El Madrid fue sólo un minuto
Dudo si el entrenador tiene la solución o si de verdad existe. Es un caos y de eso cuesta salir
Así fue. El Madrid de Ancelotti fue el Breve en su vuelta al Bernabéu, magullado todavía por lo del clásico. Un minuto apareció, uno entre las 9 y las 11 de la noche. El de silencio, el del recuerdo. Fue maravilloso. Una puesta en escena sentida, sobrecogedora, el dolor químicamente puro. Este terreno lo pisa como nadie. Un diez, no. Un cincuenta.
Fue recoger la inmensa bandera valenciana y desaparecer el equipo. Tanto que hasta el gol que iba a llamar a la épica lo anularon por fuera de juego de Rüdiger. Antes no hubo apenas nada. Hace unos días les comentaba que empezaba a no ver arreglo a lo suyo, me reafirmo, claro. Habían pasado diez del clásico, ¿y? Igual o peor. Muchas fases del partido me lo recordaron. El Madrid, en manos de un rival superior. Le hizo tres, como la otra noche pudieron ser cinco. Maltratado. Tres partidos en casa, nueve goles en contra por cierto. Y su portero, el mejor. De los últimos 68 partidos había perdido 2, ahora van 3 de 6.
Recordó el clásico, sí. El Milan con la pelota, avanzando, llegando a posición de remate, tocando de acá para allá, su banda izquierda una tortura, marcando o casi. Sin sufrir apenas en su área. Un gol y de penalti porque Emerson tropezó con Vinicius, no es que tuviera que recurrir a una mala patada para frenarle. Ante el séptimo de la Liga italiana, el Madrid entero, desde Ancelotti al extremo izquierda, fue un equipo superado. Ni roba, ni manda, luego defiende mal y ataca peor. Problemas gordos con Osasuna el sábado, al tiempo.
Dudo si el entrenador tiene la solución o si de verdad existe. Es un caos y de eso cuesta salir. El clamor es un lateral diestro, un medio centro: ¿quién es fichable? ¿Un entrenador? Pues así, a ojo, Zidane, ¿no?. Que estamos en noviembre... Tremendo que el Bernabéu grite ¡échale huevos! Eso, el alma, está en Bellingham. Se le agradece, pero no le alcanza, como al equipo.
El pasotismo en el primer gol acabó de orientar por donde venía la noche. No se ve la salida, el descalzaperros es total empezando por Tchouaméni, irreconocible. El Madrid ganó la 15 el 1 de junio: cómo ha llegado hasta aquí es inexplicable. Que ni uno solo de sus futbolistas, estos futbolistas, sea reconocible es inaudito. No se puede jugar peor. Servidor no le ve arreglo, la verdad. Y sí, ya sé que esto es como acaba. Pero la pinta de que acabará mal es tremenda.