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Griezmann se lamenta de una ocasiónEFE

Atlético de Madrid 2-2 Bayer Leverkusen

El Atlético se despide de la Champions en una noche de Halloween anticipada

El Atlético de Madrid sabía lo que tenía que hacer. Tras la venganza del Oporto ante el Brujas, al conjunto colchonero no le valía otra cosa que la victoria para seguir optando a los octavos de final. Sin embargo, pese a jugar con fuego desde el inicio tuvieron la victoria en sus botas, en las de Carrasco concretamente, que erró el penalti y en la cabeza de Saúl, que estrelló el rechace en el larguero. El Atlético decía adiós a la Champions de la peor forma posible

Desde el pitido inicial, los de Simeone siguieron su plan: dejar el balón al rival y esperar su error.

Griezmann intentó desde el costado diestro repetir el gol olímpico que anotó ante el Betis, pero Hradecky no era Rui Costa, ni el Bayern perdonaba como el Betis. Por eso, a la primera ocasión que tuvo no falló. Griezmann intentó un caño que acabó en una pérdida que los de Xabi Alonso se encargaron de penalizar. Diaby envió a la escuadra derecha de Oblak un gran envío de Andrich.

Los jugadores del Leverkusen celebran el primer golAFP

Un gol que sentó como un jarro de agua fría en el Metropolitano. Correa intentó poner el empate aprovechando un error defensivo de los alemanes, pero Hradecky lo impidió.

Sin embargo, nada pudo hacer con el disparo raso, seco, de Carrasco que se coló por el palo derecho de la portería alemana, y que volvía a dar vida a los rojiblancos a los 20 minutos.

Un Atlético de mandíbula de cristal

Los del Cholo, pese al empata siguieron jugando con fuego y se quemaron. Un error de Correa lo aprovecho Hundson-Odoi para volver a batir a Oblak. Un Atlético de mandíbula de cristal volvía a sufrir un golpe demoledor. Dos errores propios, dos goles en contra

Un Atlético herido quiso vengar sus fallos buscando el empate, pero le faltaba mordiente. Tardaban más de lo debido en llegar a la portería rival. Mientras, el Leverkusen basaba su juego en esperar el error de un Atlético que desprendía un nerviosismo indisimulable.

Simeone, tras el descanso, optó por dar entrada a Saúl y De Paul, que entraban por Correa y Hermoso.

De Paul agradeció la confianza del Cholo con un golazo, en el minuto 50, que devolvía la esperanza a las gradas colchoneras.

De Paul celebra el empateEFE

El gol devolvió al equipo rojiblanco la voracidad de antaño que, últimamente, parecía en extinción en el seno atlético. La película había cambiado. La banda izquierda, propiedad íntegra de Carrasco, era la que aglutinaba todo el ataque local. Hradecky sostenía a los suyos ante las embestidas del Atlético.

Los pupilos del Cholo llegaban continuamente al área rival, pero les faltaba finalizar. Pocos atléticos se quedaban sin pisar la portería alemana. Sin embargo, nadie parecía encontrar la fórmula de batir al cancerbero del Leverkusen.

Oblak salvó a los suyos, en el minuto 75, con un pechazo que mantenía vivos a los suyos, y ,en el 81, con una mano milagrosa.

Los penaltis, la condena eterna atlética

Lo siguiente que vio el Metropolitano fue a su equipo entregado en busca del ansiado gol que le permitiera llegar vivo a la final de Oporto. El Cholo recurrió a Joao Félix cuando el reloj marcaba el 86. Los nervios se apoderaban de los jugadores y de los aficionados que veían que el tren de la cada vez se alejaba más y no eran capaces de subirse a él. Ni siquiera, con un Oblak a la desesperada subiendo a rematar los córners.

Sin embargo, cuando los aficionados enfilaban la salida y el árbitro pitaba el final, el VAR avisó al colegiado de que había habido una mano en el área que no dudó en señalar. Carrasco asumió la responsabilidad, pero erró el lanzamiento y Saúl estrelló el rechace en el palo. Reinildo recogió el rechace pero su disparo se fue fuera tras golpear el balón en carrasco. El Atlético volvía a sufrir la condena eterna con el punto de penalti. Así, de esta forma tan cruel, decía adiós a la Champions. Si quiere estar en la Europa League deberá ganar en Oporto.