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Mbappé abandona cabizbajo el campo tras caer contra el BarcelonaEFE

Mbappé, la sensación de haber perdido dos años de carrera

  • Salir corriendo. Es la tentación que siente el francés ante un proyecto fracasado y el reconocimiento de haberse equivocado al quedarse

  • El PSG puede remontar en Barcelona, pero el ambiente que se respira es el ocaso de una idea derrotada basada solo en el dinero

Se equivocó y lo sabe. Kylian Mbappé cometió un grave error hace dos años al dejar su futuro en manos de su madre, Fayza Lamary. A lo largo de la historia del fútbol muchos futbolistas han cometido esta equivocación. Di María y Özil destrozaron su carrera al dejar su porvenir en manos de otras personas. Ganaron mucho dinero, pero se quedaron sin títulos a nivel de club. Mbappé tropezó también en la misma piedra. El PSG cegó a su madre con dinero y firmó una renovación millonaria que le ha dejado dos temporadas en un equipo sin presente y sin futuro.

El fiasco vivido ante el Barcelona, que todavía puede ser resuelto en el partido de vuelta, fue la última demostración de un fracaso de proyecto y de una decisión errónea. Mbappé se quedó por el dinero recibido. Y desde el principio se dio cuenta que ha perdido dos años de su carrera. Ha vivido un cuarto de siglo y es la hora del cambio. No puede retrasar más su explosión definitiva o no habrá estallido. El Real Madrid le espera para hacerlo realidad.

El reconocimiento a Bellingham y Vinicius

El francés se da cuenta de su equivocación al ver la valoración mundial de jugadores como Vinicius y Bellingham, que actualmente le superan en la cotización del Balón de Oro.

Para Kylian es duro observar cómo unos meses de Bellingham en el Real Madrid han sido suficientes para vencerle en la cotización planetaria. Los goles del inglés en la Liga española le convirtieron en el mejor futbolista del mundo durante medio año. Hasta Haaland le elogiaba en las redes sociales. Mbappé es consciente que hoy tampoco es el número uno del mundo, aunque ya no están ni Messi ni Cristiano. Su trayectoria en el PSG pasa sin pena ni gloria porque es un equipo que da más pena que gloria.

Un cementerio de elefantes millonarios

Mbappé no rindió frente al Barcelona, pero la sensación interna era de decepción por haber elegido tan mal su porvenir hace dos temporadas. La estrella de Francia analiza que el París Saint-Germain es un club formado solo con dinero y que no tiene un proyecto de plantilla serio. Una realidad que confirmó claramente cuando vio cómo Messi y Ramos aumentaban el cupo de veteranos, ya con más nombre que fútbol. El conjunto parisino fracasó en la Copa de Europa la temporada pasada y ahora se teme lo peor.

No puede expresarlo, porque intentará remontar el duelo con el Barcelona dentro de seis días, pero Mbappé siente el deseo de salir corriendo del PSG y comenzar por fin una aventura al más alto nivel que le permita ser reconocido en todos los ámbitos. El Real Madrid es su esperanza. El París Saint-Germain es su sensación de algo que pudo ser y nunca será.

Le perjudicó hacer patria, convencido por Macron y Sarkozy

Al cabo de dos años el análisis de Mbappé es que por hacer patria francesa perjudicó su carrera. Macron y Sarkozy le presionaron para que se quedara apoyando a la Liga francesa y su entrega nacional cortó su evolución futbolística, porque el campeonato francés no interesa a nadie y de lo único que se habla allí es del PSG y sobre todo de él. Si no está Kylian, la Liga francesa estará muerta.

La estrella del país lo tenía muy difícil en su casa. Si ganaba el torneo francés era lo lógico, porque juega en el equipo más rico. En esa diatriba, todo se concentraba en la Champions. Y si el París Saint-Germain caía en la competición europea, como así ha ocurrido hasta hoy, la decepción era enorme. Tras una década de tirar el dinero el club parisino vuelve a estar al filo de la navaja, con el resto de remontar en Barcelona lo que no ha sabido hacer en el Parque de los Príncipes.

Mala relación con Luis Enrique

La seguridad de su marcha al Real Madrid y su libertad de acción en el PSG ha supuesto que Luis Enrique le tenga en su diana, un ambiente que tampoco ayuda para rendir en la Copa de Europa. El entrenador español le critica dentro y fuera del campo porque no cumple su sistema táctico. Sus discusiones al borde del banquillo son visibles. El delantero actúa con libertad de acción y no cumple las exigencias defensivas del asturiano.

En esta situación, si el conjunto francés no remonta en Barcelona los palos de Luis Enrique a Mbappé serán duros, porque el técnico no admitirá que le culpen de todo cuando el jugador no hace lo que le exige. Si el París Saint-Germain cae en Montjuic, Luis Enrique morirá matando.

Mucho nos tememos que si el PSG es eliminado se abra la veda del propio club para criticar a Mbappé. Porque en París se le ha criticado siempre. Cuando no extendió su contrato hasta 2025 fue Nasser Al-Khelaifi quien montó en cólera. Ahora que se marcha, la guadaña le espera. Salvo que conquiste la Champions, y de momento está en desventaja, los palos la van a caer en cascada.

La ilusión del Real Madrid: quedan 80 días

Kylian Mbappé ansía salir de este aura de resignación bien pagada con su fichaje por el Real Madrid. Sabe que en el Bernabéu no vivirá un aire de derrotismo. Hay un proyecto de equipo perenne para ganar la Copa de Europa, un proyecto que renueva el once periódicamente con el objetivo de ser el mejor equipo. Después ganará o perderá, pero la casa blanca trabaja siempre con sus plantillas para estar entre los cuatro mejores.

El francés observa que las comparaciones son odiosas. El Real Madrid ficha jóvenes y los jóvenes vienen al Real Madrid porque en un equipo con tanta exigencia hay sitio para ellos y se curten con la experiencia. Vinicius, Rodrygo, Valverde, Brahim, Camavinga y Güler son los últimos ejemplos. Franco Mastantuono, 16 años, vive en la antesala. Esta idea en el PSG es imposible. Solo buscan fichajes tan sonados como discutibles.

El Real Madrid tiene una filosofía de futuro incuestionable. A ella quiere sumarse Mbappé para conquistar la Champions. Quedan ochenta días para ser blanco.