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Así es fácil dejarse llevar

Lo que molesta –o jode– es lo importante: se sabe que al Real Madrid y a sus jugadores se les mide por otro rasero, que es lo mismo que decir que para los demás hay barra libre

Son ya tres años viviendo en Madrid para haberme dado cuenta de la dimensión del choque. Ya les dije que a provincias no llega todo lo que lo explica y hoy jugaban en el Metropolitano el Atlético y el Madrid; pero como en Alemania también jugaba la extraordinaria España de baloncesto, que tiraba, me puse dos pantallas a riesgo de no saber si al Madrid le pitarían pasos o a España mano.

Empezando por los mimbres de lo anecdótico diré que soy de los que cree que en el Madrid solo se baila con la pelota y que si no es con ella entre los pies, no tiene sentido. Pero de esos mimbres sale un cesto irrelevante, mero chascarrillo de debate en la máquina de café del curro. Lo que molesta –o jode– es lo importante: se sabe que al Real Madrid y a sus jugadores se les mide por otro rasero, que es lo mismo que decir que para los demás hay barra libre. Imaginen, por evocar este verano agonizante, qué se habría dicho si una palanca se hubiera usado en Chamartín –no digamos ya varias–; o, por ejemplo y sin ir más lejos, un cántico o insulto racista saliera de una parte del Bernabéu. Hay una España pequeñita pero gritona que señalaría y sentenciaría. Así que baila, Vini, baila como si no hubiera un mañana, pensaba esta semana.

El Atlético salió con ganas, meritorio en esfuerzo y con un Griezmann a reivindicarse. No fue suficiente con este Madrid impecable en posición, fuerza y habilidad. Empezó el baile Tchouaméni pronto en el primer tiempo y superando la defensa dibujó un arco perfecto con la pelota que Rodrygo enchufó, como hacen los que son diferentes. Bailó Rodrygo, solo un poco, para que no se diga.

No acusó el golpe el Atlético y continuó meritorio, esforzado Griezmann –en serio–, cuando Valverde, qué pedazo de jugador, volvió a meterla. Y no bailó porque las águilas solo saben volar.

Un apunte: aún hay gente que va a un campo de fútbol a lanzar objetos a los jugadores, en este caso al portero del Madrid. Una vergüenza innecesaria para el Wanda.

A ocho minutos del final Mario Hermoso remató con el hombro un córner a gol que abrió el partido, algo, como si el Atlético pudiera remontar. Ahí quedó la cosa y otra vez, esta vez, el Madrid volvió a ganar.

Ya sabemos que esto no ha hecho más que empezar, que además de un Mundial hay un año largo por jugar. Pero también sabemos que este Madrid nos recuerda al del año pasado aunque más ordenado, más trabajado, más físico, más unido… así es fácil dejarse llevar.

Nota final: a Vinicius a veces le desdibujó la ansiedad y las ganas de reivindicarse, pero con el protagonismo que le gusta, el del fútbol, es más que suficiente. Ya lo recordará.

Nota final bis: España ganó el Eurobasket más difícil e inesperado de todos. Un campeonato excepcional y un equipo extraordinario. Nos harán disfrutar.