Noche de los horrores del Atlético en Alemania y se despiden de la Champions

El gran Atlético de Simeone, aquel que en el imaginario colectivo se recuerda como una obra maestra defensiva, está largamente olvidado. Actualmente el equipo rojiblanco ya no tiene jugadores ni estructura que les sostenga en días menos acertados. Hasta aquí habían llegado gracias al talento ofensivo de Griezmann y Koke, pero en un estadio como Dortmund y protegiendo una ventaja mínima iban a tener que recordar el pasado.

No solo no lo lograron, encajando cuatro, sino que además los recibieron en dos tandas repentinas, fugaces, donde cada gol fue seguido por otro inmediato. Los jugadores del Atlético se miraban a las caras, buscando culpables, y tan solo se vieron reflejados en el espejo del paso del tiempo. El Atlético intentó ganar como antaño jugando como ahora, y en esa paradoja se despidieron de la Champions.

Ante el impulso de la grada de Dortmund, encendida como cabe esperar en noches de esta magnitud, el Atlético saltó al césped queriendo bajarle el ritmo al partido. Que ocurriesen pocas cosas. No lo consiguió.

A partir de un muy móvil Julian Brandt, juntándose en izquierda con Jadon Sancho, los alemanes se plantaron en el área de Jan Oblak a las primeras de cambio, obligando a Azpilicueta a una acción sensacional. Seguidamente, fue el turno para el Atlético.

Morata se plantó solo ante Kobel, guardameta rival, dispuesto a poner tierra de por medio en la eliminatoria. No se podía imaginar una ocasión mejor. El español corrió, armó la pierna y contuvo el aliento... pero la mandó fuera. La suerte a Álvaro, como tantas otras veces en estas instancias, le fue esquiva.

Los alemanes detectaron su punto fuerte en sus extremos, los eléctricos Jadon Sancho y Karim Adeyemi, y quisieron nutrirles de balones con frecuencia. Sus contantes rupturas a la espalda de la defensa eran un problema para el Atlético, necesitando de un inspirado y seguro Oblak.

Buscando superar el entramado rojiblanco, recurrieron los alemanes a dos mecanismos ya planteado en el encuentro de ida: el mediocentro, Emre Can, metiéndose entre centrales para generar la superioridad ante la doble punta atlética (Griezmann y Morata) y el lateral izquierdo, Maatsen, apareciendo por dentro para generar situaciones de 1x1 fuera a Jadon Sancho.

Al Atlético le costaba encontrar a Griezmann y, como consecuencia, amenazar y generar peligro. Señalábamos en la previa que, a falta de referentes defensivos como antaño, la mejor defensa posible que podía plantear Simeone era conectar mucho con el francés y, a partir de ello, tener que defender lo menos posible. No lo estaban consiguiendo, y su resistencia iba a caer.

Mats Hummels, uno de los centrales de la temporada en Europa pese a contar ya con 35 años, metió un pase delicioso a la espalda de los centrales que Brandt enganchó y convirtió en gol. El tanto ejerció de apagón y encontrar el interruptor de la luz entre una marea de inconscientes que ya no van a parar para impedirlo fue tarea imposible. El grito que se escuchó fue tan atronador como la ausencia de plan que se vislumbraba en las filas atléticas y a ese gol le sucede otro, obra de Maatsen, que expone las dudas del más calmado. El descanso significaba un oasis donde recapacitar y despejar la mente.

Tras el descanso, sin tiempo que perder, revolución total en el atlético. Barrios dentro para serenar al equipo, Correa en punta para dar amenaza y Llorente - Riquelme como nuevos carrileros para incrementar amenaza por fuera. La respuesta no pudo ser mejor. La energía de sus nuevos atacantes inclinó el campo y, pese a que el Dortmund salvó la primera ocasión, no lo logró en la segunda. A la salida de un córner, Hummels desvió hacia dentro un remate de Hermoso. Los de Simeone habían resucitado.

Al igual que al comienzo del partido, la situación se descontroló. Y, al igual que Morata en el primer tiempo, Correa se plantó solo ante Kobel, pero tampoco acertó. Simeone, incrédulo, se tendió en el césped lamentando la falta de acierto de sus pupilos. Pero lo que ahí eran lamentaciones, pronto serían sonrisas.

Los cambios estaban funcionando a la perfección y, especialmente Riquelme y Correa, estaban siendo incontrolables para los alemanes. El carrilero atacando y superando a Ryerson, el argentino percutiendo a espalda de los centrales. Precisamente Ángel, villano antes, culminaba la remontada con una acción en la que los rojiblancos remataron hasta tres veces en el área.

Sin tiempo para calmarse y saborear la remontada, Brandt se echó la situación a sus espaldas y se hizo dueño del partido. Situaciones así requieren de héroes con personalidad. El austriaco Marcel Sabitzer acompañó la situación y, primero con una asistencia muy precisa para el remate de Fullkrug, y posteriormente con un gran derechazo desde la frontal volvió a darle la vuelta a la eliminatoria. Si parpadeas, te lo pierdes.

El Atlético de Simeone siempre se había caracterizado por controlar muy bien los momentos de las eliminatorias. Saber resistir cuando estaba siendo golpeado. Hasta eso cayó en Dortmund. Había vuelto a pasar lo del primer tiempo, con dos tantos seguidos, y ya no había descanso al que acudir para calmarse y pensar.

No será este año el del fin de la espera atlética para regresar a las semifinales de la Champions. 2017 ya se ve demasiado lejano y los aficionados atléticos seguro que se dicen a ellos mismos aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor.