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Luka Modric despeja un balón ante KondogbiaEFE

Real Madrid 2-0 Atlético de Madrid

El Madrid aflige al Atlético con un Modric monumental

Los goles de Benzema y Asensio dejan el derbi en Chamartín y ponen a un sólido equipo blanco aún más arriba en la cabeza de la tabla

Las imágenes del Bernabéu desde arriba parecían las de un inmenso nido en construcción. No empezó el Atlético precisamente asustado ante la posible llegada de un ave madridista de vuelta junto a sus blancos polluelos. Abría bien las bandas, no escorado sino como infiltrándose un poco metido, al principio con suavidad y luego con resistencia en la maraña defensiva local. Se oyó el canto del estadio y a partir del minuto siete, bonita coincidencia, la llamada de Juanito, el Madrid se echó al campo contrario como sacudiéndose. Se podían ver hasta los cientos de perlas de sudor expandiéndose en cámara lenta.

El Madrid echado al otro lado, o medio echado, pues el juego era raro, como si estuviera haciéndose, formándose como si fuera de metal líquido, hasta que el corte del centrocampismo cerrado, pujante, agobiante, concentrado, lo sacó Casemiro para Asensio, y el mallorquín para Vinicius, que se derramó por la derecha antes de colgarla al centro, donde esperaba Benzema para rematar sin bote. Uno a cero en el quince. Este Madrid es ilusionista y recuperador. Los cambios de posiciones hacen parpadear a los espectadores. Imagínense a los colchoneros, que seguían posicionados pese al baile de máscaras de su rival. Un marcaje distópico de un Atleti que enhebraba bien unas jugadas que se diluían o que hacía el Madrid que se diluyeran.

Luka Modric roba el balón a Joao FélixEFE

Si uno se fija en el Madrid de Carletto sobre el campo, parecen jugadores de baloncesto, defendiendo y posicionándose de perfil como si estuvieran jugando al escondite inglés mientras el Cholo cuenta de cara a la pared antes de volverse sin ver ni un solo movimiento. Modric subía en una hamaca a dos atléticos antes de lanzar el contraataque de un ensayo a la izquierda. Una pelota amelonada que se volvió redonda, dúctil y maleable en el empeine de Benzema. El Atleti empujaba. Llorente no le hacía falta nunca a Vinicius a pesar de las apariencias, pero Modric sí le hizo falta a Cunha al borde del área. Vaya por Dios. Lanzó Griezmann y voló preciosamente Courtois para despejar desparramado y lanzar la contra.

Modric fallaba en la salida e inmediatamente lo enmendaba. El poderío de Mendy aguantaba en el ataque la carga de su defensa. Una carga extendida en todo el equipo visitante. Extendida y permitida. Una tarjeta a Felipe paró la telenovela cholista, un tanto violenta, pero sólo fue un momento. Luego siguió a lo suyo, con el brío limítrofe de Llorente que nunca se vio por Chamartín. Ahora puede ser falta cualquier cosa, hasta un codacito en defensa de Mendy, sin intención, ni nada, que parecía más el juego de pasarse una naranja de barbilla en barbilla y de cuello en cuello en una fiesta ya empezada. Qué brutos y qué delicados, quién lo diría (y quién lo dice), son al mismo tiempo los del Cholo.

Curvas monegascas

Una infiltración con aguja de Vinicius no sirvió de mucho ante el regodeo areísta de Asensio en la reanudación. Benzema ya no estaba y sí Jovic. Había hecho cambios también Simeone y el viento parecía cambiado, sobre todo por la parte de Joao Félix, que soplaba todos los balones rojiblancos. Vinicius calibraba sus talentos ante su guardián Llorente. Era como Billy el Niño probando a quitarse las esposas gracias a sus manos pequeñas mientras pensaba dónde poder encontrar un revólver. Fue Felipe quien le dijo dónde estaba en el 56, y el brasileño se fue a por él. Cuando lo encontró, se lo pasó a Asensio, que se acordó de su entretenimiento de hacía unos minutos y sin pensarlo marcó el segundo para el Madrid de tiro en diagonal con todo el cuerpo.

Controlaba el Madrid al límite. Unos rondos vertiginosos, como conduciendo el balón entre curvas monegascas, que el público coreaba. Era precioso ver las formas de la ronda: la anticipación de Militao, la vigilancia de Alaba, la brega astérixtica de Lukita, que cubría los dos y los tres cuartos del campo, la incansable puja de Vinicius con Llorente que, pese a que lograba pararlo, el otro seguía en pie, golpeando. Era la pelea de La Leyenda del Indomable. Paraba el Madrid el juego con un rival cansado mentalmente de que le echaran abajo la vana construcción una y otra vez.

Luka Modric le quitó un balón a Joao Félix en el fondo que el estadio celebró como un par de banderillas lustrosas de un desmonterado. Modric, uno de los grandes dieces de la historia, escribiendo otro capítulo memorable de su mito. Courtois sacaba lo que había que sacar, a Lemar, por dos veces. Modric bailaba como un boxeador en el ochenta. El campo de fútbol convertido en un cuadrilátero de gloria.

Ficha técnica:

Real Madrid 2: Courtois; Carvajal, Alaba, Militao, Mendy; Casemiro, Modric, Kroos; Asensio (Valverde, m. 85), Vinicius (Rodrygo, m. 87), Benzema (Jovic, m. 46).

Atlético de Madrid 0: Oblak; Llorente, Felipe, Kondogbia, Hermoso; Correa (Suárez, m. 60), De Paul (Herrera, m. 69), Koke, Carrasco (Lemar, m. 46); Cunha (Lodi, m. 60), Griezmann (Joao Félix, m. 46).

Goles: 1-0: Benzema (m. 16). 2-0: Asensio (m. 57).