Atlético toca fondo en Bélgica y se vuelve a estrellar en Champions

Durísima derrota ante el Brujas que le deja noqueado y sin ser capaz de competir en Europa

De naranja, irreconocible en su aspecto, superado por agresividad e intensidad, conformista reincidente en la Champions, el Atlético de Madrid ha disparado las alertas, doblegado 2-0 por el Brujas, por un incontestable Ferran Jutglà y, sobre todo, por sí mismo, encomendado a tres victorias en las últimas tres jornadas de la fase de grupos para creer no sólo en la primera posición, sino también para sentirse seguro de su pase a los octavos de final, del que no es ni favorito ni nada que se lo parezca.

Otra vez, el equipo rojiblanco está al límite. Y por su propia responsabilidad. En el plan contemplativo de Simeone, como en Leverkusen, el Atlético empezó la deriva hacia un naufragio predecible e inevitable, cuyas consecuencias dependerán de todo lo que suceda en las tres restantes citas, bajo la presión y entre el ruido del golpetazo sufrido en Brujas, que lo aventaja en seis puntos con nueve por jugarse. Atlético, Oporto y Leverkusen tienen tres.

No hay matices. Diego Simeone, sobre todo, pero también el equipo salen malparados de la noche de Brujas. Y no hay excusa. No vale con el lamento de la ocasión fallada con 0-0 por Morata. Ni con el penalti, ya con 2-0 en contra, que falló Griezmann. El Atlético reincidió. Su especulación inicial, tan dañina otras tantas veces, tan insistente últimamente, tan recurrente cuando suena el himno de la Liga de Campeones en los oídos de Simeone, fue una concesión inasumible cuando te juegas tanto en una competición tan exigente. No perdona. Lo sabe más que nadie el conjunto rojiblanco.

El Atlético necesita a Griezmann. Pero también ser un equipo muchísimo más voraz, más creíble, de lo que fue en Brujas. Más allá de la convicción con la que se expresó el equipo el pasado sábado en Sevilla, también con el matiz de que su rival evidenció su decadencia, el conjunto rojiblanco tiene un plus de fútbol, combinación, lectura y clarividencia ofensiva cuando dispone de 'El Principito' sobre el terreno de juego. Ya no es el goleador que explotó a las órdenes de Simeone, ahora es un futbolista, incluso con apariencia de centrocampista por momentos, que maneja los tiempos, el pase y la transición. Y aún tiene mucho fútbol.

Es la solución más visible del Atlético. Lo fue cuando peor apareció el equipo rojiblanco, que se deshizo con descaro de la posesión, se la entregó a su oponente, al que apenas detectó al principio, y lo aguardó en su territorio tanto como lo sufrió en la puesta en escena, porque Reinildo, siempre un seguro, no se enteró apenas de nada al principio, superado una y otra vez por Buchanan. Morata se plantó frente a frente ante el portero local, que se impuso en el duelo ante el delantero, al que se interpuso para sostener el 0-0. Aún lo lamentará el '19' y el equipo. No vale tampoco como coartada.

Griezmann fue titular, pero falló un penalti cuando el Atlético ya caía por 4-0.AFP

La forma con la que Ferran Jutglà fue inalcanzable para todos los de su alrededor puso en evidencia al Atlético. A Savic y a Giménez. También a Nahuel Molina. Y a Correa -había reemplazado al lesionado Marcos Llorente en el minuto 32-. Como si fuera un entrenamiento, el delantero español se plantó en el área y cedió a Kamal Sowah, completamente solo para empujar el 1-0.

Fuera de combate también Giménez, el Atlético necesitó otro susto para espabilar a la vuelta del vestuario, salvado momentáneamente del fiasco más absoluto por Jan Oblak, cuya asombrosa mano izquierda repelió el remate de Jutglà que habría sido probablemente el 2-0 de no haberse cruzado contra uno de los mejores porteros del mundo.

Entonces, el Atlético despertó un momento. En cuanto apretó el acelerador, en tres minutos, dispuso de un derechazo de Carrasco, de una pared entre Correa y Griezmann culminada por el delantero francés y de un volumen de juego en el campo contrario que no había conocido en todo el recorrido precedente por el partido, hasta que Ferran Jutglà, a la hora del duelo, sentenció el choque con la derecha, dentro del área, entre la secuencia de concesiones y desatenciones del equipo visitante, con un penalti al larguero después de Griezmann, con Joao Félix sólo para 10 minutos y de nuevo al límite en la 'Champions'.