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No lo suficiente

Quiero que gane el Madrid hasta jugando al FIFA23, pero si hay algún momento en el que la victoria es contenida y la derrota serena es este. Mis respetos al Shakhtar y a los millones de personas que por culpa de la inmoralidad sufren y lloran en Ucrania

El Madrid viajó a Polonia para garantizar el pase a octavos de la Copa de Europa. Jugaba contra el Shakhtar Donetsk de Ucrania, que no pudo recibir a los blancos en casa porque su país está invadido a sangre y fuego por Putin. Esto ya lo saben ustedes, pero conviene no dejar de recordarlo, también, la semana en la que hemos visto cómo caían misiles en Kiev sobre la población civil. El fútbol es como la vida, y por eso como en la vida, podemos dejarnos llevar. Quiero que gane el Madrid hasta jugando al FIFA23, pero si hay algún momento en el que la victoria es contenida y la derrota serena es este. Mis respetos al Shakhtar y a los millones de personas que por culpa de la inmoralidad sufren y lloran en Ucrania.

En el primer tiempo no vimos ningún gol, tampoco a Hazard con la suerte -o confianza- necesaria para aprovechar una nueva oportunidad de Ancelotti. Yo aún creo, qué le vamos a hacer.

Sí tuvo la combinación brillante que ha conseguido este equipo, el sello blanco tan vertical como el corte de un cuchillo rasgando el campo, con la paciencia necesaria cuando hace falta, con el talento empujado por la fuerza. A veces sale, otras no, pero siempre está.

Nada más empezar el segundo tiempo, un centro del Shakhtar al lateral contrario, allí donde cubría Mendy, acabó precisamente en su espalda y en la cabeza de Zubkov, que picó a gol.

Doble cambio seis minutos después marchándose Hazard -a ver si en la próxima- y Tchouaméni; entraron Modric y Vinicius. «Saca a Camavinga, Carlo» pensaba mi entrenador de saldo, ese que todos llevamos dentro.

La cosa no parecía funcionar porque al Shakhtar le dio por creérselo, acertar y dar qué pensar. Tres cambios nuevos cerca del minuto 60. «Bien, Carlo, ahí va Camavinga, pero no me quites a Fede ni a Rodrygo, ¿no pueden jugar todos??», otra vez el entrenador de saldo.

La vida siguió igual, a lo Julio Iglesias, aguas sin cauces ríos sin mar. Un Madrid no jugando mal, superior pero sin la suerte suficiente y en el otro lado un Shakhtar más que meritorio.

Poco antes de perder el partido, otra vez «hasta el final», Rüdiger remató un centro de Kroos a gol (qué partido del Toni, por cierto) justo antes de chocar con el portero cabeza con cabeza y partirse la cara.

Empate y casi ya en octavos. Pero estamos pensando todos en el domingo.